RFEF

El autoinvitado Ángel María Villar

Villar departe con algunos dirigentes que acudieron, ayer, a la comida navideña de la Federación
Villar departe con algunos dirigentes que acudieron, ayer, a la comida navideña de la Federaciónlarazon

Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) suspendido temporalmente durante un año, acudió este mediodía al encuentro navideño de ese organismo celebrado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.

Éramos pocos y parió...Villar. La mayoría de los directivos de la Federación y los invitados a la comida navideña en la sede federativa de Las Rozas se quedaron de piedra cuando vieron aparecer allí la figura desgarbada y sonriente del expresidente suspendido. ¿Pidió permiso a su amigo Larrea o se presentó motu proprio sin avisar? Da igual. Villar ha pasado a la ofensiva y va a pelear contra los molinos de viento de su restitución. Su guerra contra el Gobierno (Lete), Luis Rubiales (el pretendiente) y Javier Tebas (LaLiga) no va a parar hasta que en los tribunales no haya un fallo definitivo.

Cuentan las malas lenguas que aterrizó en Las Rozas sobre las dos y media y que tuvo tiempo de estrechar la mano –nadie se la va a negar– de Juan Luis Larrea, compañero de fatigas y ahora directivo en funciones de presidente (Villar dixit), de Del Bosque Fernando Hierro y Raúl, tres personas clave a lo largo de su mandato, y de los actuales técnicos de la selecciones: Lopetegui, Celades y Santi Denia. Saludó también a Javier Lozano, presidente del fútbol-sala, y a la mayoría de los invitados, periodistas, proveedores, empleados y dirigentes, que acababan de asistir a la junta directiva. Parece que cuando vio a Rubiales, el único que se ha postulado para sustituirle, se le encogió la mano. Y es que del cariño al desamor el trecho es corto y ahora son, de momento, enemigos irreconciliables.

Antes de que el espectro de Villar apareciese en Las Rozas como llovido del cielo, Juan Luis Larrea y sus ínclitos directivos –hubo muchas ausencias en la Junta y es curioso que faltasen el Real Madrid y el Barcelona, los dos clubes más poderosos del panorama futbolístico– decidieron poner palos en el carro electoral y aplazaron «sine die» la Asamblea en donde se iba a votar la moción de censura presentada por Luis Rubiales, en principio el 16 de enero, aunque el propio Rubiales ya había solicitado a la Junta Electoral un cambio de fecha por entender que ese día había competición de Copa y fútbol-sala.

El motivo del aplazamiento es que hay que convocar elecciones parciales –serán el 29 de enero– para cubrir siete vacantes en la Asamblea: tres futbolistas profesionales, uno aficionado (Valencia), un futbolista profesional de la comisión delegada de la Asamblea General, un entrenador profesional y un entrenador aficionado, debido a que hay jugadores que se han retirado y causan baja en la mencionada Asamblea.

Una vez elegidos los asambleístas, Juan Luis Larrea tendrá que convocar la nueva Asamblea. Y en ese espacio de tiempo puede que el Consejo de Estado aconseje (es órgano consultivo) que las elecciones se hagan de nuevo, con una Asamblea distinta, aunque muchos de sus miembros puedan repetir. Así están las cosas. Larrea, sin ganas de soltar la poltrona federativa, y Villar, empujando desde fuera para volver a su cortijo.