Real Madrid

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Vivir en el ojo del huracán

Sergio Ramos ha comenzado la temporada siendo protagonista por lo que hace en su área y en la rival

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Sergio Ramos ha comenzado la temporada siendo protagonista por lo que hace en su área y en la rival

En el primer partido oficial de la temporada, como en la final que cerró la campaña pasada, Sergio Ramos apareció en el área rival para hacer un gol al Atlético y para empatar el encuentro contra el Sevilla. No hay nadie como él para los momentos decisivos y marcar tantos que los aficionados recordarán eternamente. Su arrojo no deja indiferente a nadie, al igual que las acciones que protagoniza en el área contraria... Y en la propia: esta campaña suma cinco amarillas y cuatro penaltis cometidos. El último, contra Italia, cuando España iba ganando el choque. Un protagonismo excesivo, al que hay que sumar acciones tan extravagantes como la mano que hizo en el choque en el campo del Espanyol: después se tocó la parte de atrás de la cabeza y consiguió engañar al árbitro. Da la impresión de que juega al límite siempre, pero que durante este comienzo sus errores son más llamativos y más numerosos que sus aciertos.

«Ramos tiene mucha experiencia en este tipo de cosas y ha jugado muchos partidos. Ha cometido un fallo como cualquier jugador, pero es el capitán», explicaba ayer Nacho, su compañero en la Selección y también en el Real Madrid. Ramos, por su trayectoria, ha conseguido una jerarquía tanto en el vestuario del Bernabéu como en el de Lopetegui, que como hizo con otros jugadores con peso en la Selección, quedó con él para contarle sus planes y contar con su apoyo en la nueva etapa. Nadie duda de que, como le sucede a Zidane, el defensa es un fijo en el once de Lopetegui. Jugó contra Italia y va a estar también contra Albania en el choque de clasificación de mañana.

En el Madrid es el futbolista que pega los gritos necesarios en los momentos complicados, el que promueve las cenas de conjura y el indiscutible jefe de la plantilla. En la T4 del Santiago Bernabéu, la zona donde se toman las decisiones, reconocen su papel fundamental en la remontada y el camino hacia la Undécima de la temporada pasada. Fue de los que más empujó cuando el equipo lo necesitó a mediados del invierno. Pero también reconocen que no pasó por su mejor momento en los primeros días de Rafa Benítez. Además del desencuentro público que hubo entre ellos, un día antes de un partido, el entrenador le pidió que descansara si el hombro no le dejaba jugar en plenitud, pero Ramos quiso jugar. Y jugó.

Al central le cuesta ponerse a tope y sus principios de temporada son radicalmente distintos a sus finales. Por eso, tras el encuentro contra Italia, con muchos dedos señalándole como responsable de un empate que supo a poco, retó a todos a que esperaran al final, a esperar su momento para ver si seguían criticándole. Sabe que está pasando por una situación complicada y ha rechazado ya algunas peticiones de entrevista hasta que pase esta racha. «Es de los que más experiencia tiene y le veo tranquilo y preparado para todo lo que viene», explicaba ayer Nacho, antes de que la Selección se marchase a Albania.

Cuando se fue Iker Casillas del Madrid, Ramos heredó el brazalete de capitán y dijo conocer la responsabilidad que le llegaba con eso. La responsabilidad y la presión. Muchos comparan ahora su situación con la de Iker, que vivió una última época tormentosa porque sus errores se repetían constantemente y sus buenos momentos sólo eran celebrados por los más cercanos.

Ramos tiene un carácter distinto al guardameta. El portero es más introvertido, su liderazgo en el Real Madrid fue más silencioso, incluso dando un paso atrás cuando Ramos alcanzó el tiempo y la experiencia suficientes como para mandar. Aun con Casillas con el brazalete, era el central quien mandaba los mensajes.

Sí que se parecen en que ambos dividen a los aficionados (y a los periodistas) en dos bandos irreconciliables. Cuando Ramos renovó tras una dura pugna con el Real Madrid aseguró estar preparado para recibir críticas como la que había sufrido su ex compañero, y que entendía que iban con el peso del brazalete. El jugador no quiere pensar en que le puede suceder algo similar si no mejora.

Sus cuatro penaltis

- Penalti a Vitolo. En el minuto 70, con el partido empatado, Ramos se cruza con Vitolo en el área y le derriba. El Sevilla marca y se adelanta en la Supercopa de Europa. En el último minuto, el defensa empata.

- Penalti intrascendente. Con el partido 5-1 a favor del Real Madrid contra Osasuna, Ramos hace penalti y evita que el árbitro dé validez al tanto del rival que llegó a continuación. Después, Casilla paró la pena máxima.

- Las manos como recurso. El partido anterior, contra el Espanyol, ya había hecho unas manos que consiguió que el árbitro no viera. Pero contra el Villarreal, lo volvió a hacer y sí le vieron. Después, marcó el tanto que empató el partido.

- El empate contra italia. Italia estaba atacando y en una jugada, Sergio Ramos llega más tarde que Eder y le hace penalti. El conjunto de Ventura empató el encuentro y a España se le escaparon los tres puntos con los que contaba.