Piragüismo
De Oxford a Río pasando por Portopetro
Recibió la plaza para los Juegos de Río de rebote, tras heredarla de un piragüista húngaro que, al clasificarse también para K2, dejó un cupo libre en K1.
El palista Marcus Cooper Walz, ganador de la medalla de oro olímpica en K1 1.000, es un español nacido en Oxford, de padre británico y madre alemana, criado en Mallorca y formado deportivamente en Portopetro.
Fue en el club náutico de esta localidad del sur mallorquín, cercana a la turística Cala D'Or, donde Marcus se matriculó a los 12 años en un cursillo de verano de piragüismo. "Empezó a gustarme y empezaron a llegar los resultados", dice.
Menos de diez años después ya es campeón olímpico, tras imponerse este martes en la Lagoa de Río con un tiempo de 3:31.447.
Su principal resultado hasta ahora era el subcampeonato mundial de 2015 en K2 500 y el bronce mundial de 2014 en K1 500.
Aunque su objetivo era acudir con opciones a los Juegos de Tokio 2020, su clasificación para los de Río le llevó a entrenar esta temporada "más fuerte que nunca"y a recoger ahora los frutos en forma de medalla de oro.
Recibió la plaza para los Juegos de Río de rebote, tras heredarla de un piragüista húngaro que, al clasificarse también para K2, dejó un cupo libre en K1.
La concentración preolímpica final la hizo en Laias (Orense), donde pasó tres semanas de entrenamientos y cuidados físicos.
Cooper se define como habitualmente bueno en las salidas y en las llegadas, pero "dormido"en la parte media de las pruebas, y en Río confirmó esa condición: pasó en segundo lugar en la meta parcial de los 250 metros, pero cayó al quinto puesto en las dos siguientes marcas. Se recuperó en el último cuarto de la prueba y remontó hasta ganar el oro, con 698 milésimas de ventaja.
Pertenece al programa de Becas Podium destinado a las jóvenes promesas del deporte español.
El Náutico de Portopetro había instalado una pantalla gigante para que los socios vieran las pruebas de Cooper, activo participante en coloquios, conferencias y actividades de club.
Las distinciones que las autoridades locales y baleares le concedieron en los últimos meses se quedarán pequeñas cuando regrese la semana próxima a España con su medalla de oro. Y lo mejor es que solo tiene 21 años.
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