Tenis
Nadal gana el partido maldito
El viento lo aplazó, la lluvia lo interrumpió y pese a todo venció a Delbonis. La muñeca izquierda no ofreció señales preocupantes
El viento lo aplazó, la lluvia lo interrumpió y pese a todo venció a Delbonis. La muñeca izquierda no ofreció señales preocupantes
Diez semanas después de no poder jugar en Roland Garros contra Marcel Granollers, Rafa Nadal volvió a disputar un partido oficial. Enfrente, el argentino Federico Delbonis, el número 43 del mundo, a quien el español ya había ganado dos veces en arcilla. En Río, en cemento, también ganó y terminó ovacionado y con su nombre coreado por el público brasileño.
De argentinos iba la jornada. En un ascensor de la Villa estuvo encerrado casi una hora Del Potro. Cosas de estos Juegos. La cuestión era la reaparición de Rafa y las incógnitas por desvelar. Aunque se ha entrenado duro, con Murray, con Ferrer, con Cilic, el ensayo no es el día del estreno, y a ratos acusó la inactividad obligada o los nervios; menos, en cualquier caso, que los de Federico, incapaz de sobreponerse a los errores en su primer servicio. De tal forma que después, con el segundo, le podía la ansiedad y trataba de finiquitar el punto a base de golpazos, raquetazos o, ya que es argentino, trompadas.
Perdió su servicio en el tercer juego y Rafa el suyo en el cuarto, tablas, 2-2. A Nadal le costaba despegar y el saque, como de costumbre, lastraba su juego. Algún primero a poco más de 150 kilómetros por hora y segundos a 130; saques que sobre cemento son una invitación al patíbulo. No obstante, y a pesar de las precariedades, de la inactividad, de la pista dura y de algún «ace» aislado de Federico, se anotó el primer set 6-2 y con alguno de sus puntos levantó al público.
En la Pista 1 había más argentinos que españoles, pero no más seguidores de Nadal. Explicación: antes de comenzar el encuentro, un grupo de seguidores albicelestes desafiaron a los locales. Craso error. Cuando comparecieron los tenistas, la ovación a Nadal se escuchó en Manacor. Cada uno de sus golpes buenos arrastraba gritos de admiración y aplausos. Rafa jugaba en casa, pero no dominaba todos los elementos. En el primer juego del segundo set empezó a chispear y el árbitro paró el partido. Cinco minutos después lo reanudó porque las nubes respetaron el encuentro y el escenario.
Como en el primer set, igualdad en los inicios, cada quien con el saque a salvo, hasta el tercer juego, para Nadal al resto. 2-1 y Delbonis atrapado entre los palos y la red. Aún pudo empatar, pero con 15-40 «se dejó» arrebatar el juego, 3-1. Federico tiene detalles de «grand class», los menos, pero es un tenista ciclotímico, fácil rival para Rafa incluso en una reaparición después de dos meses.
El interés del partido, más allá del resultado, residía en la condición física de Nadal, que es buena, y en su forma de afrontarlo: en cuatro juegos domó a los nervios, después Delbonis hizo todo lo demás, se resignó a la derrota y sólo le faltó pedir la camiseta al contrario, de perdido que estaba, hasta ceder el segundo y definitivo set por 6-1.
Antes, Ferrer se deshizo del uzbeco Istomin (6-2 y 6-1), Bautista de Kuznetsov por abandono de éste con 6-7 y 6-2, y perdió el dobles femenino formado por Anabel Medina y Arancha Parra, por 1-6 y 1-6 ante las estadounidenses Mattek y Vandeweghe. Anabel estaba mermada y jugó a un 40 por ciento de sus posibilidades.
Palo de Rafa a la ITF
«La Federación Internacional de Tenis se tiene que ocupar de detalles como que el cartel luminoso que está a pie de pista no pueden situarlo como lo han hecho, que con esa luz azul deslumbraba. No veía la bola y no podía sacar en condiciones. No se puede jugar perdiendo la bola de vista. Y se lo dije al árbitro. Si la Federación Internacional no sabe eso, ¿en qué piensa?», denunció Rafa. Tras la queja, más o menos se arregló. Ah, y de su muñeca, que no se hable más: «Estoy aquí porque son unos Juegos, no habría ido a otro torneo».
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