Río de Janeiro

Una misión histórica para Neymar

La estrella brasileña intentará llevar a su país por primera vez hasta el oro olímpico. Mañana debuta ante Sudáfrica en Brasilia

Neymar bromea con sus compañeros durante el último entrenamiento de su selección
Neymar bromea con sus compañeros durante el último entrenamiento de su selecciónlarazon

La estrella brasileña intentará llevar a su país por primera vez hasta el oro olímpico. Mañana debuta ante Sudáfrica en Brasilia

El fútbol en los Juegos va por libre. Tanto que la competición empieza antes de que se inauguren los campeonatos. Una peculiaridad que se repite cada cuatro años y que remarca la excepcionalidad del torneo olímpico de fútbol. Especialmente del campeonato masculino, que remarca su particularidad amputándole la mayoría de sus estrellas al torneo al convertirlo en un campeonato sub’23 al que sólo se pueden sumar tres mayores. La restricción no se aplica al torneo femenino, que comienza hoy con un Suecia-Sudáfrica a las seis de la tarde. Tres horas más tarde debuta la anfitriona contra China.

Las brasileñas cargan con el peso de no haber ganado nunca el campeonato. Fueron subcampeonas en Atenas y en Pekín y en las dos ocasiones perdieron la final contra Estados Unidos. Es una maldición reciente, porque el fútbol femenino se incluyó en los Juegos de Atlanta 96, y compartida con la selección masculina.

Los Juegos Olímpicos son la única competición que se resiste a los pentacampeones del mundo. Una frustración heredada de generación en generación contra la que pelea Neymar. La estrella del Barcelona eligió disputar el torneo olímpico antes que la Copa América para saldar deudas históricas. La del fútbol de su país, que se ha estrellado ya en tres finales olímpicas, las de 1984 y 1988 que perdieron contra Francia y la URSS, y la última, ya con Neymar en el equipo, en el que las cinco estrellas de la camiseta de Brasil chocaron contra la ilusión del equipo mexicano.

Neymar carga con el peso, además, del último Mundial. Un desastre nacional que terminó con el 1-7 de Alemania en la semifinales. Para entonces Ney ya estaba fuera del torneo después de abandonar en camilla el campo en el partido de cuartos contra Colombia por un golpe del lateral colombiano Zúñiga.

La estrella azulgrana pelea contra sus fantasmas y los de su país. Antes de que la FIFA estableciera un límite de edad, la única restricción era que los futbolistas seleccionados no hubieran disputado la fase final de un Mundial. Una norma que impedía que Brasil presentara a sus mejores jugadores. Pero desde que compite en igualdad tampoco ha podido superar esa maldición. Neymar tiene la confianza de su país y de su entrenador. «Ha demostrado ser aquello que la gente veía y superó mis expectativas en calidad. Cambia de dirección con facilidad, en el uno contra uno es un fuera de serie. Un jugador así en el ambiente interno es muy querido, un hombre con un corazón enorme que abrazó a los chicos que vinieron a ayudar», dice el técnico Rogerio Micale, que ha decidido mantenerlo como capitán. «Además, demostró ser un gran atleta, un gran hombre, un chico responsable al que el grupo admira. La convivencia lo confirmó como capitán», añadió.

Brasil se estrena mañana contra Sudáfrica en el estadio Mané Garrincha, de São Paulo.

Argentina, a por su tercer oro

El título que a Brasil se le escapa lo ha conseguido Argentina en dos ocasiones de manera consecutiva en este siglo. Ganó el oro en los Juegos de Atenas en 2004 y repitió en 2008. Los argentinos, que cuentan con una poderosa selección entrenada por un campeón del mundo, Olarticoechea, y liderada por Calleri, el rojiblanco Correa y Giovanni Simeone, el hijo del Cholo, debutan mañana contra Portugal.