Selección Española
La paz de Iniesta
Es el Barça en España y España en el Barça, y siempre ha sido un elemento integrador dentro del equipo. Ganador de todo, la de Rusia puede ser su última gran cita con la Roja
Es el Barça en España y España en el Barça, y siempre ha sido un elemento integrador dentro del equipo. Ganador de todo, la de Rusia puede ser su última gran cita con la Roja
«Como siempre, demasiada», dice Andrés Iniesta sobre la polémica de la camiseta de la selección. Andrés vive alejado del ruido. Es el Barça en España y España en el Barça, una realidad común aunque silenciosa. España le debe el gol del Mundial y el Barcelona el que marcó en las semifinales de la Champions contra el Chelsea, que le puso en camino de la primera Liga de Campeones de Guardiola en el banquillo.
Desde que Lopetegui ocupa el banquillo de la Roja siempre ha contado con él. Es el símbolo de la España campeona, la foto del triunfo en el Mundial es su dedicatoria en la camiseta al fallecido Dani Jarque. Iniesta es también símbolo de unidad. Igual que quiso recordar a su amigo Jarque, del Espanyol, el día más importante de su vida deportiva, porque una cosa es la rivalidad y otra la enemistad, sólo se ha manifestado sobre el conflicto catalán para pedir paz y diálogo. Siempre ha sido un elemento integrador, como demostró también en la primera convocatoria de esta temporada. «Asensio es una buena noticia para el fútbol español», decía el pasado septiembre, cuando la selección se enfrentó a Italia y el madridista se acababa de exhibir en la Supercopa contra el Barcelona.
No pudo estar en el estreno de Lopetegui como seleccionador y las lesiones le han hecho perderse otras dos concentraciones en el año y dos meses que ha pasado desde el debut de Julen. Una lesión lo apartó de los últimos compromisos de España, en los que cerró su clasificación para el Mundial. Pero el entrenador del equipo español cuenta con él aunque, como sucede ahora, acabe de recuperarse de otra lesión. «Hablamos con él y hemos decidido convocarlo al saber que está en perfectas condiciones», explicaba Lopetegui el pasado viernes al anunciar la lista de convocados. En ese momento, Iniesta llevaba sin jugar desde el 21 de octubre y aún no tenía el alta médica para jugar con su equipo.
Pero Lopetegui confía en él igual que antes lo hicieron Luis Aragonés y Del Bosque. Son ya 121 los partidos que ha disputado con la Roja y ha sido imprescindible casi desde el primer momento, cuando debutó en la preparación para el Mundial 2006. Dos años después, cuando España ganó la Eurocopa con Luis en el banquillo, fue el único futbolista que disputó todos los encuentros.
Iniesta era la solución para todos los problemas. Era extremo cuando no había extremos, fue Xavi cuando Xavi se retiró de la Selección en la última época de Del Bosque. Se entendían tan bien sobre el césped que parecían tener personalidades intercambiables los dos jugadores del Barcelona. Incluso se cambiaban los números. Xavi era el «6» en el Barcelona y el «8» en España. Andrés, el «8» en su equipo y el «6» en la Selección. Pero por encima de todo, Iniesta siempre ha sido Iniesta. La paz en medio de la tormenta. La pausa en medio de la prisa. La foto en la que se le ve dominando el balón rodeado de futbolistas italianos en la Eurocopa de 2012 lo define.
Ayer, como es habitual, fue uno de los más ovacionados en el entrenamiento. Afronta seguramente el camino hacia su última gran competición, aunque nunca ha anunciado su deseo de abandonar la Selección tras el Mundial.