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Listo para Europa

El Real Madrid regresa el miércoles a la «Champions» tras 26 partidos sin perder y como nuevo líder en solitario de la Liga

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Desde Ancelotti hasta el último de los aficionados, el mayor deseo del madridismo es la Copa de Europa. Todos los títulos son importantes, pero cada temporada la máxima prioridad del club se centra en la Liga de Campeones, una competición grabada desde su nacimiento en el ADN del Madrid. Los tres intentos de José Mourinho se quedaron en semifinales después de seis años consecutivos cayendo en octavos, y ahora le toca el turno a Ancelotti. Con él ha llegado la tranquilidad a todo lo que rodea los partidos del equipo y cierta sensación de que la búsqueda de la «Décima» no tiene que ser necesariamente una obsesión enfermiza. Carlo ya ha ganado este trofeo dos veces con el Milan y le pone una sonrisa a lo que se le avecina a partir del miércoles. En Gelsenkirchen, ante el Schalke, retoma el Real Madrid su camino en Europa, y lo hace en medio de una magnífica racha de 26 partidos consecutivos sin perder y tras una fase de grupos en la que ha rozado la perfección. Cinco victorias y un empate en seis encuentros –con 20 goles a favor y 5 en contra– le valieron el primer puesto del grupo y jugar el partido de vuelta en el Bernabéu.

En Europa el equipo no notó el proceso de construcción que sí le afectó en la Liga con las derrotas ante el Atlético y el Barcelona. Desde el comienzo, el proyecto fue firme en «Champions», para después trasladar su solidez al resto de competiciones. En Liga, el equipo ha culminado su remontada haciéndose con el liderato en solitario con tres puntos de ventaja respecto a sus dos máximos rivales, que no hace mucho tenían cinco de colchón al frente de la clasificación.

En Copa, donde Casillas no ha recibido goles en 8 partidos, es donde más se han notado las consecuencias del equilibrio que pedía el técnico desde el día siguiente a su presentación. El Madrid ha reducido drásticamente el número de remates concedidos entre los tres palos, hasta el extremo de que sólo se recuerdan tres paradas de mérito de Iker en las eliminatorias ante Xátiva, Osasuna, Espanyol y Atlético.

Los blancos han cerrado los caminos hacia su área desde que comenzó 2014, con unos números de lo más contundentes: tres goles en contra en 14 partidos es el saldo en lo que va de año, una robustez que siempre ha sido el mejor punto de partida para los equipos que han tenido éxito en la élite europea. El 4-3-3, con Di María junto a Xabi y Modric, es la fórmula mágica que ha encontrado Ancelotti y que va a explotar de aquí en adelante para mantener su posición de privilegio en todas las competiciones.

Las dudas son parte del pasado en torno al proyecto del italiano, que hace no mucho reconocía que «cinco puntos de desventaja en la Liga empezaban a ser demasiados». Ahora mira a todos desde arriba, con la sensación de tener una plantilla amplia y bien compensada en cuanto a los kilómetros recorridos. Después de alcanzar la final de Copa del Rey y de dar un puñetazo sobre la mesa del torneo local, el equipo está listo para luchar contra los más grandes transatlánticos europeos. Los blancos son el segundo bloque que más remata por partido (ver gráfico), sólo por detrás del Bayern de Guardiola, para la mayoría el máximo candidato al trono de la «Champions». Los bávaros tienen un pie y medio en los cuartos de final y se han empeñado en ganar la Bundesliga sin perder ni un solo encuentro. Acumulan 19 puntos de ventaja respecto al segundo (Leverkusen) y podrían dejar cerrado el campeonato a mediados de marzo. Es el equipo más goleador, el menos goleado y el mejor en posesión de balón de los líderes de los principales torneos europeos, con el Real Madrid y el París Saint Germain justo por detrás.

Se trata, con las estadísticas en la mano, del mayor enemigo a batir, una misión para la que el Real Madrid recupera desde el miércoles a Cristiano Ronaldo tras un mes de febrero inusualmente tranquilo para él. Va a llegar al Veltins Arena con 15 días completos de descanso y todas las ganas de ayudar a un equipo que se las ha apañado muy bien sin él. Tanto, que en su ausencia se ha puesto al mando de la Liga justo antes de mirar hacia la «Champions».