Motociclismo

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El increíble Márquez

Marc Márquez (c), de Repsol Honda RC 213 V; el italiano Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1) (i) y el también español, Dani Pedrosa (Repsol Honda RC 213 V) en el podio tras proclamarse primero, segundo y tercer clasificado, respectivamente, en el Gran Premio de España de Motociclismo disputado hoy en el circuito de Jerez.
Marc Márquez (c), de Repsol Honda RC 213 V; el italiano Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1) (i) y el también español, Dani Pedrosa (Repsol Honda RC 213 V) en el podio tras proclamarse primero, segundo y tercer clasificado, respectivamente, en el Gran Premio de España de Motociclismo disputado hoy en el circuito de Jerez.larazon

A Márquez sólo le faltaba Jerez por marcar en el mapa de sus victorias. Había ganado en todos los lugares que visita el Mundial menos en el santuario del motociclismo español, un lugar especial y distinto que por fin descubrió en toda su dimensión al chico que va a marcar la próxima era. Marc puso de pie a los 117.000 espectadores que abarrotaban el circuito al mismo tiempo que arrodillaba ante él a todos sus rivales. «Yo he hecho lo mismo que el sábado, pero a ellos les ha costado más», decía después de una nueva exhibición, de una escapada que culminaba su cuarto triunfo consecutivo, el pleno en 2014 (100 puntos) con otras tantas «poles» y una sensación de superioridad que sólo se ve cada mucho tiempo en cualquier deporte. Y es que poco más de una vuelta duró la pelea en MotoGP. Fueron un par de minutos intensos, que dieron paso a una evidencia imposible de rebatir. Márquez ha pulido la mejor moto y nadie pilota como él en estos momentos, por eso hace parecer fácil lo que para el resto es un ejercicio de esfuerzo extremo. «Nosotros también nos lo preguntamos», bromeó Pedrosa cuando preguntaron a su compañero cómo podía conseguir tanto agarre en un día en el que el neumático delantero no era, precisamente, un amigo fiel por culpa de la temperatura. Dani reconoció que había estado muy cerca de caerse al comienzo y que vio cómo su vecino de taller se escapaba, pero no encontró la forma de seguirlo. Nadie dio con ella realmente, aunque Rossi se agrandó al principio alentado por sus recuerdos en una de sus pistas talismán. Valentino salió bien y trató de frenar las intenciones de Marc colocándose en cabeza. Fue una lucha tan bonita como fugaz entre ambos, a la que intentó unirse Lorenzo. Varios adelantamientos, algunos al límite, acabaron con Márquez adelante, que activó el «modo extraterrestre» y destapó cualquier incógnita.

Se esperaba una carrera más igualada que en Austin y Argentina, pero nada de eso. Salió como un cohete con menos de dos giros disputados y nunca más volvieron los «mortales» a saber del «marciano». A ritmo de casi medio segundo iba subiendo su ventaja respecto al «Dottore» hasta alcanzar los cinco a falta de nueve vueltas. Diferencias abrumadoras e inexplicables cuando se trata de competidores de primerísimo nivel. Jorge, Dani y Valentino son deportistas excepcionales con un lugar privilegiado en la historia, pero se quedan sin recursos ante el nuevo huracán que asola MotoGP. Ya puso del revés el Mundial el curso anterior y ahora está ampliando la que apunta a larga dinastía. Rossi estaba feliz con su segundo puesto y Pedrosa no veía mal el tercero, los dos a años luz del ganador, que bajó el ritmo al ver que todo estaba hecho. Tuvo tiempo incluso de disfrutar de la atmósfera de Jerez y de unos aficionados que alucinan con él. «Es una victoria especial, por el ambiente y porque siempre había sufrido aquí», decía Marc, tras su carrera número 100 y de dar un buen manotazo al campeonato que casi no ha comenzado.

También se llevó un buen golpe Lorenzo, que confiaba en resurgir y terminó cuarto y convencido de que ni su moto ni él están al nivel necesario para competir: «Si yo me sintiera bien, al menos podría estar allí», reconocía tras el tercer mal día en cuatro citas. Jorge no quiere empezar a pensar en el próximo año, aunque ayer no pudiera luchar cara a cara con ninguno de sus enemigos. A Márquez ni lo vio, lo mismo que a Rossi, mientras que con Pedrosa tuvo que rendirse a poco del final. No quiso echarle la culpa a su elección del neumático delantero más blando, se limitó a admitir que no está para nada y que su momento tendrá que esperar. «No estoy tan en forma como pensaba, creía que me había recuperado, pero me quedan muchos entrenamientos por delante», se lamentaba con un tono más bajo que de costumbre por culpa de los 65 puntos que ya tiene de desventaja con el liderato. Un desierto imposible de cruzar con éxito sin un milagro de por medio. Pedrosa ya está a más de una victoria de los 100 puntos que relucen en el casillero del increíble Marc, que ha sorprendido desde mitos como Agostini o Nieto al último de los aficionados.