MotoGP
Si no arriesga, no es Márquez
Olvidó su amplia ventaja en el Mundial y ya casi es suyo tras un duelo al límite con Dovi
Olvidó su amplia ventaja en el Mundial y ya casi es suyo tras un duelo al límite con Dovi.
Uno puede esperar a que las cosas le lleguen o ir a por ellas directamente. Justo eso hizo Márquez en Motorland: lanzarse a por su quinto Mundial de MotoGP y agarrarlo fuerte. Los 67 puntos de ventaja que tenía podían aconsejar una táctica conservadora, pero eso no es posible con Marc, que no es él si no arriesga y le pone picante al espectáculo. «Arriesgué desde por la mañana, apostando por el neumático blando, y después, en las últimas ocho vueltas, pensé que estaba en casa y me olvidé de todo. Fuimos al límite», confesaba radiante tras volver a ganar en uno de sus circuitos preferidos y sumarle cinco puntos a la herida por la que se desangra irremediablemente Dovizioso. Con Lorenzo en el suelo en la primera curva, el duelo era sólo con el italiano, rendido a la magia del vigente campeón y a su espíritu ganador, que no deja ni las migas. El segundo o el tercer puesto hubieran sido más que suficientes para el «93», lo que pasa es que frente a su público, estrenando una curva con su nombre y ante la posibilidad de quedarse muy cerca de la primera pelota de título, hay que conocer muy poco al español para dudar de que haría saltar a la gente del sofá.
Quiere otro campeonato, claro, y, si puede ser, lo desea ganar a su estilo, dando espectáculo y al ataque, no poniendo el autobús en defensa y dejando pasar los minutos. Marc no pide la hora; busca un gol más. Subió las pulsaciones de los miembros de su equipo cuando tras caer en el «warm up» les pidió usar el neumático trasero blando. Él sentía más la moto así y creía que, a pesar de no haberlo probado con altas temperaturas, era la única forma de luchar con Dovizioso.
El italiano confirmó su buen ritmo y llegó a tomar algunos segundos de ventaja en cabeza. Su problema es que Marc escuchó el rugido de su público y se dejó de matemáticas. «Se me daban bien en el colegio, ahora no», reconocía. No quería un duelo en la última curva y cambió el ritmo a dos vueltas del final. En Tailandia no puede ser campeón, pero en Japón ya sí le pueden cuadrar los números.
«Como me lo vuelva a hacer...»
Parecía que el día era el del gran triunfo de Márquez, pero había algo más en Motorland. Lorenzo se fue al suelo en la primera curva, se marchó en camilla al centro médico y la siguiente vez que se le pudo ver fue camino de su encuentro con los medios. Cara seria, muletas y el pie derecho inmovilizado. Casi sin esperar a que se abrieran los micrófonos, disparó directamente contra el que a partir de enero será su compañero de equipo. «Estoy mal, me siento impotente y con bastante rabia. Marc ha arruinado mi carrera y puede que la próxima. Lo que más me duele es que, desde fuera, nadie suponga que mi caída está marcada por su acción», se quejaba Jorge, que tiene una luxación en el primer dedo del pie derecho y fractura del segundo metatarsiano. Pero lo que más le dolía era que su rival le hubiese adelantado de forma agresiva en la primera curva y sin dejarle espacio. «No podía entrar en la zona limpia y no me quedaba otra solución. Y eso faltando 23 vueltas. Sólo espero que venga a disculpase y a saber cómo estoy», insistía, retrocediendo varias casillas en una relación que se había estabilizado mucho en los últimos tiempos. «Si dirección de carrera hace algo con una patadita que no crea ninguna caída y se monta un jaleo, si me revienta la pierna, al menos que se le diga algo y que no vuelva a suceder. Que no me lo haga más, porque si no, tendré que pilotar de una manera que no me gusta», amenazaba Jorge.
A Márquez le habían preguntado antes del incendio y reconoció que había entrado derrapando y se había ido hacia afuera. «Ha sido un lance, cuando vas por la zona sucia debes tener sangre fría para no abrir gas», respondía... Continuará.
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