Cataluña
Rossi gana en paz
Se recupera de la decepción de Mugello con un brillante triunfo en Montmeló tras una lucha con Márquez, al que estrechó la mano por primera vez tras el fin de curso pasado
Se recupera de la decepción de Mugello con un brillante triunfo en Montmeló tras una lucha con Márquez, al que estrechó la mano por primera vez tras el fin de curso pasado
Este Mundial de 2016 no acaba de definirse. Le está costando encontrar un dominador y en cada cita la iniciativa cambia de lado. Márquez, Lorenzo y Rossi se reparten las victorias casi a partes iguales, y lo mismo sucede con los errores. Jorge y Marc han ganado dos carreras consecutivas, pero a la tercera, cuando parecía que podían aclarar algo las cosas, ha llegado un imprevisto. Esto le pasó ayer al vigente campeón, que salió muy bien y tomó el mando rápido, pero al mismo ritmo empezó a perder posiciones y a dejarse el liderato en Montmeló. Poco más de seis vueltas le duró el neumático delantero a Lorenzo, que a partir de ese momento vio cómo era superado una y otra vez. En la vuelta 16 ya había descendido hasta el puesto quinto, pero no se imaginaba que lo peor estaba por llegar. Iannone se puso a su rueda e hizo lo que más le está caracterizando este curso: pasarse de revoluciones y mandar al suelo a un compañero que no tiene culpa de nada. Por este motivo, el italiano no va a seguir en Ducati el año que viene y por lo mismo ha sido castigado y saldrá último en la parrilla de Assen. Lorenzo se quejó de que en ningún momento le pidiera disculpas y duda de que la reglamentación actual sirva para hacer entrar en razón a Andrea.
«Si no recibe una sanción dura no sé si sabrá que tiene que cambiar y actuar diferente en el futuro. Ya van algunas veces donde al final uno ve que no es casualidad, que este piloto necesita cambiar. Lo que peor me sabe es que en vez de decir que era su culpa y lo sentía mucho, me preguntaba si me había pasado algo con el motor. Se ha visto en la telemetría que he frenado incluso más tarde que otras veces», explicaba Jorge, que llegó a Cataluña 10 puntos por delante de Márquez y salió a la misma distancia por detrás.
Marc no ganó la carrera, pero sí fue uno de los vencedores. Su saldo es positivo, porque recupera el liderato. En las últimas vueltas dejó un bonito duelo con Rossi, aunque iba tan al límite y con tan poco rendimiento en los neumáticos, que al saber que Jorge se había caído, la cabeza se le llenó de números. «Después del segundo gran susto me he dado cuenta de que iba muy justo y decidí tirar la toalla. Veo a un Valentino más fuerte que el año pasado. Entonces iba rápido, pero era muy irregular, ahora le veo más fuerte aunque lleve menos puntos», explicaba Marc, que se adelantó hasta ocho veces limpiamente a su rival, y que se encontró en el parque cerrado antes del podio con algo que no esperaba. Se giró y vio a Rossi acercarse a él, tenderle la mano.
Era la primera vez que el italiano se dirigía a Márquez después de su famosa polémica del final del pasado curso. Un paso adelante a tener en cuenta, aunque quizá hubiera sido mucho más valioso de producirse después de una derrota y en un Gran Premio en el que la atmósfera no estuviera impregnada de la tristeza de lo sucedido el viernes. «Ha sido bueno recuperar la normalidad y más tras lo que ha sucedido este fin de semana. Creo que necesitábamos estar tranquilos y relajados, porque es nuestra gran pasión y éste es un deporte siempre peligroso. Es normal querer estar más tranquilos y más concentrados», admitía Valentino tras un gesto que le honra. Fue un fin de semana ideal para él, porque se vuelve a meter de lleno en la pelea por el título. Es un curso en el que se van a cometer más errores y que, seguramente, se ganará con menos puntos, algo que favorece a un piloto fantástico cuando las condiciones son extremas. Los Michelin sufrieron con la alta temperatura del asfalto catalán, había que hacer maravillas para mantenerse de pie con una adherencia más bien floja y Vale lo hizo de maravilla. Fue veloz a la vez que mimaba sus ruedas y recorta su desventaja con el liderato. Recordó a todo el mundo que no se había ido, que sigue aquí.
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