Y encima... normalidad

La clase y el talento de Marc Márquez encima de la moto se une lejos de ella con una normalidad envidiable en una estrella de nivel internacional. Que nadie espere divismo en el hijo mayor de una familia que siempre se ha caracterizado por una cercanía difícil de superar. Su padre, Juliá, es famoso por vivir las carreras de sus chicos con los dedos cruzados para darles la mejor de las suertes. Él acompaña a Marc y Alex, el benjamín que ya está dando guerra en Moto3, a todas las carreras, algo que no hace Roser su madre, que se pierde algunas. Los dos son los culpables de la humildad de sus hijos, que casi se ruborizan cuando se les pregunta por los éxitos conseguidos: «Es un orgullo poder batir a Spencer, necesitaré algunos días para asimilarlo, aunque lo primero que quiero hacer es dar las gracias a los que me han apoyado y al equipo, ya que sin ellos no hubiera sido posible», decía poco después de superar el récord. «La verdad es que todo el mundo me metía presión, aunque tenía tiempo para hacerlo hasta Silverstone, pero también era una motivación intentarlo, pues siempre es difícil lograr cosas así», continuaba. Ahora lidera el Mundial empatado con Lorenzo y se ha ganado ser tan candidato al título como cualquiera.