Europa

Brasil

Alergia al «jogo bonito»

Un artista callejero pinta un mural con la bandera de Brasil y el delantero brasileño Neymar
Un artista callejero pinta un mural con la bandera de Brasil y el delantero brasileño Neymarlarazon

Se alza el telón. Salen once jugadores vestidos de amarillo. ¿Qué película es? Brasil, a la conquista de su sexto Mundial. Ni más ni menos; la fiesta del fútbol por excelencia arranca en São Paulo con el equipo anfitrión, y gran favorito, como debutante ante Croacia.

Se alza el telón. Salen once jugadores vestidos de amarillo. ¿Qué película es? Brasil, a la conquista de su sexto Mundial. Ni más ni menos; la fiesta del fútbol por excelencia arranca en São Paulo con el equipo anfitrión, y gran favorito, como debutante ante Croacia. Scolari, el veterano seleccionador brasileño, curtido en mil batallas, sabe lo que se juega él, lo que se juegan los jugadores y lo que está en juego para un país en donde el campeonato ha dividido a la población, acuciada por otros problemas más importantes que el simple «futebol». Veremos lo que ocurre en la calle y lo que pasa sobre el césped del Arena Corinthians. A priori, los brasileños son los favoritos, pero es el primer partido, hay nervios, tensión, ganas de agradar y un rival enfrente que te puede complicar porque la Croacia de Modric y Rakitic, dirigida por Niko Kovac y presidida por Davor Suker, juega muy bien al fútbol y tiene las ideas muy claras.

Del Brasil de Scolari no esperan la excelencia, la vistosidad o la belleza. Sus argumentos no pasan por el «jogo bonito» y la base del equipo es la misma que se impuso en la Copa Confederaciones tras vapulear a España en Maracaná. Un año lleva «Felipao» trabajando con la misma base –de vez en cuando aparece una cara nueva– y los jugadores le responden. Presión, mucha intensidad, transiciones muy rápidas y la estrategia son virtudes de un equipo que confía en la capacidad de definición de Neymar, que mejora sus prestaciones con la selección con respecto al Barcelona.

Y no hay problemas a la hora de replegarse, de cerrar espacios y de cortar el juego de rival con faltas. Habrá que ver la benevolencia arbitral cuando Luiz Gustavo, Paulinho, Thiago Silva o David Luiz se empleen con dureza cuando el contrario –hoy Croacia– se acerque al área con peligro. En una palabra, los brasileños no se cortan y apelan a su físico en momentos puntuales. También apelan a la calidad de Oscar, la fortaleza de Hulk, el remate de Fred y las genialidades de Neymar, desequilibrante en todo el frente del ataque. Sin olvidarnos de las incursiones por las bandas de Alves y Marcelo, de la capacidad de sus centrales y de la experiencia de Julio César, un portero que quema su última etapa y que ya no tiene los reflejos de hace unos años.

Croacia llega como convidado de piedra a la fiesta brasileña. Pero cuidado con el equipo de Novak, que tiene en Modric y Rakitic dos centrocampistas dinámicos y con calidad, con buen regate y mucha visión para el último pase. Kovacevic, jugador del Inter, es un buen complemento en la zona ancha. Los defensas son experimentados y el meta Pletikosa es de los más cotizados de Europa. Sin embargo, el mayor problema que tienen los croatas hoy es la ausencia de Mario Mandzukic. El delantero del Bayern Múnich está sancionado tras su expulsión en la repesca contra Islandia. Jelavic (Hull City) tendrá la misión de buscar el gol ante Thiago Silva y David Luiz.

Es la tercera vez que se enfrentan brasileños y croatas. Un amistoso en Split (2005) terminó con empate (1-1), mientras que en la fase de grupos del Mundial de Alemania fue Brasil quien se impuso por 1-0. ¿Hoy? En todas las quinielas, el ganador es el conjunto de Scolari. Lo tienen todo de cara, pese a que han renunciado al «jogo bonito».