Atlético de Madrid
Nelson Vivas, un maniático del orden junto al Cholo
El nuevo miembro del cuerpo técnico del Atlético es un hombre mesurado, pero ha perdido el control varias veces en el banquillo
El nuevo miembro del cuerpo técnico del Atlético es un hombre mesurado, pero ha perdido el control varias veces en el banquillo.
Cuenta Diego Pablo Simeone que cuando ofreció a Nelson Vivas acompañarlo en el cuerpo técnico de Estudiantes de La Plata lo salvó del suicidio. «Sinceramente la pasé mal cuando dejé de jugar. Mi matrimonio se terminó, tuve que ir al psicólogo, después tuve que ir al psiquiatra, el psiquiatra me medicó y en un momento empecé a estar mejor. Fue duro. Al acompañar a Diego volví a encontrar mi esencia», confesaba hace unos meses en una entrevista al diario «Clarín». Ahora, Vivas y el Cholo se han vuelto a reunir en el cuerpo técnico del Atlético. Una decisión difícil para el ex internacional argentino, que ya había decidido alejarse del fútbol para siempre. En su última experiencia como entrenador, en Defensa y Justicia, renunció cuando el hijo del presidente entró en el vestuario después de un partido para decirle que no volviera a poner a un jugador.
Vivas se cansó del fútbol, de la falta de respeto y de los insultos que reciben los protagonistas desde la grada y montó un negocio alejado del verde. Prefería ser feliz, aunque tuviera que viajar en un coche con quince años. No le gustaba el ambiente del fútbol argentino y no quería salir fuera del país para no alejarse de su hija pequeña. Su familia fue lo que le hizo no seguir a Simeone en su camino por Europa cuando se marchó al Catania y comenzar su carrera como entrenador en solitario.
En los banquillos ha tenido bastantes incidentes. La televisión argentina se recreó en una imagen suya al romperse la camiseta después de ser expulsado cuando era entrenador de Estudiantes en un partido contra Boca. Cuando entrenaba en Quilmes, se fue a la grada para agredir a un aficionado que lo estaba insultando. Y es que Vivas reconoce que los insultos lo sacan fuera de sí.
Sin embargo, Vivas es un hombre de discurso sensato y pausado. Un hombre que sigue las enseñanzas de Buda y practica el yoga para estar en equilibrio.
Además, ha trabajado mucho para controlar el trastorno obsesivo compulsivo (toc) que le lleva a ser un maniático del orden. Él piensa que se trata de una herencia materna, de una mujer que «limpia sobre lo limpio». Un trastorno que se desató cuando cumplía con el servicio militar y doblaba todos los días la ropa de todos sus compañeros del batallón. Cuando se marcha la mujer que trabaja para él en las tareas de la casa, abre el armario y vuelve a doblar todas las camisas a su gusto. Su nevera está ordenada con más precisión que en cualquier supermercado, cada cosa en su sitio y sólo en su sitio. Y en el coche siempre viaja con una aspiradora. Aspira las alfombras cada vez que se baja. Y también lo hace con el resto de alfombrillas cuando viaja alguien con él. «Tampoco es algo que me haga mal y tampoco es algo al límite», reconocía en una entrevista con «Página 12». «Puedo ir a la casa de alguien con todo revuelto y no me afecta. En el vestuario tampoco me pasa. Es en mi casa y con cualquiera de mis cosas. Puede ser desde mi heladera, mi auto, mi cajón de ropa interior. Lo mío siempre tiene que estar ordenado».
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