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Nolito: «El flamenco me da alegría»

Nolito: «El flamenco me da alegría»
Nolito: «El flamenco me da alegría»larazon

El delantero del Celta aprendió a competir en el barrio, donde se aprenden las cosas de verdad. Ahora, disfruta de su mejor momento con la Selección y con el Celta.

A Nolito (Sanlúcar de Barrameda, 1986), el fútbol le sale del alma. Lo aprendió en las calles de su barrio, donde lo criaron sus abuelos junto a un puñado de sus tíos. Ahora, disfruta del momento igual que disfrutaba de los piques en el parque cuando lo importante era ser «el rey de la pista».

–¿Cómo empezó a jugar al fútbol?

–Al lado de mi casa, en la barriada, en una pista que hay. Jugaba allí con los amigos y en todos los lados. Debajo de mi casa había un patio y allí jugábamos contra la pared y con las columnas hacíamos porterías.

–¿Dejaba el balón alguna vez?

–Cuando venía del cole, iba a jugar a la pelota. Si había alguien jugando en la pista, allí me quedaba. Y si no, iba corriendo a comer y después iba para allá otra vez. Buscábamos una pelota como locos mis amigos y yo para intentar jugar.

–Le gustaba más que el colegio.

–Sí, hombre. El colegio yo creo que a ningún niño le gusta, pero hay que ir. Y ahora que tengo una niña tiene que aprender y tiene que ir al colegio. Nunca te gusta levantarte temprano, ir al colegio y estar allí seis o siete horas. Pero es fundamental.

–Es usted de los pocos futbolistas que quedan que han aprendido el fútbol en la calle.

–La «Play», los móviles hacen que se estén perdiendo esos partidos que se montaban en las barriadas. Se juntaban 20 o 30 niños con un balón y se hacían equipos de cinco, a los dos goles se iba uno fuera, entraba otro, como jugábamos nosotros y como en muchas barriadas de Andalucía y de toda España. Yo cada vez que voy a mi casa, a mi barriada, lo veo, aunque últimamente parece que se está volviendo a ver a los niños jugar al fútbol y me da alegría. Me entran ganas de jugar a mí también.

–¿Hay diferencia entre los futbolistas de calle y los futbolistas de escuela?

–Jugar en la calle creo que es diferente, no sé explicarlo, pero es diferente. Al final es cada uno, Dios te da un don y tú lo intentas aprovechar. Puedes mejorar, pero hay cosas que te nacen y punto.

–¿Se aprende a competir en el barrio?

–Allí se aprende más. Intentabas ganar siempre porque lo que querías era jugar. Si perdías, tenías que esperar a que entraran otros tres equipos para entrar tú. Competir es lo que más se aprende, porque pensabas: «Como perdamos, nos queda media hora».

–¿Está en su mejor momento?

–No lo sé. Siempre digo que lo mejor está por llegar. Yo trabajo para intentar mejorar, para intentar superarme. Uno nunca sabe dónde está su límite.

–¿Qué queda de aquel Nolito que jugó en la Copa con el Écija contra el Real Madrid?

–Ahí estaba un poco más gordito. Han pasado ya muchos años, disfruté mucho en su momento, también lo pasé mal. Era Segunda B, el primer año no jugué tanto, el segundo ya jugué mucho. Creo que he madurado bastante, que he aprendido muchísimo y ahora con unos cuantos años más el fútbol lo ves de otra forma.

–¿Le cambió la vida aquella eliminatoria?

–No creo que me cambiara la vida, creo que me hizo un poco conocido porque salía en la tele, pero fueron una semana o dos semanas, mientras duró la eliminatoria de la Copa del Rey. Tenía 19 años, era el Real Madrid, pero era un niño. Quizá me cambió en que era un poco más conocido, pero no tanto.

–Luego le fichó el Barcelona.

–A los dos años. Luego jugué otra temporada más en Écija y después me fichó el Barça, estuve tres años y «de puta madre».

–¿Le quedan muy buenos recuerdos de aquella experiencia?

–Sí, porque logramos ascender al equipo a Segunda A, que hacía tiempo que no estaba en esa categoría. Pasé tres años espectaculares, tuve momentos buenos y malos, como en todo, pero viví más buenos momentos que malos.

–¿Se ve regresando al Barça?

–Nunca se sabe. Nunca puedes decir «de esta agua no beberé» y más después de todo lo que se está hablando, pero la única verdad es que tengo contrato y hay que respetar al Celta, que es el equipo en el que estoy, y me quedan tres años y medio de contrato.

–¿Cuánto le debe al Celta?

–Al Celta le debo mucho. Apostó por mí en su momento y desde el principio intenté devolver esa confianza que depositó en mí y que los aficionados se lo pasen bien con mi fútbol, que el equipo gane partidos con mi trabajo. Estoy muy orgulloso de haber firmado con el Celta y de seguir en el Celta.

–La Selección y el Celta son dos equipos que quieren jugar al fútbol. ¿Se sentiría cómodo jugando de otra manera?

–No lo sé. Al final es jugar al fútbol. Tú juegas de extremo o de mediapunta y tienes que intentar marcar goles, dar asistencias, jugar para delante. No sé yo cómo me iría en un equipo que jugara de otra forma. En el Barcelona hemos jugado al fútbol, en el Benfica, en el Granada fue una situación diferente porque estuve cuatro meses y peleábamos por no descender, pero siempre hemos intentado jugar al fútbol.

–Cuando veía a España ganar las Eurocopas y el Mundial, ¿sentía envidia o se imaginaba que algún día estaría ahí?

–Pensaba «ojalá estuviera yo ahí». Cualquier jugador lo piensa, pero lo celebraba como un loco. Me acuerdo de una vez que estábamos en mi casa con un amigo y lo celebramos con una fiesta flamenca. Muy contento por ver a la Selección ganando títulos.

–¿Qué significa el flamenco para usted?

–Me gusta, me desconecta, me da alegría e intento escucharlo cada vez que puedo. Me gusta Camarón, Rafa de Utrera, Marina Heredia, Miguel Poveda, Ketama, La Barbería del Sur, me gusta todo tipo de flamenco.

–¿Lo pone en el vestuario?

–Me lo pongo para mí. En el vestuario ponen más música moderna, de esta rara.