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Pepe Rodríguez: Hala Madrid y Jacquesson

«Lo veré en casa, solo, y me salto a la torera el trabajar, la ocasión lo merece», dice el chef de El Bohío y jurado de «Masterchef»

Pepe Rodríguez: Hala Madrid y Jacquesson
Pepe Rodríguez: Hala Madrid y Jacquessonlarazon

«Lo veré en casa, solo, y me salto a la torera el trabajar, la ocasión lo merece», dice el chef de El Bohío y jurado de «Masterchef»

Pepe Rodríguez viajó el jueves a León a recoger un premio. El cocinero del restaurante El Bohío va recogiendo premios por toda España. El programa «Masterchef» le lanzó a la fama mediática, tras su reconocimiento como chef de su restaurante familiar en Illescas, donde empezó como camarero nada más acabar los estudios. El restaurante era de su abuela, después de sus padres y ahora de él y de su hermano Diego. Ambos llevan el negocio y discuten de fútbol, más estos días: Pepe es del Madrid. Diego es del Atlético. El padre de ambos era antimadridista; la madre, muy blanca. De ahí ha heredado Pepe su pasión. «El partido lo voy a ver en casa», dice. Tranquilo y sin que nadie le despiste. «Creo que me salto a la torera el trabajar. La ocasión lo merece». Necesita paz: «Tenía entradas para la final y me ofrecían billetes para el viaje, pero he preferido no ir. Mejor solo, me seduce más, con mi botella de Jacquesson».

Pepe Rodríguez lo va a ver con la tranquilidad de haber ganado hace dos años el título, la Décima, en Lisboa: «El Atlético se la juega más que nosotros. Ellos tienen que hacer historia, nosotros ya lo hemos hecho diez veces, no nos jugamos la vida. Para ellos perder sería un desastre», cuenta.

Admiraba profundamente a la Quinta del Buitre y algunos de sus protagonistas han pasado por su restaurante. Cuando ve un partido como el de esta noche intenta mantener la calma, no dejarse llevar por los nervios, pero tiene «su punto de histeria», asegura. Un punto que se desató con locura en ese minuto 93 en el que, en el estadio de Da Luz, Sergio Ramos saltó con la decisión de los elegidos y puso el balón en donde no podía llegar Courtois. «Fue extraordinario», dice, «la tensión que pude liberar». Espera que hoy se repita algo parecido, quizá sin tanto sufrimiento. Si en su mano estuviese, daría a los jugadores del Atlético «unas gachas, para que estuvieran pesadotes, para que no pudieran practicar su presión». Y a los del Real Madrid, «ensaladita de bogavante», algo ligerito.