Se busca y no se encuentra

Garbiñe Muguruza no consigue la regularidad que buscaba en 2018. En Miami cayó en octavos. El regreso de Conchita Martínez no evita que su tenis sea una montaña rusa.

La raqueta al suelo, una doble falta, una derecha imparable, las charlas de Sam Sumyk escuchadas en silencio... Garbiñe Muguruza sigue viviendo en 2018 en una montaña rusa. La reincorporación de Conchita Martínez a su cuerpo técnico de momento no ha dado los resultados deseados en forma de regularidad. En su primer partido en Miami, ante la local McHale, sólo cedió tres juegos; en el segundo, en los sextos octavos que disputaba en el torneo, se fue a casa. La estadounidense Sloane Stephens, la ganadora del último Abierto de Estados Unidos, venció por 6-3 y 6-4 en 89 minutos.

Garbiñe ha perdido una oportunidad magnífica. Sin Simona Halep y Caroline Wozniacki, las números uno y dos de la WTA, en el torneo, la hispanovenezolana era la jugadora con mejor ranking –número 3 del mundo–, pero... «Los partidos más guays son contra las jugadoras ''top''», aseguró recientemente. Ahí está uno de los misterios de su tenis. Ante las mejores raquetas del circuito y en los escenarios más nobles es donde aparece la mejor Garbiñe y este año no ha sido una excepción. Ha tenido tres partidos con «top 10» y ha ganado los tres. Los problemas para la campeona de Roland Garros en 2016 y Wimbledon en 2017 llegan con jugadoras con mucho peor ranking. Su temporada es la mejor evidencia.

Arrancó con problemas musculares que la obligaron a abandonar en Brisbane y Sidney. Las molestias la impidieron llegar en condiciones al Abierto de Australia y se despidió en segunda ronda ante la china Su-Wei Hsieh, la número 88 del mundo. Cuando apuntaba una mejora con la final en Doha y las semifinales en Dubai todo se torció. Kvitova la impidió levantar un título medio año después y Kasatkina, en las semifinales en el Emirato, levantó las tres bolas de partido que dispuso Garbiñe en semifinales. En Indian Wells, uno de sus torneos favoritos, la despidió en primera ronda Vickery (100), una jugadora procedente de la fase previa. Y en Miami ha llegado en octavos lo de Stephens.

«Quiero asentarme, quiero verme siempre ahí durante los próximos años, siendo una de las mejores o la mejor si puede ser, pero ya no es una escalada, ya no es una montaña, ya llegué, hay que construir una casita», ha afirmado Garbiñe en una entrevista en la revista «Glamour». «Nuestra carrera puede durar diez años y se trata de cometer el menor número de errores posibles», afirma Garbiñe. En Miami tampoco ha podido ser.

En el cuadro masculino, Carreño y Verdasco se medirán en duelo directo por un puesto en cuartos de final, el mejor resultado de ambos en torneo.