Baloncesto
Scariolo, primer entrenador que gana Mundial y NBA el mismo año
Unanimidad entre los jugadores por su brillante dirección durante el campeonato. Su contrato termina con los Juegos de Tokio
Sergio Scariolo es el mejor técnico en la historia de la selección. Lo dicen los números: campeón del mundo en China 2019; tres veces campeón de Europa (2009, 2011 y 2015) y dos veces medalla olímpica (plata en Londres 2012 y bronce en Río 2016). En Tokio todo apunta que Pau Gasol no será el único en cerrar un ciclo con la selección. El de Brescia acaba su contrato. Será después de su segunda temporada como entrenador asistente en los Raptors y su sueño en el medio plazo es ser primer entrenador en una franquicia de la NBA.
En la selección y en el equipo nacional ningún técnico encontró un respaldo como el que ha tenido Scariolo este verano. Se fue a Toronto siendo muy respetado y regresa del campeonato siendo venerado por jugadores y directivos. Lo hace además como el primer entrenador de la historia que gana el anillo de la NBA y el oro en la Copa del Mundo en el mismo año. Si la FIBA otorgara un premio de Entrenador Más Valioso, Scariolo se lo hubiera llevado por unanimidad. Su plan ha vuelto a cumplirse a la perfección. El equipo ha ido de menos a más y ha llegado en el mejor estado posible a los días decisivos. Y la dirección de partidos ha tenido momentos especialmente brillantes ante Italia, Serbia y Australia. Sus zonas, las apuestas defensivas, una rotación de nueve jugadores, sus broncas en los tiempos muertos... "Nos da confianza, libertad, directrices, normas dentro de la pista... un poco la estructura necesaria de un equipo para tener un correcto funcionamiento. Es muy difícil encontrar ese equilibrio entre la libertad y la rigidez y él la tiene muy bien interiorizada y lo hace muy bien", comentó Marc Gasol antes de semifinales. Su conexión con el pívot ha sido una de las claves del éxito de España. Scariolo sentía que tenía una cuenta pendiente con Marc. Le prometió ser titular en el Eurobasket de 2009 y no lo cumplió. "Fallé a Marc", asegura. Con su papel en su llegada a los Raptors, con la ayuda al pívot para adaptarse lo mejor posible y cuanto antes a Toronto y con su entrega de galones en la selección ha cerrado una de sus cuentas pendientes. Las charlas públicas y privadas entre el seleccionador y el pívot han sido otra de las claves de la medalla en China.
Y eso que Scariolo afrontaba el campeonato con la idea de enfrentarse a un reto mayúsculo. Las bajas cambiaron la composición del equipo y el talento era menor al de anteriores torneos. Nada que ver, por ejemplo, con el equipo de 2011 que se proclamó campeón de Europa. A su juicio, aquella selección es la que más talento de puro baloncesto ha tenido. De ahí su reflexión en LA RAZÓN antes de viajar a China: "Estar en los Juegos sería un triunfo extraordinario, estaría a la altura de los mayores éxitos en la etapa de plenitud". La clasificación para Tokio, en la que será su tercera cita olímpica, alimentó aún más su afán competitivo. Y llegó la medalla que el califica como "quizás la más inesperada".
Como se decía desde la Federación: "Scariolo al principio era un blanco fácil. Era italiano, era el de la gomina, era distante, tenía una carrera, su mujer era Blanca Ares... despertaba envidias y comentarios malintencionados". Ahora nadie le discute. Sus ayudantes reconocen que con él se trabaja más que con nadie, pero que su año en los Raptors le ha convertido en mejor gestor de grupos.
Y ahora unos días de tregua y a preparar el regreso a Toronto, desde donde su familia ha estado viviendo la Copa del Mundo. En los Juegos de Tokio cumplirá diez años como seleccionador. Llegó en 2009 después de la medalla de plata en Pekín con Aíto y todo apunta que en Japón acabará un ciclo glorioso.
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