Violencia ultra
Tenían un cuarto propio dentro del Calderón
Aseguraban los dirigentes del Atlético el domingo después del asesinato del ultra del Deportivo, que los sucesos no tenían nada que ver con el fútbol. Pero con el paso de los días se demuestra que la pelea estaba más cerca del fútbol de lo que ellos querían admitir, como prueba la expulsión del Frente Atlético del Calderón. El grupo ultra tenía un cuarto dentro del estadio para guardar «sus cosas». «Se decidió dejarles ese espacio a propuesta de la Policía», explicaba Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético a La Sexta. El objetivo era que guardaran allí dos bombos que utilizaban durante los partidos y un megáfono. Las imágenes muestran, además, pancartas, botes de pintura, revistas y un armario cerrado con llave del que se desconoce el interior. Desde ayer, los ultras ya no podrán acceder a ese cuarto.
«Hoy en día es muy difícil no tener antecedentes penales», comentó Miguel Ángel Gil en la entrevista emitida por el canal de televisión y admitió que el Frente «es un grupo en el que hay gente violenta», pero no quiso definirlo como un grupo violento.
Tampoco quiso reconocerlo así el entrenador del Atlético, Diego Pablo Simeone, que ha preferido mantener la distancia. Ya lo hizo el pasado domingo, después del encuentro. «No sabía nada. Estoy centrado en el partido y no mirando el teléfono para ver lo que sucede en la sociedad», comentó. Después, pasadas las ocho de la tarde, condenó la violencia a través de su cuenta de Twitter. Ayer, en la rueda de prensa previa al encuentro de Copa de hoy contra el Hospitalet, volvió a condenar la violencia en su primera respuesta y después eludió cualquier comentario que tuviera que ver con el Frente Atlético. «Yo estoy para entrenar, no para tomar estas decisiones», dijo cuando le preguntaron –antes de que lo hiciera el club– si sería bueno expulsar a los ultras del estadio.
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