Tenis

España

Nadal afina su derecha

El español, a punto para debutar mañana ante Fognini en Madrid, el torneo de tierra que más le cuesta. Hoy se ha exprimido y ha practicado su golpe más letal en el último entrenamiento. Djokovic se enfrentará a Almagro

El tenista español durante el entrenamiento realizado hoy en la Caja Mágica, donde mañana debutará contra el italiano Fabio Fognini en partido de segunda ronda del Mutua Madrid Open
El tenista español durante el entrenamiento realizado hoy en la Caja Mágica, donde mañana debutará contra el italiano Fabio Fognini en partido de segunda ronda del Mutua Madrid Openlarazon

El español, a punto para debutar mañana ante Fognini en Madrid, el torneo de tierra que más le cuesta. Hoy se ha exprimido y ha practicado su golpe más letal en el último entrenamiento. Djokovic se enfrentará a Almagro

Son las once de la mañana y mientras centenares de persona hacen cola en la entrada de la Caja Mágica, Rafa Nadal comienza su entrenamiento. Puntual, comparece para compartir unas bolas con Guillermo García-López, eliminado el lunes en primera ronda por el rumano Copil. El calor aprieta, huele a crema solar y los aficionados se arremolinan alrededor de la pista 13, la asignada al manacorense. Ocupan también la grada de la cancha de enfrente, donde está el belga Goffin, y parte de la de al lado, para mirar completamente girados al ganador de 14 «Grand Slams». El ajetreo es tremendo: los móviles al aire por aquí y por allá, aunque hay quien se rinde porque en tercera o cuarta fila no puede ver nada. «En la tele no parece tan alto y tan fuerte», dicen del zurdo. «Está negro», se oye, en referencia al moreno que luce. Muchos llaman a sus conocidos para contarles la hazaña de estar viendo a Nadal. Para dar envidia.

Rafa es el gran reclamo del Mutua Madrid Open, como lo es de prácticamente todos los torneos a los que va. Disfruta en casa por mucho que no sea su sitio preferido para jugar. Si en el Godó y en Montecarlo ha conquistado su décima corona, y en Roland Garros lleva nueve y en Roma siete, Madrid «sólo» lo ha ganado cuatro veces, una de ellas en pista dura. Bien es cierto que se disputa sobre tierra desde 2009, pero la peculiaridad son los 667 metros de altitud a los que está la capital de España, que hacen que cambien un poco las condiciones, que la pelota vuele más, que sea más difícil de controlador y que los grandes pegadores del circuito se sientan un poco más a gusto. Por eso, para adaptarse lo antes posible, lleva desde el viernes entrenando duro. Quería debutar el martes, ante el peligroso e impredecible italiano Fabio Fognini, que firmaba autógrafos en la caseta de la marca que le viste. Había una buena cola de espera, aunque algún despistado mezclara su nombre y apellido y lo llamara «Fabini». Una otitis de Rafa retrasó a mañana miércoles el estreno ante el tenista que luce unas calaveras en su ropa.

El favorito apuró las dos horas de su preparación por la mañana. A las 12:30, García López abandonó la pista, y él se quedó con Carlos Moyá trabajando su derecha, el golpe más mortífero que tiene y que ha recuperado su electricidad. Quema de nuevo a los rivales. El número cinco del mundo cambiaba de raqueta, probando quizá un poco más o menos de tensión en el cordaje. Moyá colocó un bote de pelotas en un lado, justo por donde tenía que tirar Rafa. La pista de tenis tiene un largo de 23,77 y un ancho para los individuales de 8,23. El bote apenas sube un palmo del suelo, y las bolas empezaron a pasar muy cerca. Nadal practicó la derecha invertida (tirada desde el lado del revés), y algunas se le iban largas, más allá de las líneas, lo que le molestó. Consiguió golpear al objetivo por fin, el bote salió volando, pero Rafa decía que no con la cabeza. No estaba del todo cómodo. Cambiaron la referencia de lado y en la derecha cruzada estuvo más fino el español. «Ésa era muy buena», le dice el entrenador, para animarlo. Son constantes los intercambios de sensaciones entre ellos. No tardó en haber un nuevo impacto. Otra vez el bote por los aires y el público, a aplaudir. Al poco rato, Kuznetsova, que se iba a entrenar en el siguiente turno, entra en la pista. Rafa exprime las dos horas y se va algo más feliz de la última tanda. Saludó a la tenista rusa y a su entrenador, el español Carlos Martínez. Antes de entrar en el vestuario se paró a firmar unos autógrafos y entonces ya sí que fue la locura: gritos que se oían por todo el recinto, fotos e incluso un pequeño que llora porque le ha sido imposible acercarse.

A pocos metros de Nadal, en la pista 14, se prepara Djokovic para el que será su primer torneo después de haber anunciado la ruptura con todo su equipo técnico. Lo acompaña su hermano Marko, que en Madrid hará de entrenador-asesor. Pese al bache tenístico que atraviesa, Nole está contento. El lunes, cuando iba a la Caja Mágica, mandó parar a su chófer en un Parque de Bomberos de la calle Alcalá y allí se disfrazó de uno de ellos y llamó a su hijo para que lo viera. Es habitual verlo bromear con la gente que acude a sus entrenamientos, con las gradas también repletas. En tenis, el enemigo del ídolo también suele ser ídolo. El serbio se cambió las zapatillas y mantuvo un duro peloteo con el colombiano Santiago Giraldo. Defiende título en Madrid y podría enfrentarse con Rafa en semifinales. Pero tal y como se le ha visto en este principio de curso, lo mejor para él es el partido a partido, y el primero será mañana contra Nicolás Almagro.