Tenis
Nadal se queda (casi) sin rivales
Conquista el título 75 de su carrera en Pekín, donde ha superado a tenistas de todas las generaciones. A Kyrgios lo arrasó al final
Conquista el título 75 de su carrera en Pekín, donde ha superado a tenistas de todas las generaciones. A Kyrgios lo arrasó al final.
Rafa Nadal, campeón del Abierto de Pekín. La única vez que esto había sucedido fue hace 12 años, en 2005, lo que habla de la longevidad y la grandiosidad del tenista de Manacor. «Cuando gané en 2005 no podía ni imaginar que en 2017 todavía estaría jugando al tenis», explicó, medio bromeando, después de vencer a Kyrgios por 6-2 y 6-1. No sólo está jugando, sino que es el número uno del mundo y está protagonizando una de las mejores temporadas de su carrera, con seis títulos, dos de ellos de Grand Slam (Roland Garros y Abierto de Estados Unidos). Con el triunfo de ayer aventaja en 2.370 puntos a Roger Federer, el único que puede pelear con él por el trono, cuando quedan por jugarse como torneos más importantes dos Masters 1.000 (Shanghái y París) y la Copa de Maestros en Londres.
Rafa no defiende puntos y aunque Federer tampoco, la renta parece más que suficiente para que el español cierre 2017 en lo más alto. Lo dice la distancia que tiene y, sobre todo, el juego que está desplegando. Es más, a sus 31 años, parece que se ha quedado «sin rivales», entre comillas. Los clásicos no están y el resto no llega a hacer frente al zurdo español. Federer, el otro protagonista del año, a sus 36 primaveras, se dosifica para mostrar su tenis en las condiciones que más le favorecen. El suizo y el español se reencuentran esta semana en Shanghái. Djokovic y Murray han parado para curar sus heridas físicas y mentales. Lesionados y saturados, el evidente bajón del serbio y el escocés les llevó a un paréntesis en la segunda mitad del curso para recargar pilas y reponer fuerzas para 2018. Sin ellos tres, cuando Nadal está al máximo nivel a nadie le da para alcanzarlo, y Pekín ha sido el mejor ejemplo.
Las dos pelotas de partido que salvó en la primera ronda ante Pouille sirven para demostrar que no es nada fácil lo que está consiguiendo el balear, que a la mínima que baje el pistón le pueden comer el terreno. Pero después del susto, tenistas de todas las generaciones le han retado y han sucumbido. Lo hicieron veteranos como Isner (32 años, en los cuartos de final), hombres de edad intermedia como Dimitrov (26 años, en semifinales) y chavales como Khachanov (21 años, en segunda ronda) y Kyrgios (22, en la final). Ni jóvenes ni experimentados han podido hacer apenas cosquillas a Rafa. Dimitrov, quizá en el mejor año de su carrera, le dio guerra durante un set, pero no aguantó el ritmo. Kyrgios se rindió desde el principio en la lucha por el título. El australiano mostró la versión canalla que de vez en cuando se apodera de él y que le hace dejar el tenis a un lado. Patadas a las vallas, gritos, raquetas al suelo, dobles faltas sin sentido y protestas al juez de silla que incluso le costaron puntos al ser amonestado sustituyeron a sus saques o a sus grandes golpes. Después, el «aussie» tuvo palabras para ensalzar a Nadal: «Ha tenido un par de meses extraordinarios. En el US Open disfruté viéndole cada momento. Es genial verle de nuevo en su mejor forma». Y también alguna de sus salidas habituales: «¿A quién le importa perder un partido de tenis después de lo que pasó en Las Vegas?».
Nadal no se dejó engatusar por el descontrol de su oponente y fue a lo suyo, seguro con el saque, rápido de piernas, agresivo cuando tocaba y dominador con la derecha. Con todo ello se marchó hacia una victoria cómoda ante el último rival que había conseguido derrotarlo, hace un mes y medio en Cincinnati. Suma, por tanto, doce triunfos consecutivos y ayer alcanzó el título número 75 en su carrera.
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