Buenos Aires
Nadal «muere» de cansancio
El español, desquiciado con el juez de silla, no remata a Fognini y acaba derrotado (1-6, 6-2 y 7-5) y con calambres en las semifinales de Río. Ferrer jugará la final con el italiano (22:00).
«No puedo más, eres el que más presión me mete de todo el circuito», gritaba Rafa Nadal. «No puedo más», repetía enfadado el español. Acababa de perder el segundo set de las semifinales del torneo de Río contra Fognini, y en uno de los dos últimos «breaks» que sufrió, recibió una advertencia del juez de silla, Carlos Bernardes, que le castigó con la pérdida de un primer saque por perder tiempo después de uno de esos puntos largos en los que los jugadores necesitan dos instantes de más de respiro. Empezó el español con segundo servicio cuando iban 40-40, perdió ese punto, después el siguiente y cedió una ruptura que ya no pudo recuperar. Los gritos en el descanso eran contra Bernardes, el «árbitro» que le había sancionado, el mismo que el día anterior, en cuartos, no le permitió ir al vestuario a dar la vuelta al pantalón que se había puesto al revés. Son varios los encontronazos que tenista y juez han tenido en una pista durante su carrera, y el español, el más sancionado del circuito por agotar los segundos para sacar, explotó. Se había puesto nervioso en un partido que tenía más que ganado y que terminó perdiendo (1-6, 6-2 y 7-5), agotado y casi cojo, con visibles calambres en las piernas.
Presión y golpes de efecto
Fognini es un jugador talentoso, pero que tiene que estar motivado para que esa calidad le dé rendimiento. Digamos que su cabeza va por un lado y su cuerpo por otro, y cuando coinciden le convierten en peligroso. Nada de eso estaba sucediendo en las semifinales. Como apático y desmotivado, tiraba fuera los golpes y sufría en cada momento contra un Nadal muy concentrado. El español se puso ayer el traje de superhéroe porque no habían pasado ni 20 horas desde que se deshizo de Cuevas en cuartos y ya estaba otra vez en la pista. El cansancio tenía que acabar apareciendo, pero al principio todo fue un paseo para él. Cada saque del italiano era una tortura, excepto el que ganó, cuando ya iba 5-0 abajo en el primer set. Siempre sufrió la presión del español y de sus golpes con efecto. Entre la solidez de uno y la dejadez de otro no había partido. Pero el Nadal caníbal, el que no deja escapar a la presa cuando la tiene herida, todavía no ha aparecido en 2015. Empezó el segundo parcial con otro «break» para el manacorense que no tardó en ser neutralizado. Y logró una segunda ruptura que tampoco fue definitiva. Es complicado saber lo que pasa por la cabeza de Fognini que, de repente, en vez de hundirse con el choque casi perdido, comenzó a correr y a encontrar tiros ganadores con su derecha, y a fallar menos reveses, porque hasta ese momento su golpe a dos manos había sido un festival. Cuatro veces hizo el italiano suyo un juego en el que sacaba el español, al que todo se le juntaba: el cansancio y el cabreo con el juez de silla.
Se tenía que tranquilizar Rafa. El partido se iba a disputar a un set y ya en el arranque de esa tercera manga tuvo posibilidad de empezar con «break» (15-40), pero Fognini remontó. Era otro el jugador italiano, dispuesto a plantar batalla, a tirarse hacia delante para atravesar la bola. Lograba un tiro ganador Fabio y respondía Nadal con una volea fantástica que sólo podía ser aplaudida por su rival. Ganó en agresividad también el español, más decidido a irse a la red para no alargar los puntos cuando podía dominar, pero más justo de fuerzas que su oponente. Fue encomiable la capacidad de sacrificio del número tres del mundo, sus ganas de ganar y de luchar en la pista. Cada jugador ganaba su saque, aunque algo más apurado el español. Se llegó así al 6-5 y servicio para Rafa. Aceleró Fognini (0-30), pero dos derechas ganadoras fantásticas de Nadal besaron la línea (30-30). No pudo evitar el español tener el primer punto de partido en contra, pero sí lo salvó con otra derecha. También el segundo. En esos momentos su cuerpo ya le había dado varios latigazos. Tras un revés llegó el temblor de piernas, los calambres, y en medio del juego no podía ser atendido. A la tercera fue la vencida. La pelota de Rafa tocó la red, parecía imposible llegar, pero el italiano si tenía aire. Corrió y con un golpe mágico tocó la pelota cruzada, a centímetros de la red, para meterse en la final. El español le dio la mano, rápido se fue a por Carlos Bernardes y también le saludó, educado, aunque se le veía con pocas ganas. Se marchó aplaudido por el público. El próximo torneo que está en su calendario es Buenos Aires, la próxima semana.
Nadal no podrá defender su título en Río, pero sí luchara por él otro español, finalista en 2014. David Ferrer derrotó sin problemas al austriaco Andreas Haider-Maurer (7-5 y 6-1), número 74 del mundo y la sorpresa del torneo. El español es muy superior en tierra y tras un primer set de tanteo, arrasó. En la final contra Fognini (22:00, C+D2) parte con una ventaja psicológica: le ha derrotado las siete veces que se han enfrentado, cuatro de ellas sobre tierra batida.
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