Atlético de Madrid
Un triunfo para el adiós
El Atlético busca la victoria ante el Roma en la despedida de la Champions en el Metropolitano. Sólo un milagro le dará opciones.
El Metropolitano, en la Liga de Campeones, el estadio no tiene nombre, sólo apellido por mor de la UEFA y los dichosos patrocinios, recibe al Roma en el que se presume –creer en los milagros futbolísticos a estas alturas de la temporada es absurdo– último partido del Atlético en la máxima competición continental. Luego ya vendrá, pasado el mal trago y la decepción, la Europa Liga para que los rojiblancos rememoren los éxitos alcanzados ante el Fulham (Quique Flores) y el Athletic Club.
La despedida no debe ser triste, debe servir para la reflexión, para insistir en que el Atlético fue incapaz de ganar al Qarabag –empate en los dos partidos–, sumado a la derrota ante el Chelsea, después de ir ganando (1-0) para sucumbir ante el poderío mostrado ese día por los de Conte. Conclusión: súmenle cuatro puntos más y el equipo de Simeone se estaría jugando esta noche una plaza con el conjunto italiano. Pensar ahora que el Chelsea va a sucumbir en Bakú es complicado. El partido se juega a las 18:00 y los aficionados acudirán al coliseo de San Blas sabiendo si queda un halo de vida en la Champions.
Un empate de Morata y compañía en tierras de Azerbaiyán –en ése que no cree ni Simeone, pese a que fútbol es fútbol, que diría Boskov– daría al Atlético opciones y pasaría a depender de sí mismo. Obligatorio, es la primera premisa, superar al Roma, que llega a Madrid tras seis jornadas sin perder en el Calcio. La segunda es plantarse en Stamford Bridge el 5 de diciembre y ganar. No sería la primera vez que el Atlético revienta el templo del Chelsea. Ya lo hizo en 2014 (1-3) para meterse en la final de Lisboa. La otra entelequia clasificatoria es más compleja y necesita dos milagros en uno. Tan sencillo como que el Qarabag se imponga en el Olímpico al campeón italiano o, como mal menor, empate.
Acabado el cuento de la lechera, la realidad nos presenta a un Atlético que sólo ha marcado dos goles en la Champions (uno de penalti de Griezmann al Chelsea y otro de Thomas al Qarabag), que juega mal, que se sostiene –en lo que va de curso sólo una derrota, ante el equipo británico– porque el sistema defensivo, arreglado en parte el desaguisado de los balones aéreos y los centros laterales, se ha mostrado firme y Oblak ha corroborado, con sus paradas, que está entre los tres mejores porteros del mundo.
El Roma llega en su mejor momento. Di Francesco ha dado con la tecla y el equipo se muestra muy sólido. No es tan vulnerable ahora como cuando se enfrentó al Atlético el 12 de septiembre. Los rojiblancos jugaron un gran partido, quizá el mejor de la temporada, gozaron de numerables ocasiones de gol y se estrellaron con la portentosa actuación del meta Alisson, que cuajó una de las mejores noches de su carrera. Un empate, a la postre, que ha sido un lastre para los rojiblancos.
«No esperaba encontrarme con el Atlético de Madrid con tres puntos en la tabla, pero es verdad que el Roma, después del primer partido, lo ha hecho muy bien y podíamos haber ganado en Londres (al Chelsea, 3-3) y estar en una situación todavía mejor. Nuestro objetivo prioritario es pasar de ronda, pero sería un plus muy importante hacerlo en la primera posición», expuso el técnico Di Francesco.
¿Motivos para creer? «El mejorar continuamente. Más allá de las situaciones con las que nos está tocando convivir, hay un club que tiene una jerarquía y que intenta sostenerla en todos los partidos que juegue. Hay que pensar en nosotros, más allá de lo que haga el Qarabag», dice Simeone.
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