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España, en el punto de mira de China
La inversión china en nuestro país se cuadruplicó en 2016, hasta los 1.800 millones de dólares. Los sectores más atractivos son el turístico, el agroalimentario, el de ocio y entretenimiento, el de desarrollo inmobiliario, el de infraestructuras y el de servicios financieros.
España empieza a gustar en China. Es más, el año pasado el gigante asiático casi cuadruplicó su inversión en nuestro país, hasta los 1.800 millones de dólares, desde los 470 millones que se registraron en 2015. Y en los próximos dos o tres ejercicios podría llegar a invertir hasta 3.000 millones de euros.
La asistencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cumbre sobre la denominada Nueva Ruta de la Seda, un proyecto de infraestructuras impulsado por Pekín para fomentar sus relaciones económicas y comerciales con el resto de Asia, Europa y África, es una prueba del acercamiento entre ambos países.
En 2016, según se desprende del último informe publicado por Baker & McKenzie, España subió dos puestos, hasta la séptima posición, en el ranking de los 32 países europeos que más inversión china recibieron.
La inversión directa china en nuestro país era prácticamente inexistente antes de 2008. Hoy en día está creciendo a un ritmo acelerado, aunque «España no ocupa todavía el puesto que correspondería a su tamaño, dado que es la quinta economía de la Unión Europea». Maite Díez, socia de M&A de Baker McKenzie, revela que durante los años de la crisis España fue un país fundamentalmente receptor de inversión oportunista en activos financieros e inmobiliarios, aprovechando la bajada de precios. Sin embargo, agrega, en plena crisis las empresas españolas culminaron su salida al exterior buscando la diversificación ante un mercado interior débil. «Esta coyuntura ha llevado a las compañías españolas a un nivel de internacionalización y liderazgo global extraordinario, que las hace muy atractivas para los inversores chinos».
Díez asegura que la fuerte inversión china es una tendencia estructural que se mantendrá a largo plazo y que marca una nueva era en las relaciones económicas. Y achaca el gran interés del capital chino por «targets» españoles a que nuestro país sea «percibido como referente de crecimiento y estabilidad, en comparación con algunos países europeos que este año afrontan incertidumbres políticas».
Principales operaciones
Las operaciones sobre Urbaser y el RCD Espanyol captaron más de 1.370 millones de euros. No obstante, los sectores más atractivos para la inversión china son el turístico, el agroalimentario, el de ocio y entretenimiento –destaca especialmente la inversión en los clubes de futbol–, el de desarrollo inmobiliario, el de infraestructuras y el de servicios financieros. Los inversores chinos también muestran interés por compañías que aportan valor añadido, como las de bienes de consumo o las de productos de lujo, así como por las que desempeñan actividades relacionadas con la gestión de residuos y el reciclaje, ya que el gigante asiático sufre significativos problemas de gestión medioambiental.
Fuentes consultadas confirman que en este momento se está negociando la venta de Clínica Baviera y otras adquisiciones en sectores de media-alta tecnología. De igual modo, afirman que no sólo es importante ver el volumen de fusiones y adquisiciones por parte de empresas chinas, sino si estas permanecen en el tiempo. «Casos como el de Osborne o el de Edificio España invitan a la reflexión en torno a si China es percibido como un socio valioso para los españoles o si se considera como otro de tantos», apunta Javier Santacruz, profesor del IEB.
¿Quién no ha oído hablar de Wanda? ¿Y de Huawei, ZTE o Lenovo? En torno a 75 compañías chinas operan actualmente en España. En los últimos dos años, una serie de grupos y empresas han invertido por primera vez en nuestro país, y las que ya están bien establecidas han continuado ampliando sus cuotas de mercado.
Díez detalla que la tipología de inversores chinos en España ha ido evolucionando. Más allá del creciente papel de las compañías privadas frente al tradicional dominio de los inversores públicos y de las empresas estatales, están cobrando protagonismo los inversores financieros con orientación global, tales como fondos de capital riesgo, entidades soberanas y compañías aseguradoras. Asimismo, sostiene que también puede distinguirse entre los inversores estratégicos –que realizan inversiones a largo plazo para aprovechar ventajas, acceder a mercados o incrementar la competitividad– y los financieros, que están en auge e invierten para obtener un retorno económico directo.
Barreras a la inversión
La actividad de los inversores chinos tanto para crecer como para incrementar su influencia global «no tiene precedentes en ningún ciclo económico de la era moderna». Y es que, desde 2010, la inversión directa china hacia el exterior se ha incrementado en más de 100.000 millones de dólares. El año pasado, en concreto, se triplicó en EE UU y se duplicó en Europa, según el informe de Baker & McKenzie.
Las distintas culturas de negocio y los diferentes entornos institucionales junto a la falta de experiencia en este tipo de operaciones internacionales, e incluso la barrera lingüística, constituyen los grandes desafíos para acceder y operar en un mercado maduro de compleja regulación como éste. Díez recuerda que los inversores chinos deben atender a cuestiones procedimentales, regulatorias y plazos muy distintos, lo que a menudo plantea problemas. En muchos casos, «las enormes diferencias en los procedimientos y marcos regulatorios ocasionan a estos inversores importantes dificultades para presentar la documentación requerida o cumplir plazos».
Lejos de que el año pasado se cuadruplicaran las inversiones chinas en España, las cifras continúan siendo bajas al compararlas con las de otros países de la UE. Y eso, a pesar de las buenas relaciones políticas existentes, y de que España sea un país preferencial dentro de la zona euro «e interesante para la inversión china». Raquel García-Argudo, socia de Grandall Madrid, lo vincula a una falta de legislación adecuada que complica la trazabilidad de las operaciones procedentes de China y bloquea algunas inversiones al llegar a Europa. «No se ha estudiado la compatibilidad entre el sistema bancario chino y el español».
García-Argudo remarca el objetivo prioritario del Gobierno chino de que la pequeña y mediana empresa salga al exterior para ocupar una situación de liderazgo y señala que la cooperación internacional entre abogados es más necesaria que nunca.
La socia de Grandall Madrid diferencia entre las barreras que deben superar los inversores particulares y las grandes empresas. En el primer caso, tienen limitadas sus salidas de capital en los 50.000 dólares anuales, una peculiaridad que lleva a entidades bancarias de algunos países a abrir sucursales en el gigante asiático. En cambio, los bancos españoles presentes en China no prestan servicio a los particulares.
Respecto a las grandes empresas, el ministerio de Comercio debe autorizar las inversiones realizadas fuera del país. Y si en el primer trimestre se ha aprobado una ley para paralizar las salidas de capital temporalmente por la reducción de las reservas de dólares y ante el riesgo de devaluación del yuan, «en junio volverá a repuntar la inversión china en Europa y EE UU». Y es que, a principios de este año, el presidente Xi Jinping anunció inversiones por valor de 750.000 millones en el exterior durante los próximos ocho ejercicios.
«España gusta y llama la atención a los inversores chinos. El problema es que se encuentran un país en el que se les trata con estereotipos. No tienen una acogida similar a la que reciben en otros lugares». García-Argudo declara que los inversores particulares valoran de España su baja contaminación, su alta seguridad, su calidad de vida y su climatología, su sistema hospitalario de máximo nivel...
Al margen de advertir de que en China se informa a los potenciales compradores de que España es uno de los países donde más se tarda en adquirir una vivienda y menos transparencia hay, la socia de Grandall Madrid opina que para impulsar las inversiones chinas habría que estudiar el sistema jurídico europeo y el sistema legal español para compatibilizar el sistema chino con las dificultades relacionadas con las salidas de capital.
«Hay que fijarse en nuestros vecinos y hacer una reflexión política sobre las medidas que se están tomando». Y es que un incremento de la inversión china en nuestro país se traduciría en creación de empleo, en un aumento de los flujos de caja en algunas empresas castigadas por la crisis y en una revitalización de sectores económicos que están de capa caída.
Los inversores chinos aprecian la calidad de las infraestructuras en España, sobre todo la de los puertos y aeropuertos, pero no ven con buenos ojos la burocracia y la carga tributaria. Nuestro país presenta una ventaja única en el entorno europeo, al constituir un trampolín para la inversión de China en América Latina. Y Díez resalta que lograr que España se mantenga entre los grandes destinos de la inversión china y que mejore su posición receptora respecto de nuestro entorno «dependerá de la capacidad gubernamental de potenciar el crecimiento y la competitividad».
580.000 turistas
El flujo de turistas chinos hacia España ha escalado hasta los 580.000 visitantes, según el número de visados expedidos, un 46% más que en 2015 y seis veces más que a principios de esta década. Además, España ha sido el primer destino europeo en el Año Nuevo chino 2017. Y el aumento de los turistas chinos está incentivando la inversión en el sector hotelero y en restauración. No sólo es que el gigante asiático lidere el turismo emisor mundial -con más 120 millones de turistas-, sino que son los visitantes que más gasto realizan en destino (en 2016, más de 245.000 millones de euros). De hecho, en cada compra se gastan en torno a los 1.000 euros, por lo que son los más deseados en la actualidad.
Las oficinas españolas han dado a conocer España en China. Pero Germán Porras, secretario general de la Mesa del Turismo, relaciona este crecimiento con la creación de nuevas rutas aéreas entre ambos países, que llegan a las 22 frecuencias semanales. Esta semana, sin ir más lejos, se ha firmado un nuevo acuerdo aéreo con Hong-Kong, que la enlazará con Barcelona en vuelo directo a partir del 1 de junio. No obstante, «tan importante como los vuelos directos son las facilidades para obtener visados». Porras reconoce el esfuerzo del Ministerio de Asuntos Exteriores con la apertura de nuevos consulados en China. Y agrega que después de unos momentos iniciales de dificultades a principio de año, con el cambio de empresa a la que se ha externalizado la tramitación de los visados, la situación parece normalizada.
También destaca la relevancia de que la oferta española se haya ido adaptando a las costumbres y particularidades propias del viajero chino, que quiere visitar muchos lugares, apreciando los monumentos y los paisajes, y disfrutar del folklore y de las fiestas locales. «Los destinos españoles más visitados son Madrid, Barcelona y Andalucía, en forma de circuitos de ciudades, así como en viajes de incentivos», puntualiza.
Porras considera que el turismo chino hacia España no sólo ha crecido en número, sino que también ha experimentado una notable evolución cualitativa, ya que ha pasado de un turismo de grupo, de carácter eminentemente familiar, a un turismo independiente, integrado cada vez más por jóvenes. Y apostilla que las compras constituyen una importante motivación del viaje.
Oportunidades de negocio
China es la segunda economía del mundo por detrás de EE UU y las previsiones del FMI señalan que en 2017 podría superar a la estadounidense en paridad de poder adquisitivo. El gigante asiático representa un mercado potencial enorme de más de 1.300 millones de consumidores. Mientras que las exportaciones españolas a China, en 2016, fueron de 5.032 millones de euros; las importaciones escalaron por encima de los 23.000 millones. Y en aras de identificar oportunidades de inversión en el sur de China, ICEX ha organizado un foro, que se celebrará entre mañana y el miércoles, al que asistirán 16 empresas españolas.
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