Economía

Asientos salvavidas con pasaporte español

El sistema «E-Rescue», desarrollado y patentado por el ingeniero Sergio de Rico, permite evacuar a las víctimas de accidentes de autobús en menos de dos minutos, lo que reduciría a la mitad el número de muertos y heridos graves

Sergio de Rico, en la fábrica de E-Rescue, en la sierra madrileña de Guadarrama
Sergio de Rico, en la fábrica de E-Rescue, en la sierra madrileña de Guadarramalarazon

La seguridad vial siempre está de actualidad. Tras muchos esfuerzos normativos y campañas de concienciación, afortunadamente las cifras de siniestralidad de los accidentes de autobús en España han descendido drásticamente desde principios de siglo. Si bien a mediados de la década de los 90 los fallecimientos en este tipo de colisiones se dispararon (en 1996 perdieron la vida 57 personas y en 1997, 58), los números de los últimos años invitan al optimismo: en 2017 hubo tres decesos. Sin embargo, por su espectacularidad, cuando la desgracia se ceba con un autocar la noticia no deja indiferente a nadie. Eso ocurrió el 7 de febrero de 1991, cuando un autobús que transportaba a alumnos del Liceo Francés de Madrid se despeñó por los Pirineos a la vuelta de un viaje al país vecino. Murieron cuatro niñas de entre 10 y 12 años y otros dos menores resultaron heridos graves. Sergio de Rico se acuerda bien de ese día, ya que iba a la clase contigua al grupo accidentado y estaba más que acostumbrado a hacer ese recorrido. De hecho, hizo ese mismo viaje unas semanas más tarde. Años después, y siempre con la mente puesta en mejorar la seguridad en las carreteras, ideó un sistema único a nivel mundial para convertir los asientos en «salvavidas» que ya cuenta con el visto bueno de la Dirección General de Tráfico.

El sistema «E-Rescue», que está en el mercado desde mayo de 2017 y cuenta con la certificación Aenor, permite a los profesionales de emergencias evacuar rápidamente a las víctimas de un accidente valiéndose de los propios asientos como camilla improvisada. El único requisito es que los pasajeros lleven puesto el cinturón de seguridad en el momento del impacto. Para ello, se sitúa en la parte inferior de las butacas un equipo que consta de un collarín cervical multitalla, un mecanismo de anclaje para los asientos que permite separar la butaca de la base (e incluye unas cinchas para fijar las piernas) y un arnés para inmovilizar el eje cabeza-cuello-columna que se coloca por detrás del respaldo.

De esta manera, además de reducir el tiempo de rescate y el riesgo de lesiones medulares en la evacuación de los heridos, se consigue ampliar el espacio de trabajo de bomberos y sanitarios. «Lo más difícil fue hacerlo fácil», explica De Rico, que lleva más de 15 años perfeccionando este innovador sistema de seguridad. Una parte de la financiación del proyecto (su fundador calcula que ya lleva invertidos cerca de dos millones de euros) sale del programa «Horizonte 2020 de Investigación e Innovación» de la Comisión Europea. E-Rescue consiguió superar las exigentes etapas para entrar en esta iniciativa comunitaria, tal y como reza el exterior del autobús modelo que se encuentra en el exterior de la fábrica, en el municipio madrileño de Guadarrama.

Para empezar, este ingeniero español se preguntó cuáles son los principales problemas que se encuentran los equipos de rescate cuando llegan al lugar del accidente y concluyó que, por encima de todo, sus mayores lastres a la hora de trabajar son la falta de material y la escasez de espacio. «Con este sistema se consigue empaquetar a un pasajero en menos de dos minutos–con el protocolo actual el tiempo nunca es inferior a 15 minutos– y evacuar a un autobús entero en menos de media hora», subraya De Rico que apunta que, según los cálculos que ha hecho su equipo, con E-Rescue se podría reducir a la mitad el número de fallecidos y heridos graves en este tipo de siniestros: «Los lesionados podrían llegar al hospital en menos de una hora, el tiempo crítico», asegura. Y es que, como él mismo explica, en este tipo de colisiones son más los heridos graves que los fallecidos.

Aunque ya están preparándolo todo para iniciar un «tour» por varios países de Europa (ya han confirmado su presencia en ferias de Bruselas, Francia o Turquía), al mismo tiempo el equipo no cesa en sus esfuerzos por hacer el sistema un poco más perfecto y optimizar aún más el proceso de producción. Para ello se han marcado otros dos objetivos: conseguir su homologación para que el sistema venga de serie y poder así enviar las piezas a los fabricantes de butacas para su instalación (por el momento instalan E-Rescue a posteriori); y formar a los bomberos y sanitarios para que se familiaricen con este sistema de rescate. De hecho, las paredes de su oficina están llenas de pizarras con tareas garabateadas a mano, muchas de ellas ya tachadas. Además, ya tienen todo preparado para realizar cuatro grandes simulacros en cuatro países con un autobús totalmente equipado y que presentaron en sociedad esta misma semana. Ellos lo llaman «el autobús más seguro del mundo».

Aplicar a turismos

Si bien es cierto que en la mente de Sergio de Rico siempre estuvo diseñar un sistema de rescate para un autocar, lo cierto es que no descarta que el modelo que ya tiene patentado en diez países de la UE, Estados Unidos, México, Brasil y China se pueda aplicar a turismos. No rechaza de pleno la idea de que en el futuro se pueda encontrar en trenes, aunque asume que es un horizonte más complicado ya que para ello debería pasar a ser obligatorio el uso del cinturón de seguridad en este medio de transporte sobre raíles. En aviones tampoco cree que sea factible, ya que «penaliza mucho el peso y la mayor prioridad en un accidente con supervivientes es sacarlos del aparato como sea porque hay un riesgo elevado de que explote». «Por ejemplo, en los barcos, en los aviones e incluso en los edificios ya existen sistemas de seguridad post accidente», explica en referencia a los botes de rescate, los chalecos salvavidas o las bocas de incendio.

El proyecto de Sergio de Rico está cogiendo carrerilla: ya está instalado en 12 autobuses y cada vez hay más empresas que se muestran interesadas en él a pesar de que es un producto «complicado, porque lo tiene que pagar la empresa pero lo van a usar los bomberos y los sanitarios». Aún así, han dado un importante paso adelante: como ya está recomendado por la DGT (el propio Pere Navarro acudió personalmente a una demostración), han conseguido que su instalación puntúe en la licitación de líneas de transporte interurbano. «En Mallorca acaban de sacar tres paquetes y hemos ganado dos, lo que supone que tendremos que montar casi cien autobuses. Tenemos que hacerlos como churros», explica.

A su puesta de largo en la sede madrileña de la CEOE este mismo verano acudieron representantes de Tráfico, Fomento y Fiscalía del Estado; del Summa 112 y del Samur; de la Asociación Española de Profesionales de la Automoción (Asepa), de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme), de la Asociación Profesional de Rescate en Accidentes de Tráfico (Aprat) y de la Confederación de Transporte en Autobús (Confebus).

Cuando se recomendaba el cinturón de seguridad

Hoy en día parece casi impensable entrar en un turismo y no abrocharse el cinturón de seguridad. Pero este gesto, que ya casi se ha convertido en automático, empezó como una recomendación, al igual que es ahora E-Rescue. Los primeros modelos de cinturones de seguridad aparecieron a mediados de la década de los cincuenta y el primero montado en serie como equipamiento estándar en vehículos de producción masiva se instaló en el modelo Volvo Amazon del año 1959. En España, no fue hasta el año 1990 cuando la Ley de Seguridad Vial tomó la decisión de hacer obligatorio su uso tanto en los asientos delanteros como en los traseros como medida para reducir la siniestralidad en las carreteras.