China
China reabre la batalla de los estímulos en los bancos centrales
El Banco de Inglaterra estudia rebajar los tipos y el BCE planea extender la compra de bonos.
La crisis china y la baja inflación, provocada principalmente por el descenso del precio del petróleo, son los dos factores que han destapado las miserias de la recuperación económica. La crisis parece hoy un poco más lejos de su fin, y ha vuelto a poner a la defensiva a los guardianes de las divisas para reabrir la batalla de los estímulos económicos. La desaceleración de la «fábrica del mundo», saturada y en pleno cambio de modelo productivo, ya ha provocado que la Reserva Federal (FED) mantenga los tipos de interés sin cambios –entre el 0% y el 0,25%–, y hasta uno de sus 17 miembros apuesta por dejar el precio del dinero en terreno negativo. Actualmente, Suiza (-1,25%) y Suecia (-0,35%) tienen tasas inferiores al 0%.
De enfilar la autopista de salida de la política de inyecciones de liquidez a rearmarse para amortiguar el impacto de un crecimiento menor del previsto o, en el peor de los casos, una nueva entrada en recesión. Ese es el cambio de escenario y esa es la previsión que manejan los presidentes de los principales bancos centrales. La advertencia de la FED, que el jueves ya redujo su pronóstico de PIB para el año que viene, cierra una serie de manifestaciones a favor de nuevas políticas expansivas.
Tras escuchar las palabras de la presidenta de la FED, Janet Yellen, el principal banco de inversión de Australia, Macquaire, señaló en una nota que existe una probabilidad «muy elevada» de que haya una nueva macroinyección de liquidez en EE UU antes de principios de 2017.
Además, abrió la puerta a políticas monetarias «no ortodoxas», como la posibilidad de que la institución inyecte dinero directamente en el «flujo de sangre» de los mercados, en vez de hacerlo a través de la compra de bonos del sector financiero. Es decir, más capital barato para sostener una economía que acumula más de ocho años funcionando con respiración asistida.
Larry Summers, ex secretario del Tesoro de EE UU y profesor de Harvard, también señaló en un artículo publicado en el diario norteamericano «The Washington Post» que «no es el momento de aplicar el freno» a los estímulos «hasta que no veamos claramente los ojos de la inflación».
Efecto llamada
El Banco de Inglaterra ya ha admitido que estudia rebajar los tipos de interés, después de seis años en el 0,5%, tras detectar que la inflación seguirá muy baja y tras analizar el impacto de la desaceleración china y de los países emergentes en sus pronósticos de crecimiento. El economista jefe de la entidad, Andrew Haldane, apuntó el viernes que «el balance de riesgos para el crecimiento británico y la inflación a dos años vista» se inclina «significativamente a la baja» y descartó una subida de tipos en el corto plazo. Más bien al contrario, ya que dijo que podría darse la «necesidad de aflojar, en vez de apretar, las riendas de la política monetaria».
El Banco Central Europeo (BCE) también ha ofrecido una perspectiva similar, y planea extender su plan de compra de bonos y otros activos financieros en el caso de que la desaceleración económica y el descenso de los precios impacte de significativamente en sus previsiones. El economista jefe del organismo, Peter Praet, aseguró que el BCE sigue listo para ampliar su programa.
China, el origen de las últimas inestabilidades, planea seguir los pasos de los grandes bancos centrales del resto del mundo con un plan de estímulos con el que inyectará hasta 200.000 millones de euros en su economía para conseguir estimular la demanda interna. Con este capital, el organismo pretende generar inversiones de hasta un billón de euros en los próximos tres años.
El Banco de Japón, por último, mantuvo esta semana sin cambios su plan de estímulos y ampliará la base monetaria en unos 600.000 millones de euros al año.
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