El precio de los carburantes
El precio de la gasolina ha subido 12 céntimos por litro por los impuestos durante la crisis
Según la patronal del sector, el crudo sólo ha encarecido dos céntimos su precio
¿Por qué suben los precios de los carburantes? La creencia generalizada es que lo hacen por el incremento del coste de su materia prima, el petróleo.
¿Por qué suben los precios de los carburantes? La creencia generalizada es que lo hacen por el incremento del coste de su materia prima, el petróleo. Sin embargo, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) apunta a la fiscalidad como la principal razón del importante repunte que han experimentado los carburantes en los últimos años. En concreto, la patronal del sector calcula que, desde 2008, coincidiendo con el estallido de la crisis económica, los impuestos asociados a la gasolina han subido doce céntimos por litro y los del gasóleo, diez céntimos por litro.
En el caso de la gasolina, el encarecimiento total del producto en los últimos siete años ha ascendido a catorce céntimos por litro, dado que el precio antes de impuestos (PAI) del litro sin plomo se ha encarecido en dos céntimos por litro. Esta subida de impuestos ha cambiado la composición del precio de este carburante. Mientras que según los datos de la AOP en marzo de 2008, de media, el PAI representaba el 50% del coste del producto y los impuestos el otro 50%, en marzo de este año el reparto era 46%-54% en favor de la fiscalidad debido a las diferentes subidas.
Lo mismo ha sucedido con el gasóleo. Los impuestos de este carburante representan ahora el 49% del precio final, frente al 42% de 2008, mientras que al PAI ha pasado de ser el 58% de hace siete años al 51% ahora. La evolución de los componentes del precio del gasóleo ha sido similar en cuanto a la fiscalidad -los impuestos han incrementado su precio en 10 céntimos por litro, según la patronal petrolífera-, pero muy distinta en el caso del precio antes de impuestos, que ha caído según sus datos seis céntimos, desde los 66 hasta los 60 céntimos.
La lista de revisiones impositivas que han afectado al precio de los hidrocarburos es nada desdeñable. Desde que en 2008 la crisis obligase al Estado a rehacer las finanzas públicas para evitar la quiebra de España, se han sucedido casi anualmente hasta 2013. La primera en afectar a los carburantes fue el incremento del Impuesto de Hidrocarburos en junio de 2009. Fueron 2,9 céntimos por litro, más su correspondiente IVA. Un año después fue precisamente el principal impuesto indirecto para gravar el consumo el que se incrementó desde un tipo general del 16% al 18%. La revisión entró en vigor el 1 de enero de 2010. Poco más de dos años después, en septiembre de 2012, el Gobierno dio otra vuelta de tuerca a este impuesto y volvió a incrementar su tipo general desde el 18% al 21%. El impacto del IVA en el precio de los carburantes no es lineal. Dado que es un porcentaje que se aplica al precio antes de impuestos, su importe varía en función de la variación de este precio.
En enero de 2013 se produjo otro incremento impositivo derivado del final de la exención del impuesto de hidrocarburos para los biocarburantes. Una directiva de la Unión Europea obliga a los Estados miembros a incorporar a los carburantes de automoción una proporción de biocombustibles. En términos de volumen, esta obligación se traduce en que los gasóleos que se venden en gasolinera incorporan un 9% de biodiésel, mientras que las gasolinas llevan un 7% de bioetanol o biometanol. Para incentivar su consumo, en 2002 el Gobierno de José María Aznar eximió de impuestos a estos productos durante un plazo de diez años que venció a finales de 2012. Con ello, el precio de la gasolina y el gasóleo se incrementó entre 3,5 y 4,5 céntimos por litro, aumento en el que ya se incluye la revisión del tipo de IVA en vigor.
Al margen de la administración central, en los últimos años se han producido aumentos del tramo autonómico del Impuesto de Venta a Minoristas de Determinados Hidrocarburos (IVMDH), el conocido como “céntimo sanitario”. Desde el 1 de enero de 2013, esta tasa se incorporó al impuesto de hidrocarburos cuatro años después de que Bruselas lo declarase ilegal.
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