Economía

El valor del español

Parte de la economía de nuestro país no se genera en una oficina. Está en la lengua que se comparte en las aceras, que supone el 15,6% de nuestro PIB, o en los monumentos que descansan bajo el sol

España siempre podrá presumir de ser uno de los países del mundo que más valor genera
España siempre podrá presumir de ser uno de los países del mundo que más valor generalarazon

Parte de la economía de nuestro país no se genera en una oficina. Está en la lengua que se comparte en las aceras, que supone el 15,6% de nuestro PIB, o en los monumentos que descansan bajo el sol

Aunque las finanzas no vayan del todo bien, España siempre podrá presumir de ser uno de los países del mundo que más valor genera, y el Día de la Hispanidad nos lo recuerda. Lo hace a través de elementos de nuestra historia que producen, como la cultura, el patrimonio o la lengua común, que suponen el 15,6% del PIB de nuestro país. Todos ellos son parte esencial de nuestra economía, para la internacionalización de las empresas, para el flujo de inversiones, para el comercio y para sectores con tanto peso como el turismo.

Entre todas las virtudes de España hay una que destaca sobremanera, la lengua. En el mundo la hablan 577 millones de personas y 480 millones de ellas la tienen como materna. Obviamente, es un enorme beneficio poderse comunicar con facilidad con tanta gente y con un continente casi entero por las naciones hispanohablantes de América Latina y la cantidad de ciudadanos que dominan el español en Estados Unidos.

LENGUA.

Entenderse es un factor fundamental en el comercio, y los estados que comparten lengua intercambian bienes y servicios un 70% más que los que no tienen un habla común. Así, el español ha sido una herramienta de vital importancia a la hora de buscar socios en la época de mayor aperturismo comercial de nuestro país. Es decir, en los últimos años, cuando las exportaciones han aumentado un 32,4% entre 2011 y 2018, pasando de los 215.230 millones de euros a los 285.024 millones en 2018.

La lengua común también incrementa los flujos de inversión en un 580%, pues comprender el contexto jurídico en el que se invierte el capital da bastante seguridad. De esta manera, España es el decimo noveno país en recepción de inversión (19.000 millones de dólares), y ocupa esta posición, en buena medida, al capital que llega desde América Latina y la sociedad hispanohablante de Estados Unidos.

El director de la investigación “Valor económico del español”, promovido por Fundación Telefónica, con 14 volúmenes publicados entre 2007 y 2015, José Luis García Delgado, afirma que “el idioma común ha actuado como una peculiar renta de situación con excelentes réditos; ha multiplicado por tres las exportaciones españolas y por siete los flujos financieros (inversión directa exterior)”.

Por otra parte, la lengua ha sido un factor fundamental para la internacionalización de las empresas españolas, que primero (en los 80 y 90) optaron por expandirse hacia América Latina por las facilidades para comunicarse en el continente. A partir de ahí, continuaron creciendo hasta que nuestro país puede sumar 24 grandes multinacionales, según Funcas. García Delgado mantiene que “compartir el español ha sido un factor de primer orden” en la internacionalización de las empresas.

De todas ellas, Inditex se encuentra en la lista de compañías con más valor bursátil en todo el mundo, siendo uno de los referentes del sector textil en todo el planeta. España cuenta con el mayor contratista a nivel mundial por volumen de negocio, ACS. Además, con dos bancos (Santander y BBVA), entre los 50 primeros con mayor capitalización, y una operadora de telecomunicaciones (Telefónica) entre las 10 con mayor capitalización.

En definitiva, la lengua es la principal causa del posicionamiento y la visibilidad que España tiene en el panorama internacional, siendo el vigésimo sexto país más competitivo según el Banco Mundial. La comunidad hispanohablante es uno de los motores de la economía global, ya que sus compras anuales representan el 9% del PIB del planeta.

CULTURA.

Algunas de ellas forman parte de nuestras industrias culturales: la literatura, la música o el cine español. Escritores como Arturo Pérez-Reverte, cantantes como Alejandro Sanz o directores como Pedro Almodóvar, han trasladado lejos de nuestras fronteras la cultura nacional y gracias a sus obras han generado un valor que termina repercutiendo en nuestro país. Hasta el punto de que España es la tercera nación con mayor influencia cutural del mundo, solo superada por Italia y Francia.

De hecho, aunque tengamos nombres propios que brillan internacionalmente por sí mismos, una tarea pendiente es promocionar mejor el conjunto de nuestra cultura, siguiendo el ejemplo de los dos citados estados europeos. Ése es el camino para aprovechar del todo el potencial de este sector y que genere aún más valor en nuestra economía. De momento, representa el 3% del PIB (30.000 millones de euros anuales), crea unos 700.000 empleos y acumula el 2,5% del gasto de los hogares.

Mención aparte merece el producto de moda, las series. España ha sabido sacar partido de su tirón, vendiendo creaciones como “Élite”, “Vis a Vis” o la reconocida en todo el mundo “La Casa de Papel” a la plataforma con más usuarios, Netflix. La aportación a la economía es bastante gruesa. Según el informe “Las oportunidad de los contenidos de ficción” de PwC, la producción de series suma 655 millones de euros al PIB.

PATRIMONIO.

Y de la pantalla a la calle, al patrimonio histórico y natural que se extiende por toda España. Somos el tercer país con más Patrimonio de la Humanidad, contando 48, tras los 55 de Italia y los 54 de China. Pero no solo la arquitectura, los monumentos, las ciudades históricas o los paisajes conforman el patrimonio español. Existe otro valor más intangible. Somos el país con mayor superficie de biodiversidadconservada con 222.356 kilómetros cuadrados, superando a Francia (con 184.682 kilómetros cuadrados) y a Reino Unido (con 150.865 kilómetros cuadrados).

La riqueza que generan la cultura y el patrimonio son incalculables. “Intuitivamente se entiende que es muy alto, en efecto; y, aunque difícil (por la variedad de fuentes y de criterios de computación), podría intentarse un cálculo agregado. Ésa es una investigación pendiente, que necesitará, claro está, un equipo plurinacional”, apunta García Delgado.

El catedrático Javier Rivera Blanco, por su parte, cuenta en un estudio publicado por la Fundación Alternativas que “el censode bienes declarados en España supera los 120.000 bienes y, según estudios, de cada euro invertido en ellos, retornan 22”.

Otra manera de acercarnos a conocer su aportación a la economía es el turismo, pues nuestros visitantes se deciden por España por sus edificios históricos, sus costumbres, su paraje natural... De este modo, el sector supone el 14,6% del PIB nacional, un total de 178.000 millones euros, según datos del Consejo Mundial de Viajes y Turismo.

GASTRONOMÍA.

Otro de nuestros atractivos es la gastronomía, la calidad de nuestros alimentos y de nuestros cocineros. De hecho, el 15% de todos los turistas les mueve este motivo, indica KPMG. Nuestra fama ha sido cultivada, entre otras cosas, porque en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo, España es el que más tiene con siete.

En cuanto a productos concretos, el más destacado es el vino, pues exporta 22,1 millones de hectolitros cada año (más de 3.000 millones de euros), lo cual demuestra el enorme prestigio con el que cuenta este sector nacional y su capacidad para generar riqueza económica. Tampoco hay que olvidar las carnes, especialmente los derivados del cerdo, cuyas exportaciones superan los 4.700 millones de euros, o el aceite de oliva, que suma ventas al extranjero por más de 4.000 millones de euros, señalan desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas.

Y es que la gastronomía en España es uno de los fuertes de nuestra economía. Un estudio de KPMG concluye que supone una producción valorada en 338.000 millones de euros, equivalente al 33% del PIB, y ocupa a unos 3,73 millones de trabajadores. Es decir, al 18% de todos los empleados de nuestro país.

DEPORTE.

España cosecha grandes éxitos gastronómicos. Tantos como deportivos. Somos una gran potencia en este sentido y, por ese motivo, ocupamos el quinto puesto en cuanto al peso de su deporte nacional en el PIB, un 1,4%, alrededor de 15.000 millones de euros. No obstante, Jaume García, catedrático del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), cree que “hay un amplio margen de crecimiento en España, en referencia a lo que ocurre en otros países”.

Para sacar partido a todo el potencial, señala, “es necesario ser competente, ya que serlo garantiza ser competitivos. Es necesario que todos los agentes que participen de esta industria trabajen juntos”. Entre ellos, las casi 20.000 empresas que tienen alguna vinculación con el deporte en nuestro país.

TRANSPORTE.

Del patrimonio deportivo al civil, las infraestructuras, que también resultan claves de las economías desarrolladas. Y si en algunas destaca España son en las dedicadas al transporte. En primer lugar, se deben destacar las ferroviarias. Somos el cuarto país con mejores redes de este tipo, solo superados por Japón, Suiza y Hong Kong (o lo que es lo mismo, somos líderes dentro de la Unión Europea).

Aunque quizá el dato más relevante es el relacionado con la alta velocidad. En este tipo de redes, España es el primer país europeo, con 3.240 kilómetros, y el segundo del mundo tras China. La alta velocidad es el futuro (más bien cercano) del sector ferroviario, y todos los países están desarrollando sus líneas.

Como el nuestro está tan bien posicionado y sus empresas tienen años de ventaja en la elaboración de estas redes, están siendo reclamadas para participar en grandes proyectos internacionales ferroviarios de alta velocidad, como son el AVE a la Meca o el de California, el llamado “tren bala”. La rapidez con la que en el pasado España se ha implicado en estas infraestructuras está siendo un generador de valor añadido en el presente.

Es un caso parecido al de las carreteras. Nuestro país es el que más kilómetros posee en toda la UE, con alrededor de 170.000, seguido por Alemania con 130.000 y por Francia con 120.000. Un liderazgo que ha permitido a empresas españolas como Acciona estar presentes en proyectos de relevancia internacional como la autopista Toowoomba Second Range Crossing, en el estado de Queensland, en Australia, y la autopista A-30 en Montreal (Canadá).

Igualmente Aena Internacional está presente en la gestión de aeropuertos alrededor del mundo. 12 en México, seis en Estados Unidos, tres en Colombia, tres en Reino Unido, tres en Bolivia, uno en Suecia y uno en Angola. Ha conseguido estos contratos gracias a su eficacia y eficiencia en la gestión de los aeropuertos, que son los terceros que más tráfico de pasajeros acogen en la Unión Europea (209 millones), después de los británicos (264 millones) y los alemanes (212 millones).

Cualquier colaboración de una empresa nacional lejos de nuestras fronteras supone una exportación directa a nuestra economía. Pero también indirecta, pues genera una imagen de confianza hacia lo español, esa etiqueta que viaja alrededor del mundo produciendo un valor añadido intangible pero que sin el que nuestro país no tendría tanta riqueza como de la que disfruta.