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España, a la cola de los países para iniciar un negocio

España, a la cola de los países para iniciar un negocio
España, a la cola de los países para iniciar un negociolarazon

Un informe del Banco Mundial sitúa a nuestro país en el puesto 86, al mismo nivel que Mongolia. Se requieren al menos siete trámites y más de 12 días para iniciar una actividad empresarial.

En España no es fácil emprender un negocio. Al menos eso es lo que asegura el último informe anual publicado por el Banco Mundial bajo el título «Doing Business 2019». El documento sitúa a nuestro país en el puesto 86, a la altura de Mongolia, de entre los 190 que se posicionan en el ranking, que mide la facilidad para abrir una empresa. Una clara situación de desventaja respecto a otros países como Nueva Zelanda, Georgia, Singapur, Canadá o Hong Kong que lideran las primeras posiciones de la lista.

Pero, ¿por qué en España es tan difícil abrir un negocio? Los expertos lo tienen claro, es cuestión de burocracia. Concretamente en nuestro país hay que realizar, según el informe, como mínimo siete trámites administrativos, dos más que los países más ricos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y esperar al menos 12,5 días para poder abrir un negocio. Sin embargo, «la realidad es que en las empresas de cara al público, conseguir licencias y permisos tienen unos plazos más largos. Esto provoca que el nuevo empresario tenga que soportar grandes costes sin tener la posibilidad de generar ingresos, pudiendo llegar a hacer fracasar un negocio antes de que arranque», explica a LA RAZÓN Francisco Méndez, Director General de Impulsando Tu Empresa. Algo en lo que coincide Celia Ferrero, vicepresidenta ejecutiva de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), que cuenta como «para cuestiones tan sencillas como poner aire acondicionado o algún tipo de horno en un local se necesita un informe de impacto medioambiental que se gestiona en tres niveles de administración diferentes: estatal, autonómico y municipal. Todas esas licencias retrasan la puesta en marcha de una empresa».

Además, el coste burocrático de los trámites administrativos supone también un problema para los emprendedores. En España las tasas alcanzan el 4% de la renta por habitante y el capital desembolsado roza el 12% de la renta per cápita, cuatro puntos por encima de la media de la OCDE. Un sinsentido si se tiene en cuenta que, «para emprender, los españoles necesitan tirar de tus ahorros y de “Friends and Family” –como lo denomina Méndez– ya que el resto de vías o no están a su alcance o pueden llegar muy tarde», matiza el experto.

A pesar de que en España existe la figura de la sociedad unipersonal y del emprendedor de responsabilidad limitada –que no han de aportar capital social– lo cierto es que se usan muy poco. Las trabas burocráticas hacen impracticable esta figura sobre todo al inicio de la actividad. «Un grave problema son los certificados digitales para cuya obtención también es necesario personarse en la administración. Se podría utilizar el DNI electrónico pero está claro que no funciona», recalca Ferrero.

Ante esta disyuntiva, la experta ve como única solución posible la digitalización de la administración: «Hay que buscar que la digitalización y la comunicación telemática sea sencilla e intuitiva. Que todo se pueda realizar vía «smartphone». Además, hay una descoordinación normativa entre administraciones, por ejemplo, se pueden encontrar ayuntamientos que generan una licencia exprés, lo que acelera la apertura de ciertos negocios, y otros que no las ofrecen. Esto tiene una consecuencia muy negativa para el emprendedor que se denomina como “lucro-cesante”, ya que mientras no se resuelvan los permisos, el empresario está pagando alquiler, seguridad social etc., pero sin poder realizar la actividad». De hecho, con la completa digitalización del sistema se evitaría que los empresarios tuvieran la tentación de altarse la burocracia o funcionar sin licencias que pueden acarrear multas tan graves como el cierre cautelar de la actividad y sanciones económicas que oscilan entre 3.000 y 60.000 euros.

Fuentes de financiación

Sin embargo, no todos los hándicaps se encuentran en el desarrollo tecnológico. Las fuentes de financiación también son importantes, sobre todo a la hora de afrontar trámites con la administración. Es el caso, por ejemplo, de las obligaciones con Hacienda, la declaración previa al inicio de operaciones, el alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), el IVA, la obtención del CIF, el registro del empresario en el régimen de trabajadores autónomos o el alta de los trabajadores en la Seguridad Social. A esto hay que añadir los papeleos en el registro mercantil, donde se ha de inscribir a la sociedad. Toda esta costosa burocracia es obligatoria en la creación de toda empresa. Méndez apuesta porque, a nivel financiero, la oferta pública para el emprendimiento sea mucho más ágil para poder ser de ayuda al emprendedor.