Lucha contra el desempleo

Extremadura, la única autonomía en la que el paro no bajó en 2016

La Razón
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La comunidad se queda atrás en la mejora de su mercado laboral. Diversos factores estructurales, como el débil tejido empresarial

o el bajo nivel de formación, dificultan su recuperación.

Como un jarro de agua fría. Así fueron recibidos en Extremadura las cifras de la última Encuesta de Población Activa (EPA), que indica que en el último trimestre del año la región se ha quedado descolgada en el camino de la recuperación del empleo. Mientras, en el resto de España continúa a buen ritmo el crecimiento de la ocupación y la reducción del paro, Extremadura ha terminado 2016 como la única comunidad con más parados y menos ocupados que un año antes.

«Los resultados han sido realmente una sorpresa para muchos economistas», asegura Mercedes Vaquera, presidenta del Consejo Económico y Social de Extremadura. «Las previsiones pintaban un escenario más optimista para nuestra región, aunque sabíamos que estaríamos por debajo de la media nacional», añade.

La EPA, sin embargo, refleja que en el cuarto trimestre el empleo se redujo en Extremadura en 14.500 personas y el desempleo aumentó en 13.100. Aunque se enmarca dentro de la estacionalidad habitual de la región, este comportamiento negativo ha supuesto que, en comparación con el mismo periodo del año anterior, la ocupación haya caído en 2.000 personas y el paro haya aumentado en 900. De esta manera, la tasa de paro se ha incrementado hasta el 28,31%, la más alta del país, circunstancia que no se producía desde el segundo trimestre de 2007. En el caso de los más jóvenes, la tasa se sitúa en el 52%, solo por detrás de Andalucía. La construcción, con 2.700 ocupados menos, y los servicios, con 3.300 menos, son los sectores que explican esa caída interanual.

La presidenta del CES extremeño señala que estos datos ponen de manifiesto no es tanto que Extremadura se quede descolgada de la recuperación, sino «una ralentización de nuestra economía regional y, por ende, de su mercado de trabajo, con un retroceso en la evolución, sobre todo trimestral, a los datos que se manejaban del último trimestre de 2014».

En una línea similar se manifiestan otros analistas, que prefieren poner el foco en los datos de media anual, puesto que la EPA puede arrojar datos regionales muy cambiantes de un trimestre a otro. Desde este punto de vista, «el empleo ha crecido en Extremadura, como en todas las comunidades, pero poco, es de las que menos», señala María Jesús Fernández, economista de Funcas. Miriam Montañez, analista de BBVA Research, insiste: «El mercado laboral en Extremadura ha evolucionado de más a menos a lo largo del año. Como resultado, el aumento del empleo en 2016 es del 1,8% en la región, frente al 2,7% en España». También en media anual, se ha colocado como la región donde menos se ha reducido el paro: un 5,8%, casi la mitad que el conjunto del país (11,4%). Es un comportamiento muy similar al que muestran los indicadores mensuales de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social, que dejan a Extremadura como la comunidad con peor evolución.

Montañez subraya asimismo que, mientras la mayor parte de la mejora del empleo en España se debe a los servicios privados, en esta región «el soporte principal ha sido el sector público, sin que el privado haya aportado al crecimiento del empleo». En concreto, de los 6.600 ocupados más que hay en media anual, 6.300 corresponden a las administraciones públicas, que dan empleo al 26,5% de los trabajadores totales, el porcentaje más alto del país. A su juicio, «la falta de dinamismo del sector privado es una dificultad añadida para la economía regional, que puede verse acrecentada por la necesidad de avanzar en el proceso de consolidación fiscal». De hecho, Extremadura es la región que más déficit acumulaba hasta noviembre, un 1,45%, más del doble del objetivo para todo el año.

Detrás de esta evolución del panorama laboral extremeño hay factores tanto coyunturales como estructurales. Entre los primeros cabe citar, según la analista de BBVA Research, las dificultades para recuperar las exportaciones, y que estas ganen peso en la economía, y también para crear empleo privado y estable, que marcan diferencias con respecto a aquéllas en las que el turismo está impulsando el crecimiento.

Ahora bien, los factores más decisivos tienen carácter estructural. Uno de ellos es la configuración de la economía extremeña, que se caracteriza, como apunta la economista de Funcas, por una productividad muy baja, ser muy dependiente del sector agrícola, tener una industria básicamente de alimentación y porque su comercio se basa en productos agrícolas o agroindustriales, que son «sectores tradicionales de bajo valor añadido y crecimiento de la demanda». Por su parte, Montañez añade la necesidad de mejorar la participación en el mercado laboral, la propensión exportadora y el tamaño de sus empresas. Y Vaquera menciona la «escasez de infraestructuras», lo que afecta a la competitividad.

Pero tal vez el factor esencial sea la baja cualificación de la población activa: el 53% tiene un nivel inferior a la enseñanza secundaria completa, frente al 38% de la media nacional. «El nivel de formación de la población extremeña no es propio de un país desarrollado», asegura Fernández. La consecuencia es la menor atracción de actividades y una menor iniciativa, de ahí que “la población que se forma tenga que buscarse la vida fuera».