Rescate a Chipre
Fuego cruzado entre Alemania, Bruselas y Rusia por el rescate
Nadie quiere hacerse ahora responsable de la tasa. Moscú la tacha de «confiscación injusta»
El caos chipriota, que lleva gestándose meses pero acaba de estallar con la aprobación de un programa de ayuda por valor de 10.000 millones a cambio de una quita sobre los depósitos, ha puesto en evidencia nuevamente la calidad de las decisiones del gobierno económico europeo y ha abierto la puerta a la enésima crisis de la moneda única. Cuando parecía que todo estaba bajo control y la pasada semana los líderes de los 17 se afanaban por transmitir que celebraban la primera «cumbre de la normalidad» desde hace dos años, nadie contaba con que la reunión que mantendrían los ministros de Economía a continuación para resolver el problema bancario de la minúscula isla mediterránea inundaría de incertidumbre la economía. La decisión de hacer contribuir a los ahorradores con 5.800 millones provocó un terremoto en los mercados ante el temor de que esta «medida excepcional» para Chipre se reproduzca en el futuro en otros estados en apuros.
Además, tan polémica idea, que se ha visto rectificada ya por la «troika» y podría volver a sufrir cambios ante la evidencia de que el Parlamento chipriota no está dispuesto a aprobarla, parece ser huérfana. Durante el fin de semana se aseguró que el Gobierno de Angela Merkel, inmerso en pleno proceso electoral, estaba detrás de la misma para no dejar el peso de la carga solamente a los contribuyentes alemanes, que verían así un «justo castigo» sobre los chipriotas que han gozado los últimos años de unos tipos de interés estratosféricos que han convertido la isla en poco más que un paraíso fiscal. Sin embargo, ayer Berlín negaba haber presionado para lograr incluir la polémica tasa a los ahorradores y aseguraba que la decisión fue del Ejecutivo de Nicosia. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, afirmó que el Gobierno alemán y el FMI apostaban por un «bail-in», es decir, que la mayor parte de la financiación del rescate proviniese del propio Chipre, y aunque al final ello fuese «similar» a la tasa sobre los capitales, destacó que la fórmula final fue decisión exclusiva del Gobierno de Nicosia. Sin embargo, fuentes comunitarias aseguran que fue la negativa del FMI a que el rescate ascendiese a 17.000 millones la que detonó todo.La oposición a la tasa no sólo se ha producido entre los partidos chipriotas. Rusia ha mostrado una viva disconformidad con un arreglo que va a afectar en especial a los ciudadanos, empresas y bancos rusos que operan en la isla. Tanto su presidente, Vladímir Putin, como el primer ministro, Dmitri Medvédev, han criticado abiertamente la medida. «No andaremos con rodeos; esto –la quita– se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno», declaró el jefe del Ejecutivo ruso.
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