Hacienda pronosticó con éxito la recuperación económica

La evolución de la economía española respaldará al Gobierno en la recta final de la legislatura, con unas elecciones europeas en ciernes, apenas a doce meses de las autonómicas y con un plazo de año y medio para las próximas generales. La mejoría del PIB, al 1,2% este año y al 1,8% el siguiente, seguirá apuntalada gracias al relevo del deprimido sector inmobiliario por las exportaciones. La demanda interna comenzará a despegar, con una tímida creación de empleo que permitirá que el gasto de las familias aumente después de la fuerte caída registrada en 2012 y 2013, descenso acrecentado por el fuerte aumento del esfuerzo fiscal aplicado al sector privado nacional.

Uno de los principales «oráculos» de este proceso de recuperación ha sido precisamente el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, que en octubre de 2012 apostó por que 2013 sería «el último año de recesión económica en España» gracias a unos Presupuestos marcados por la «austeridad y con contención del gasto público». «Con austeridad no salimos», dijo el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Montoro, consciente de que las cerca de 50 subidas de impuestos aplicadas entre 2012 y 2013 lastraron el PIB de nuestro país hacia una recesión más dura de la prevista, percibió un mes después los primeros «síntomas de recuperación», reflejados en la balanza de pagos. «España no necesitará recursos del exterior para volver a crecer», argumentó.

Dos meses después, en enero de 2013, y con los primeros datos de cierre presupuestario de 2012, Montoro fue aún más optimista al señalar que «no habrá país que haya bajado su déficit público tanto en un momento de recesión, y eso es lo que está haciendo que los mercados vuelvan a confiar en nosotros».

El «agujero» presupuestario de las cuentas públicas españolas se redujo en 2012 en cerca de 24.000 millones de euros (hasta el 6,84% del PIB sin contar el rescate bancario), gracias a la aplicación de 26 subidas tributarias, principalmente, y al proceso de recorte de gasto público. El anuncio del presidente del BCE, Mario Draghi, sobre el plan «virtual» de compra de bonos soberanos en el mercado marcó el inicio de reducción del coste de financiación de la deuda pública española, que se mantiene hasta nuestros días.

En marzo de 2013, el ministro argumentó que gracias a los esfuerzos «de toda la sociedad», España logró un «superávit por cuenta corriente de 3,5 puntos del PIB». Con la demanda interna aún deprimida, el sector exterior se convirtió en «lo que nos está sacando de la crisis», señaló. «Se abrirá un horizonte de creación de empleo y crecimiento», auguró.

Tres meses después, la caída de los precios fue el indicador elegido por Montoro para pronosticar «tasas bajas desconocidas», lo que «mejorará el poder adquisitivo» de los españoles. En julio, volvió a repetir que «el final de la crisis está cerca» y apuntaló esta previsión en el aumento de la recaudación tributaria registrado en junio. «España será capaz otra vez de asombrar al mundo», dijo en septiembre.

Con la salida de la recesión, en el tercer trimestre de 2013, el ministro introdujo la variable de la creación de empleo en su discurso. «Estamos a las puertas de que haya afiliación positiva a la Seguridad Social en términos netos», dijo Montoro en noviembre. Para despedir 2013, y en el debate de los PGE para 2014, auguró «creación de empleo con nitidez» para el presente ejercicio.

Los conflictos tributarios caen un 1,1%

La Agencia Tributaria (AEAT) registró 316.898 conflictos tributarios en 2013, un 1,1% menos que los 320.403 de 2012, pero un 32,8% más que los 238.634 de 2006. Pese al fuerte incremento registrado especialmente entre 2006 y 2009, la AEAT destaca que el índice de conflictividad relativa –porcentaje que el número de conflictos representa en relación al número total de actos tributarios susceptibles de revisión en vía administratriva– ha pasado del 2,7% al 1,7%, un 37% menos, gracias al mayor incremento de los actos emitidos por la propia Agencia.