Empresas

«La competencia desleal es el principal obstáculo para desarrollar mi empresa»

Raquel Oliva, vicepresidenta de Oliva Iluminación
Raquel Oliva, vicepresidenta de Oliva Iluminaciónlarazon

Cuida su imagen. Su belleza natural siempre está resaltada. Escucha. Mira a los ojos. Trata de entender a las personas. Cree que el secreto de la direeción empresarial estriba en una buena y cercana gestión de los recursos humanos. Se presenta, cuando se le pide, como «madre, empresaria y una persona muy trabajadora y constante».

– ¿Se siente empresaria por vocación o por obligación?

– Desde que era pequeñita, en mi casa continuamente se hablaba de iluminación y negocios. Mi hermano, 10 años mayor que yo, también lo hacía cuando se incorporó a la empresa. Es connatural a mí. Viajaba frecuentemente con mis padres a las ferias de Alemania, Italia y otros países. Lógicamente, cuando terminé mis estudios, no se me ocurrió otra cosa que ir de cabeza a la empresa familiar.

– ¿Se siente más, empresaria o diseñadora?

– Soy más empresaria. Estoy más volcada en los números, pero el diseño me encanta y yo también participó en el proceso de selección del producto. Todo lo que se pide para las tienda pasa por mis manos, pero previamente unos profesionales se han encargado de buscarlo y seleccionarlo.

– ¿En qué se distinguen los que pasan por sus manos de los que no?

– Tengo una visión bastante amplia. Aunque también me confundo, suelo acertar porque todo el mundo me pregunta.

– ¿Qué significa que haya una mujer al frente de Oliva Iluminación?

– Da igual que sea una mujer o un hombre. Me ha tocado a mí. Tan sencillo como que estaba en el lugar oportuno en el momento adecuado y mi padre decidió que fuera yo.

– ¿La mujer tiene alguna cualidad especialmente beneficiosa para la gestión?

– Creo que sí. Tenemos bastante psicología con la gente. Y sabemos cómo formar equipo, captar talento y anticipar problemas... Creo que tenemos otra visión, pero mi padre ha dirigido la empresa maravillosamente bien durante 40 años. Ojalá lo haga yo igual que él. No creo que sea cuestión de sexos.

– En estos 20 años, ¿cuál ha sido su principal contribución a la compañía?

– Montar en el año 2000 el departamento de proyectos porque empezamos a hacer centros comerciales y diseños de envergadura que no podíamos abarcar eficientemente con la estructura que teníamos. Entonces, decidimos crear una oficina que se dedicara exclusivamente a esa labor.

– Y eso ha hecho que la empresa sea mucho más grande hoy.

– Efectivamente. El negocio hoy en día está más en los proyectos que en las tiendas, aúnque éstas venden bastante.

– ¿Es tan difícil para una mujer dirigir un negocio como dicen las leyendas?

– No deja de ser un mito. Las mujeres son tan capaces como los hombres.

– ¿Qué es lo que más valora de su abuelo, el fundador de la empresa?

– Su esfuerzo gracias al cual estamos aquí. Fue muy trabajador y aventurero porque montar una tienda apenas tres años después de la Guerra Civil...

– Después, hubo otra generación.

– Sí, mi padre...

– ¡Vaya sonrisa que se le dibuja en la cara!

– Es que es la persona más maravillosa que conozco en este mundoy no lo digo porque sea mi padre. Sigue yendo a trabajar todos los días. Tiene 78 años. Va dos horas todos los días. No se mete mucho, pero está ahí.

– ¿Le da buenos consejos?

– Me lo ha enseñado todo.

– ¿Recuerda cuál es el que más le ha calado?

– Sí, cuando me casé: «Nunca dejes de trabajar». Tuve tres niños que se llevaban muy poco y pasé una época difícil, y mi marido me decía que lo dejara. Y mi padre me insistía: «Sé independiente». Menos mal que le hice caso porque acabé separándome.

– ¿Cómo le gustaría que fuera la empresa que dejara a la próxima generación?

– Me encantaría que fuera mayor y global. El proceso de internacionalización ya lo hemos iniciado porque vamos de la mano de cadenas españolas que implantan tiendas u hoteles en otros países. Nos gustaría dar el salto a Latinoamérica y ya lo estamos estudiando. Los proyectos y nuestro propio producto son hoy en día los pilares de Oliva Iluminación y los propulsores de su desarrollo.

– ¿Cuáles son las claves que explican no sólo la supervivencia, sino el crecimiento de la firma?

– Tenemos un protocolo familiar muy estricto. Ahora mismo las dos únicas personas de la familia que trabajamos aquí somos mi hermano y yo. Sólo podrían entrar nuestros hijos. La familia política, no. Todos tenemos que estar casados en separación de bienes y nuestros hijos deben contar con una licenciatura, un año de experiencia laboral fuera al menos y un máster.

– ¿Cuáles son para usted las principales habilidades y competencias que debe tener un empresario?

– Saber entender a la gente, escuchar mucho y tener mucha mano izquierda.

– ¿Cuáles son los obstáculos con los que se encuentra con más frecuencia?

– La competencia desleal. Hay gente capaz de tirar los precios y no ganar nada para robarte una obra.

La tienda del abuelo

El abuelo de Raquel es el fundador de esta compañía. Todo lo grande empieza pequeñito y lo primero que hizo Francisco Oliva Alocén en 1942 fue montar una pequeña tienda en la calle Pelayo que fue creciendo y adquiriendo prestigio gracias a su anticipación y visión. La luz no sólo sirve para iluminar, sino también para modificar espacios y dimensiones. Su padre la consolidó y siguió impulsando su crecimiento. La tercera generación la ha convertido en la empresa líder del sector y en un «partner» de constructores, arquitectos e interioristas. Ha desarrollado la iluminación de la Biblioteca Nacional, de hoteles de NH, AC y Eurostars y de tiendas de Cortefiel, Apple o Starbucks, entre otros.

EL PERFIL

Se siente muy empresaria. Es normal. Desde que la mecían en la cuna, ya oía hablar de negocios e iluminación. Amante de su trabajo y del diseño, su formación académica es envidiable. Licenciada en Empresariales y Relaciones Internacionales por la Universidad de Richmond, completó sus estudios con másteres y cursos en distintas disciplinas.