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La quiebra de Fagor amenaza a Eroski, Lagun Aro y Laboral Kutxa

Los vínculos financieros entre las empresas de la Corporación Mondragón hacen temer un «efecto dominó». El impacto en el grupo será de hasta 1.000 millones

La quiebra de Fagor amenaza a Eroski, Lagun Aro y Laboral Kutxa
La quiebra de Fagor amenaza a Eroski, Lagun Aro y Laboral Kutxalarazon

La decisión de Orona, Eroski y Laboral Kutxa de no sumarse al rescate de Fagor en el consejo general de la Corporación Mondragón puede tener efectos no deseados sobre el futuro de uno de los grupos industriales más importantes de España, el primero del País Vasco y el emblema del cooperativismo en España.

La salvación, al menos temporal, de Fagor Electrodomésticos requería de una inyección de 170 millones de euros, que gozaba del visto bueno del Instituto de Crédito Oficial (ICO), por parte del Gobierno central, del Gobierno vasco y de los bancos acreedores, que a regañadientes habían aceptado una quita... pero faltaba el acuerdo unánime del consejo general de Mondragón que no llegó. El modelo así lo exige. La representación de Laboral Kutxa basó su negativa en que la corporación no es un grupo, sino una asociación de cooperativas.

El «no» del consejo general de Mondragón es una condena a muerte de Fagor y quién sabe si de la propia Laboral Kutxa, Lagun Aro y Eroski, el grupo de distribución que tras la compra de Caprabo, hace seis años, acumula pérdidas de 430 millones de euros y una deuda de 2.900 millones. Ahora, Fagor cuenta las horas para presentar concurso de acreedores, después de que el pasado 16 de octubre entrara en preconcurso.

Si, como se espera, Fagor acaba suspendiendo pagos, las pérdidas cuantificables para el grupo Mondragón se estiman en 480 millones de euros, que pueden aproximarse a los 1.000 millones teniendo en cuenta otras consecuencias relacionadas con la crisis de confianza del modelo corporativo, la más que posible retirada de depósitos en Laboral Kutxa y los efectos del aumento de la morosidad y los impagos en la rama financiera de la corporación, formada por la antigua caja laboral popular y la aseguradora Lagun Aro.

La Corporación Mondragón es un conglomerado empresarial que ingresó el pasado año 14.081 millones de euros, un 5,1% menos que en el año anterior, que empleó de media a 80.321 trabajadores y que obtuvo unos resultados de explotación (ebitda) de 1.289 millones en 2012. La caída de Fagor tiene efectos inmediatos en Lagun Aro, la aseguradora encargada del sistema de protección social para socios de cooperativas, que da cobertura a la asistencia sanitaria de los mismos, el sistema de pensiones y las prestaciones en el caso de pérdida del puesto de trabajo.

Con el cierre de Fagor, 1.700 personas perderán su empleo. Para Lagun Aro, la cobertura de dos años de desempleo para este colectivo supone un impacto económico de 220 millones de euros. La única forma de paliar este coste es incrementar en tres puntos porcentuales la cuotas que pagan los cooperativistas lo que, en las condiciones actuales, parece inviable. En el caso de Laboral Kutxa, el problema es más de futuro que inmediato. La entidad financiera que preside Txomin García tendrá que provisionar ya 50 millones de euros. Las consecuencias posteriores pueden ser mucho más graves. Los 1.700 trabajadores que pierden su empleo en Fagor acabarán por elevar los impagados de la entidad y la morosidad.

El temor, sin embargo, reside en la alta probabilidad de que buena parte de los afectados por la falta de apoyo de la corporación a Fagor acaben por retirar sus depósitos. El riesgo de un efecto dominó en estos caso es muy elevado. Basta con recordar la quiebra de Northern Rock, un banco británico que tuvo que ser nacionalizado en febrero de 2008 ante la retirada masiva de depósitos por la crisis de 2007.

El Banco de España ya advirtió en su momento a Laboral Kutxa de que, al ser el brazo financiero de Mondragón, era una unidad de riesgo. De momento, la entidad disfruta de una buena situación. En el primer semestre logró un beneficio de 56,4 millones de euros, después de integrar Ipar Kutxa. Su tasa de morosidad es del 7,88% y tiene un «core capital» del 11%.

Al tratarse de una cooperativa, los integrantes de Fagor no sólo pierden el trabajo, sino el capital puesto en la compañía (unos 13.000 euros) y tienen que responder con su patrimonio ante los acreedores. Un cooperativista integrado en cualquiera de las grandes áreas de negocio de Corporación Mondragón puede pensar que la falta de apoyo manifestada con Fagor no sea una excepción en el caso de que los problemas financieros se extiendan por el grupo.

El presidente de la corporación, Txema Gisasola, ha tratado desde su llegada al cargo (julio de 2012) de modificar el modelo cooperativo de Mondragón. Entre sus objetivos está la «transformación» hacia un modelo de «holding» con el fin de que la cúpula pueda tomar decisiones sin la obligación de que se adopten por unanimidad, con el fin de ganar agilidad. Eso pasa necesariamente por reducir el poder que tienen las cooperativas.