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Tarifa eléctrica

Las prisas no son buenas

La Razón
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Horas antes de ver en el BOE el Real Decreto-Ley aprobado ayer por el Gobierno en relación con el mecanismo para fijar los precios de la Tarifa de Último Recurso (a partir de ahora denominada Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) para el primer trimestre de 2014, la referencia del Consejo de Ministros sugiere tres reflexiones interesantes.

Primera. Se refiere a «la imposibilidad de repetir la subasta antes del 1 de enero de 2014», lo cual sería positivo si indicase que ese es el tipo de mecanismo preferido, es decir, un mecanismo de mercado. A comprobar cuando conozcamos el mecanismo definitivo, dentro del primer trimestre.

Segunda. Se anuncia que el Gobierno está trabajando ya en la reforma del mercado mayorista. Aquí, la reflexión es doble: por qué no se incluyó este tema fundamental en el paquete de temas a tratar en la Ley del Sector Eléctrico, aprobada en el Congreso, y qué alcance va a tener esa reforma. ¿Se va a referir a todos los mercados mayoristas? ¿Va a estar orientada al largo plazo con vocación de estabilidad y perdurabilidad, que sería lo deseable y, en ese caso, cuál será su coherencia con la reforma en curso vía reales decretos, orientada al corto plazo (eliminación del déficit)?

Tercera. En cuanto al nuevo mecanismo para la determinación del término de energía de la tarifa, se indica que debe «corregir los fallos estructurales detectados». Esta expresión es radicalmente diferente de la utilizada por la CNMC el pasado día 20, recogida literalmente por la Resolución de la Secretaría de Estado, que se refería a «circunstancias atípicas». Será por las prisas, pero esta incoherencia merece una explicación. No es lo mismo un conjunto de circunstancias que confluyeron en un momento concreto y que no tienen por qué repetirse, que unos fallos estructurales, que hasta el momento no se han identificado. O quizá nadie se había dado cuenta de que el sistema tenía fallos estructurales

La CNMC y la CNMV anuncian sus informes al respecto en unos días. Esperemos que contribuyan a eliminar la sensación de que se ha actuado con precipitación y que las recomendaciones se orienten a dar estabilidad a las normas, pues legislar en caliente requiere ser cuidadoso. Las prisas no son buenas.