Delito fiscal
Pineda, el «allegador» de fondos
En su juventud fue militante del ultraderechista Frente de la Juventud y participó en actos violentos
Lo de Luis Pineda para allegar fondos monetarios, por los métodos que sean, a organizaciones vinculadas con su persona, le viene de antiguo, incluso de su minoría de edad. Lo que sí es cierto es que ha renunciado al uso de la violencia para estas actividades y serán los tribunales de Justicia los que determinen su grado de culpabilidad en toda la trama Ausbanc, desmantelada por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Comisaría General de Policía Judicial (CGPJ) por orden de la Audiencia Nacional.
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que condenó al entonces militante del ultraderechista Frente de Juventud, Luis Pineda, ahora responsable de Ausbanc, por dedicarse, entre otras cosas, a cometer robos para “allegar fondos económicos” a dicho grupo, no se equivocó al subrayar que había renunciado a los “métodos violentos” para lograr sus aspiraciones. Lo que parece claro, siempre respetando la presunción de inocencia, que a lo que no renunció es a “rondar” el dinero de los demás con fines ilícitos.
En efecto, según la sentencia número 94 de la citada Sala, de 30 de octubre de 1984, Pineda, alias “Luispi”, y varias decenas de militantes del Frente de la Juventud, “se unieron a un grupo, de escasa base operativa y organizativa, se proveyeron de armas y se dedicaron a la realización de acciones violentas contra personas y cosas con el fin de allegar recursos económicos a dicho grupo o en beneficio propio”.
“Los acusados, tras sufrir prisión preventiva, han cesado individual y colectivamente en su anterior conducta delictiva, cumpliendo con normalidad sus deberes ciudadanos, habiendo restablecido su anterior vida familiar o iniciado una nueva conyugal, dando muestras de que renuncian a medios violentos para conseguir sus aspiraciones ideológicas”, agrega.
Estaban vinculados al Frente de la Juventud, se unieron a un grupo, de escasa base operativa y organizativa, se proveyeron de armas y se dedicaron a la realización de acciones violentas contra personas y cosas con el fin de allegar recursos económicos a dicho grupo o en beneficio propio.
En concreto, “Luispi” fue condenado por asaltar a la marquesa de San Eduardo, que fue maniatada, obligada a firmar unos talones bancarios y a la que rasgaron varios abrigos de pieles antes de salir con el dinero de su domicilio. Entonces, era menor de edad. A los 18 años fue detenido por ordenar el lanzamiento de cócteles molotov en la calle Fuencarral de Madrid para conmemorar el primer aniversario del 23-F.
Pineda fue condenado por un delito de robo con intimidación, uso de armas, en casa habitada y utilización de violencia para obligar a suscribir y entregar un talón, a la pena de tres meses de arresto mayor, al aplicar la atenuante de minoría de edad. Se le obligaba a pagar solidariamente con la otra acusada un total de 513.000 pesetas a la marquesa (sobre todo por el valor de los abrigos) y 2.900 a sus dos empleadas del hogar.
En la sentencia se subraya que “Luispi” era una persona "insolvente, sin antecedentes penales, de mala conducta informada"que integraba un grupo formado por una treintena de personas, la mayoría de ellas vinculadas al partido político legalizado Frente de la Juventud, que tenía una "escasa operativa"y estaba dedicado a cometer "acciones violentas"para conseguir recursos económicos y dedicarlos a la organización o a su beneficio "personal".
El 6 de marzo de 1980, sobre las 10.30 horas, Luis Pineda y Beatriz Klecker de Elizalde se dirigieron al domicilio de la marquesa de San Eduardo, María Ignacia López de Soto, situado en la calle O’Donnell, en el distrito madrileño del barrio de Salamanca.
Con las "armas de fuego", conminaron a la sirvienta a abrirles la puerta para acceder al interior del inmueble. "Dirigiéndose a la dueña de la vivienda, la marquesa de San Eduardo, le exigieron que les entregara dinero y, como ésta se abalanzara contra uno de los intrusos, fue golpeada en la cara con una pistola, logrando que esta señora les firmara un cheque por valor de 85.000 pesetas contra su cuenta corriente, que fue cobrado por uno de ellos", añade la sentencia.
Asimismo, se destaca que los asaltantes, entre los que se encontraban Pineda y Klecker, "amordazaron"a la marquesa de San Eduardo, a la portera de la finca y a las dos empleadas del hogar y se marcharon llevándose 2.900 pesetas en metálico de las asistentas y 25.000 pesetas de la marquesa. No contentos con ello, y por razones que no se explican, "rasgaron con navajas el abrigo de astracán, otro de visón chino negro, otro de zorro y una chaqueta de zorro"que eran propiedad de la marquesa. Los daños ocasionados superaban las 400.000 pesetas.
La Sala solicitó el indulto parcial para varios de los ultraderechistas procesados, entre los que no se encontraba Pineda.
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