Impuestos

Sociedades recaudará entre 22.300 y 24.400 millones

Sociedades recaudará entre 22.300 y 24.400 millones
Sociedades recaudará entre 22.300 y 24.400 milloneslarazon

La reforma de este impuesto, recientemente aprobada, permitirá ingresar 8.300 millones extra para cuadrar el déficit. Además, acercará la recaudación final a los 24.868 millones presupuestados

Esta semana España debe presentar en Bruselas el «armamento» que empleará para reducir el déficit hasta el 4,6%. Y como los Presupuestos continúan en el aire, la medida estrella que promulgará para incrementar la recaudación será la recientemente aprobada reforma del Impuesto sobre Sociedades, que se mantendrá hasta 2018 y con la que se pretenden ingresar 8.300 millones de euros al cierre del ejercicio.

No se trata de una subida de impuestos como tal, ya que los tipos generales se mantienen, sino de una medida para lograr liquidez, cumplir con el déficit y evitar la multa de 6.000 millones fijada por la UE. De no haberse repuesto el pago mínimo a cuenta, Gestha estima que los ingresos por Sociedades hubieran sido de entre 14.000 y 16.100 millones de euros en 2016. Así, y sumados a los millones extra que se recaudarán gracias a la reforma, quedarán –en términos de caja– en una horquilla de entre 22.300 y 24.400 millones, frente a los 24.868 millones presupuestados.

Los ingresos por Sociedades sufrieron un desplome en los siete primeros meses del año superior al 85%, aunque en agosto se recuperaron ligeramente. No obstante, frente a los 7.783 millones que se recaudaron en el acumulado enero-agosto de 2015, este año se han ingresado 5.296 millones, lo que supone un descenso del 32%. En términos homogéneos, la caída supera el 23%. Los expertos la achacan a los cambios normativos en los pagos fraccionados que contemplaba la reforma. Ignacio Wucherpfennig, socio director de AdandLaw, recuerda que la modalidad que debían aplicar las medianas y grandes empresas –cuyo importe neto de su cifra de negocios es superior a 6 millones de euros– ha sufrido una importante reducción respecto al pasado ejercicio, lo que se vio reflejado en el primer pago fraccionado, a efectuar en el mes de abril y que recayó sobre la parte de base imponible obtenida durante el primer trimestre del año.

Santiago Álvarez recuerda que Sociedades aporta ahora prácticamente la mitad de la recaudación anterior a la crisis, y lo relaciona con la débil recuperación de los beneficios empresariales y con los recursos dedicados a reducir el nivel de endeudamiento. Asimismo, explica que también hay factores de técnica tributaria, como el hecho de que hoy en día pueden deducir algunos gastos que tuvieron que diferir años atrás por motivos recaudatorios.

Wucherpfennig piensa que la reforma de Sociedades será un arma efectiva en la lucha para reducir el déficit, ya que los pagos fraccionados del Impuesto se van a ingresar en octubre y diciembre. Pero son muchos los expertos que la consideran pan para hoy y hambre para mañana. El socio director de AdandLaw explica que los pagos fraccionados son a cuenta del Impuesto sobre Sociedades definitivo, a declarar en julio de 2017. El hecho de que el tipo efectivo de gravamen, una vez compensadas las bases imponibles negativas de ejercicios anteriores y aplicadas las exenciones por doble imposición y las deducciones en la cuota, puede resultar muy inferior al 23% del resultado contable positivo de la sociedad –establecido para efectuar el pago fraccionado–, podría dar lugar a importantes devoluciones el próximo ejercicio.

Los Técnicos de Hacienda valoran esta reforma como «una nueva patada adelante del Gobierno en materia fiscal, pues apenas un año después de suprimir el pago a cuenta lo ha vuelto a recuperar para intentar salvar la cara ante las autoridades europeas». Carlos Cruzado admite que el anticipo de Sociedades permitirá hacer caja a las arcas públicas, pero advierte de que cuando se suprima esa medida dentro de dos años el efecto será el inverso. «Se desplomará la recaudación de nuevo, como ha sucedido este año, lo que obligará a adoptar otras medidas. Es decir, el endurecimiento del pago mínimo a cuenta del Impuesto de Sociedades sin aumentar su carga fiscal no es más que una operación contable para salvar las cuentas públicas de 2016, pues lo que se recaude de más este año se perderá después», apostilla.

En el ámbito de Sociedades, desde Gestha opinan que resulta fundamental equiparar la tributación entre pymes y grandes corporaciones para evitar el actual desfase. De hecho, ya recomendaron en 2012 que se creara un nuevo tramo del 35% en este Impuesto para bases imponibles a partir del millón de euros de facturación, «lo que hubiera permitido recaudar casi 13.500 millones más».

En cualquier caso, el sistema de pagos fraccionados no es más que un anticipo a cuenta de la cuota tributaria total a ingresar en la declaración del Impuesto, por lo que si se ha realizado un pago sensiblemente inferior al del ejercicio 2015, la cantidad a deducir por dicho concepto en la declaración definitiva, a presentar en 2017, también será notablemente menor. Así, «el impacto recaudatorio negativo tan importante sufrido en estos primeros meses de año tendrá una indudable recuperación en julio de 2017».

Respecto a las medidas adoptadas en la anterior reforma fiscal del Impuesto y que han podido dilapidar la recaudación, Wucherpfennig señala la importante reducción del tipo impositivo general –que ha pasó del 30% en 2014, al 28% en 2015 y al 25% en 2016– y destaca algunos cambios normativos contenidos en la Ley 27/2014, relacionados con los gastos fiscalmente deducibles en concepto de amortización, la reserva de capitalización o la compensación de bases imponibles negativas, ya que no cabe duda de que la grave crisis económica ha afectado a la cuenta de resultados de las empresas españolas, generando importantes bases negativas que se compensarán con las bases positivas de este ejercicio y de los siguientes. Las exenciones para evitar la doble imposición de dividendos y rentas derivadas de la transmisión de valores, las deducciones por reinversión de beneficios extraordinarios y la tributación única reducida del 15% para entidades de nueva creación fueron otras de las novedades que afectaron.

Los ingresos logrados por Sociedades durante los primeros seis meses del año nunca habían sido tan negativos como este ejercicio. De hecho, en 2007 el tributo recaudó casi 9.000 millones hasta junio, lo que le permitió acabar el año con unos ingresos superiores a los 44.800 millones. No obstante, el socio director de AdandLaw destaca que la recaudación durante la crisis fue quizás menos negativa por las medidas extraordinarias y transitorias que adoptó el Gobierno, a través de diversos Reales Decreto-Ley y que afectaron tanto al Impuesto sobre Sociedades como al IRPF y al IVA.

Pese a que los tipos impositivos en España sean superiores a la media europea, la recaudación por Sociedades es inferior. Los ingresos derivados de este tributo han sufrido un auténtico varapalo durante la crisis, puesto que entre 2007 y 2014 se dejaron de ingresar más de 173.000 millones por este concepto. Desde Gestha admiten que la adversa coyuntura económica explicaría cierta pérdida de recaudación en consonancia con la caída de la actividad, pero sobre todo la achacan a la evasión, al fraude y a las posibilidades que tienen las mayores empresas de reducir su factura fiscal, aprovechando los «huecos» que deja la normativa y que les permite pagar unos tipos efectivos muy por debajo de los nominales. «Todos estos factores combinados han dado lugar a una pérdida de ingresos vital para una economía que se encuentra en plena recuperación económica, la cual nunca será completa sin una reforma fiscal integral», recalcan.

LOS EMPRESARIOS PROTESTAN

Desde la CEOE consideran excesivo el aumento de los pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades, ya que pese a compartir los esfuerzos de consolidación fiscal, lamentan que recaigan sobre la actividad empresarial.

Bernardo Aguilera, director de Economía y Asuntos Europeos de CEOE, asegura que se trata de una medida desproporcionada porque dobla el tipo -del 12 al 23-24 %- y reduce el umbral para ese pago anticipado -de 20 a 10 millones de facturación-. Así, las empresas que facturen más de 10 millones de euros habrán de ingresar entre el 20 de octubre y el 20 de diciembre unos 24.000 millones de euros, una cantidad que tendrán que abonar en apenas 20 días y que, probablemente, no tenían presupuestada ni prevista en sus necesidades de tesorería.

Más allá de acarrear problemas en la solvencia de algunas entidades a corto plazo y de suponer en algún caso incluso una revisión de la calificación crediticia –con el consiguiente encarecimiento de la financiación–, los imprevistos económicos en las compañías conllevan un impacto en sus finanzas. Y es que descontar de la tesorería de las empresas una cantidad tan elevada supone que ese dinero anticipado no podrá ser dedicado a la inversión y a la creación de riqueza y empleo por parte del sector privado. Sobre todo, teniendo en cuenta el anuncio de que esta medida persistirá. Aunque Aguilera considere que la reducción del déficit resulta absolutamente prioritaria, piensa que habría de conseguirse también por otras vías, como disminuyendo el gasto. En especial, el no productivo. Y es que las empresas españolas compiten con rivales situados en otras jurisdicciones que, al no estar afectadas por medidas de este tipo, disponen de más liquidez para acometer inversiones y proyectos de investigación, a la vez que su financiación será más barata. Así pues, «la competitividad de nuestras empresas se puede ver comprometida a corto y medio plazo», lamenta el director de Economía y Asuntos Europeos de CEOE.