Política exterior
Un Brexit «duro» amenaza al sector agroalimentario español
La exportaciones a Reino Unido caerían un 5,4% en términos interanuales en 2020, según L´Institut Agrícola Catalá de Sant Isidre
España es uno de los países más directamente afectados por el Brexit. No sólo son importantes el peso comercial de Reino Unido en las cuentas exteriores de España, y los intereses de las empresas españolas en las islas. En Gran Bretaña, viven más de 300.000 españoles concentrados en la región de Inglaterra, mientras que en España la cifra de británicos residentes supera los 400.000 repartidos fundamentalmente entre las Islas Baleares, Canarias y la Costa del Sol. En un entorno económico como el actual, esto supone un grave problema para cuatro cuestiones esenciales –visados, asistencia sanitaria, educación y pensiones–, pero, muy especialmente, para un sector clave como es la agricultura. A pesar del paraguas de Bruselas, España está obligada a entenderse con las autoridades británicas en tanto en cuanto afectaría a la estabilidad de la inversión directa exterior y los intereses empresariales de España en Gran Bretaña.
Un Brexit sin acuerdo llevaría al sector agroalimentario español a la recesión. La caída de exportaciones a Reino Unido podrían caer hasta un 5,4% interanual en 2020, tal y como advierte un informe elaborado por L´Institut Agrícola Catalá de Sant Isidre.
Último minuto
El análisis también destaca que un Brexit con acuerdo antes del 29 de marzo amortiguaría los efectos negativos sobre el sector agroalimentario español, reduciendo el crecimiento de las exportaciones hasta el entorno del 1% interanual (resultados similares a los de 2017 con respecto a 2016, primer año de incertidumbre después de la votación del 23 de junio de 2016). Incluso, en un escenario de Brexit con acuerdo en el último minuto, le costará a la economía española entre una y dos décimas de crecimiento del PIB y 300.000 empleos, más de la mitad de los creados al cierre de 2018. Además, una apreciación continuada del euro frente a la libra esterlina restaría competitividad al sector agroalimentario, perdiendo su actual estatus de principal proveedor de alimentos a las islas británicas.
Para determinar el coste total esperado de la salida de Reino Unido de la Unión Europea para el sector agroalimentario español, es necesario calcular dos impactos: por un lado, un impacto directo a través de la balanza comercial de España con Reino Unido junto a sus inversiones; y, por otro lado, un impacto indirecto basado en el probable recorte de fondos que el sector agrícola español recibe de la Política Agraria Comunitaria (PAC) debido a la posición de Reino Unido como contribuyente neto al Presupuesto comunitario.
A partir de los últimos datos publicados por la Secretaría de Estado de Comercio correspondientes a los nueve primeros meses de 2018, se observa que Reino Unido es el quinto país destino de las exportaciones agroalimentarias españolas con una cuota del 8% sobre el total y del 6% del total de importaciones. Se trata, por tanto, de un socio preferencial en materia agroalimentaria y con un alto grado de dependencia de los productos españoles. En este sentido, las autoridades británicas han puesto prioridad en el control del abastecimiento de alimentos básicos procedentes de España dentro de los planes de contingencia ante un posible Brexit sin acuerdo. Reino Unido produce en la actualidad el 60% de su consumo agroalimentario. Sin embargo, los productos agroalimentarios británicos apenas se consumen en el interior, dado que exporta a la Unión Europea el 70% de su producción. Con lo cual, su grado de dependencia de las importaciones españolas y de otros países europeos es mayor aún más si cabe, especialmente ante la preocupación de que la tasa de inflación suba más.
Dentro del proceso de diversificación de las exportaciones españolas, uno de los mercados geográficos donde más ha dirigido su foco es a Gran Bretaña, especialmente gracias a la evolución de las preferencias de sus ciudadanos por productos de mayor calidad a precios competitivos. En este sentido, en el periodo 1995-2017, el tamaño del mercado británico para el sector agroalimentario español ha crecido a un ritmo del 6,5% medio anual hasta alcanzar un valor nominal de 3.802 millones de euros. Estimando el cierre de 2018, proyectando la tasa de crecimiento promedio anual de las últimas dos décadas, las exportaciones superarán los 4.000 millones de euros (en torno a 4.050 millones).
Este crecimiento de las ventas a Gran Bretaña se ha realizado con un control extraordinario de las importaciones, las cuales en el mismo período señalado se han mantenido prácticamente estables. De ser España un país importador de productos agroalimentarios de Reino Unido (especialmente productos preparados y bebidas), ha pasado a ser un exportador neto gracias al sector de frutas y hortalizas, grasas y aceites y el sector pesquero (en menor medida también la producción tabaquera) y reduciendo el déficit comercial en bebidas, carne y preparados.
Posición de la PAC
No sólo existe un impacto directo en forma de comercio entre España y Reino Unido. La otra fuente de impacto es indirecta vía financiación del Presupuesto de la Unión Europea, la cual ya se tiene que plasmar en el nuevo Marco Financiero Plurianual 2021-2017. Sin embargo, a día de hoy, no se sabe quién o qué va a llenar el hueco que deja Reino Unido en Europa tanto en el presupuesto comunitario como en el sistema financiero europeo, cosa que es de vital importancia para España en materia de cuantificación definitiva de la PAC y los fondos de cohesión. Desde luego, el Brexit debería ser un motivo de preocupación para los agricultores y ganaderos españoles cuya posición en la PAC queda debilitada por mucho que ya no se tenga que pagar el famoso «cheque británico».
«En suma, las consecuencias sobre España y sus empresas se alargarán en el tiempo, siendo más duras cuanto más se prolongue esta situación de conflicto institucional. Para muchas empresas españolas (especialmente las agrícolas, energéticas y de infraestructuras) su supervivencia en Reino Unido depende de que se respete el actual modelo concesional y no se caiga en proteccionismo comercial. Conforme se acerca la fecha del 29 de marzo de 2019, las tensiones crecen y la incertidumbre se dispara. Sin embargo, la experiencia también señala que puede tratarse de otra negociación más al estilo europeo que termina bien en el último minuto. Esperemos que así sea», concluye el informe.
✕
Accede a tu cuenta para comentar