Estados Unidos
Un juez de EEUU aprueba el plan de Detroit para salir de la bancarrota
Un juez federal aprobó hoy el plan trazado por la ciudad de Detroit (EEUU) para reestructurar alrededor de un tercio de su deuda de 18.000 millones de dólares y salir así de la situación financiera que le llevó a declararse el año pasado en bancarrota.
El juez Steven W. Rhodes, del Tribunal de Bancarrotas de Estados Unidos para el Distrito Este de Michigan, al que corresponde Detroit, dio el visto bueno al plan de la ciudad para reestructurar alrededor de 7.000 millones de dólares en deuda e invertir unos 1.700 millones en servicios públicos.
“Lo que ocurrió en Detroit no puede volver a ocurrir, no debe repetirse en ningún lugar de este estado”, dijo Rhodes en una audiencia.
La decisión llega más de 15 meses después de que Detroit se declarara en bancarrota debido a su enorme deuda y pérdida de población, y su rápida resolución en los tribunales se produce gracias a que la ciudad alcanzó previamente acuerdos con todos sus acreedores.
En julio, los alrededor de 24.000 pensionistas de la ciudad aprobaron el plan, en base al cual los funcionarios jubilados afectados aceptan una rebaja en sus pensiones del 4,5 % y los bomberos y policías renuncian a la actualización por el coste de la vida de las suyas.
Además, el plan implica el cambio de manos de uno de los activos más valiosos de la ciudad, el Instituto de Arte de Detroit, que pasará a un fideicomiso privado y se financiará gracias a unos 816 millones de dólares en donaciones de fundaciones, corporaciones y el estado de Michigan.
De este modo, la impresionante colección del Instituto del Artes de Detroit (DIA), compuesta por unas 60.000 piezas incluidos murales de Diego Rivera y pinturas de Pablo Picasso, Vicent Van Gogh, Henri Matisse o Juan Gris, se salvó de ser vendida, que fue una de las opciones que se barajó.
La capital del motor estadounidense lleva en caída libre desde la década de 1990, tras nefastas gestiones de alcaldes, a lo que se sumó la crisis financiera de 2008, y terminó por acabar en suspensión de pagos.
La ciudad ha perdido un 60 por ciento de su población desde los años cincuenta y ahora tiene unos 700.000 habitantes. Tan sólo entre 2000 y 2010 experimentó la salida de una cuarta parte de sus habitantes, lo que dejó zonas convertidas en barrios fantasmas.
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