Editorial

Un maquinista fiable para guiar a Europa

El candidato socialdemócrata resulta ser el político más parecido a Angela Merkel

Los alemanes acuden hoy a las urnas para elegir al sucesor de Angela Merkel bajo la sombra de un empate técnico entre los dos grandes partidos, la CDU y el SPD, que puede dilatar en el tiempo la formación de un nuevo gobierno en Berlín y, por lo tanto, retrasar significativamente los cambios en la política económica y financiera que precisa la Unión Europea tras la pandemia, entre otras cuestiones, porque el otro puntal comunitario, Francia, entra en período electoral mucho más incierto que el germano. Pero, a pesar de la inconcreción sobre el resultado que arrojan las últimas encuestas, nada sería más irreal que describir a una Europa conteniendo el aliento ante unos comicios alemanes en el que los dos principales candidatos, el socialdemócrata Olaf Scholz y cristianodemócrata Armin Laschet, apenas mantienen diferencias de matiz sobre los grandes asuntos de la política comunitaria.

De hecho, se da la paradoja de que es el veterano socialista a quien muchos electores identifican con la figura y las políticas de la canciller saliente, rasgo que el propio Scholz, que ha sido vicecanciller y ministro de Finanzas en el gobierno de gran coalición, se ha encargado de resaltar a lo largo de toda la campaña. Por supuesto, esto no significa que ambos candidatos sean intercambiables, pero sí que la estabilidad interna alemana no corre mayor peligro, sobre todo, una vez que el partido de los Verdes, que arrancó con las mayores expectativas de voto, se haya venido abajo en las encuestas tras una serie de errores de principiante, que lo es, de su candidata Annalena Baerbock. El cuarto partido en liza, los liberales de Christian Lindner, apenas aspiran a recobrar su papel de bisagra en cualquiera de las dos coaliciones posibles del futuro gobierno.

Eso sí, con una condición, que Alemania y, por ende, la Unión Europea vuelvan a la estabilidad presupuestaria acabada la barra libre de endeudamiento fiscal que trajo la pandemia del coronavirus. En cualquier caso, cabe preguntarse cuáles serían hoy las posibilidades de triunfo de la CDU de no haber perdido muchos meses en las disputas internas que llevaron a proclamar con mucho retraso la candidatura de Laschet, poco apreciado entre sus bases, pero que ha ido recuperando terreno en los últimos días. Tal vez, porque a pesar de la omnipresencia del problema del calentamiento climático, cuestión trasversal a todos los partidos, los electores prefieren, aunque no lo digan, mayor mesura en los cambios.