
Editorial
Una izquierda vieja, en un mundo nuevo
Tal vez, lo más significativo de la entrevista que hoy publicamos con el presidente de Foment del Treball y vicepresidente de la CEOE, Josep Sánchez i Llibre, sea la zozobra que transmite un empresario español, embarcado en los desafíos del siglo XXI, de que una izquierda gobernante como la actual, anclada en sus viejos presupuestos ideológicos, se revele incapaz de abordar con éxito el pacto social de progreso que necesita España. Y es así, porque el relato entre líneas de nuestro interlocutor nos devuelve a escenarios antiguos en las relaciones laborales, de confrontación, con los mismos y manidos prejuicios sostenidos frente a los «malvados patronos».
Vaya por delante, que en cuestiones como la reforma de la legislación laboral o del sistema de pensiones, no hay más estrategia gubernamental que incrementar los costes de contratación por medio de mecanismos fiscales y establecer mayores controles sobre la actividad económica, que atacan directamente la capacidad de adaptación a un mercado flexible y cambiante de quienes, precisamente, crean empleo. Y no cabe argüir en la defensa de los derechos de los trabajadores, ya garantizados por las leyes vigentes. Así, señala Sánchez i Llibre, en lugar de facilitar las condiciones para generar empleo, aumentar la competitividad del tejido empresarial y reducir al mínimo las bolsas de economía sumergida, el Gobierno opera en el sentido opuesto, desde planteamientos que, como en la temporalidad, no tienen en cuenta la realidad económica española, con una alta dependencia del turismo, o que, simplemente, parten de axiomas falsos, como la identificación de lo temporal con lo precario.
Ciertamente, no es posible negociar desde unas premisas equivocadas, que ponen el acento en las disfunciones de algunos sectores empresariales, que, por supuesto, existen, y obvian la realidad de un tejido de empresas innovadoras y potentes, que son referencia en los mercados internacionales, modelo al que se debería aspirar. No parece, sin embargo, que vayamos a asistir a un cambio de actitud política, incluso, cuando desde el mismo Gabinete se admite la dificultad de reformar unas las leyes laborales que han demostrado su eficacia a la hora de enfrentar las consecuencias de la pandemia.
Tampoco, cuando los cálculos más elementales ponen en duda que los incrementos de las cotizaciones sociales compensen, al menos, la pérdida de los puestos de trabajo que no se van a crear. Dice Sánchez i Llibre, que el objetivo a lograr sería llegar a los 22 millones de cotizantes de la Seguridad Social en los próximos años, lo que garantizaría la sostenibilidad del sistema. Pero, mucho nos tememos, que esa izquierda vieja que nos gobierna va a seguir su manual de siempre: impuestos, controles y, sobre todo, desconfianza en la capacidad de los empresarios como creadores de riqueza.
✕
Accede a tu cuenta para comentar