Editorial

Los españoles, contra el frentismo político

Los ciudadanos demandan más puntos de acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales y creen que las formaciones nacionalistas ejercen una influencia negativa sobre las decisiones del Gobierno

La gran mayoría de la opinión pública no participa del frentismo que preside la actual política española. Todo lo contrario. Los ciudadanos demandan más puntos de acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales y creen que las formaciones nacionalistas ejercen una influencia negativa sobre las decisiones del Gobierno que sería necesario reducir. Al menos, así se desprende de los resultados del último balance político nacional que ha elaborado «NC Report» para LA RAZÓN, encuesta que trasluce la preocupación de los españoles ante de la deriva independentista, fruto de la minoría parlamentaria de un Gabinete que, según la mayoría de los consultados –el 61,9 por ciento, para ser exactos–, estaría cediendo en exceso ante las demandas nacionalistas. Se trata de una percepción compartida en todas las franjas de edad, lo que no suele ser habitual, y debería servir de punto de reflexión a una clase política cuya actuación, dicho sea de paso, se percibe con los peores tintes por parte del cuerpo social. Porque, lo cierto, es que dos de cada tres españoles reclaman más pactos de Estado entre el PSOE y el Partido Popular, que sería la mejor fórmula para reconducir esa deriva en las decisiones gubernamentales. Pactos que, por supuesto, incluyen la renovación pendiente de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pero, también, la adecuada respuesta a actuaciones que despiertan la alarma de la mayoría social. Situaciones como el acercamiento de presos etarras a cambio de los votos de Bildu, o la del castellano en Cataluña –que un 60,1 por ciento de los encuestados ve en peligro, con una reacción del Gobierno, en el caso concreto de Canet de Mar, valorada negativamente de manera general– que dejan poco espacio a la especulación política. Es evidente que esa percepción se encuentra en el trasfondo de los malos resultados que otorgan las encuestas preelectorales a los partidos de la coalición gubernamental, el PSOE y Unidas Podemos, que va más allá de la gestión económica provocada por la pandemia. Sin embargo, no vamos a caer en angelismos, no parece que en La Moncloa se vislumbre el menor cambio en una estrategia que, al menos, hasta el momento está dando los resultados apetecidos, pues, con los Presupuestos Generales aprobados, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, considera que tiene garantizado el cumplimiento de lo que resta de legislatura, incluso, aunque se produjera una ruptura con sus valedores nacionalistas, factor que no es posible descartar. Se aducirá que la demanda ciudadana de un mayor acercamiento político también exige un cambio de postura en el principal partido de la oposición, pero es un planteamiento ciertamente falaz porque correspondería al Gobierno dar el primer paso y, sobre todo, desde la voluntad de negociar.