Editoriales
Madrid, espejo del desgaste del Gobierno
El sondeo sobre la evolución del voto en la capital de España que, hoy, publica LA RAZÓN y ha sido elaborado por «NC Report», presenta algunos indicadores que deberían hacer reflexionar tanto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como a la líder de facto de la izquierda radical cogobernante, Yolanda Díaz, sobre la conveniencia de mantener a todo trance la actual legislatura, so pena de ahondar aún más en la deserción de unos votantes, ciertamente, desalentados por una gestión pública errática, que las campañas de propaganda no consiguen maquillar.
Se nos dirá que la ciudad de Madrid no puede ser tomada como referente de todo el cuerpo electoral y podríamos aceptar el argumento si no fuera porque las tendencias del electorado que revela la encuesta se vienen replicando en la mayor parte del territorio nacional. Con un factor añadido, que es preciso resaltar, y que no sólo procede del análisis demoscópico sobre el trasvase de votantes entre partidos, sino del apartado de «nuevos electores», con resultados demoledores para la opción socialista.
Cautelarmente, se puede aducir que el trabajo de campo del sondeo se ha llevado a cabo cuando el escándalo del espionaje y la destitución de la directora general de CNI ocupaban los mayores espacios informativos, pero, en cualquier caso, sólo cabría deducir que las justificaciones de la actuación gubernamental no han convencido siquiera a los propios simpatizantes socialistas.
De hecho, la fuerte subida en la intención de voto que registra el Partido Popular en la capital de España, que dejaría, de celebrarse hoy las elecciones, al actual alcalde, José Luis Martínez-Almeida, al mismo borde de la mayoría absoluta, se cimenta, por un lado, en la caída de las expectativas de voto de Ciudadanos –menor de la esperada, sin duda, por el tirón personal de Begoña Villacís– y, por otro, en el trasvase de antiguos votantes socialistas hacia la opción popular, que el sondeo cifra en un 16,5 por ciento, es decir, 37.000 sufragios, mientras que a Vox le respaldarían 12.000 antiguos votantes del PSOE.
Si, además, tenemos en cuenta que por la opción socialista sólo se decantaría el 12,8 por ciento de los nuevos electores, frente al 42,1 por ciento del PP, podemos entender fácilmente cómo es posible que el PSOE madrileño esté abocado a empeorar los resultados de 2019, que fueron los peores de su historia. Y todo ello, en medio de una caída generalizada del voto de la izquierda radical, que prefiere optar por la abstención antes que por los partidos que conforman el gobierno de coalición. Porque, aún con un descenso de 6 puntos y 4 concejales, Más Madrid se mantendría como segunda fuerza política en la capital, pero Unidas Podemos e Izquierda Unida se quedarían presumiblemente fuera del consistorio. Y no parece que haya mascarillas suficientes para arreglarlo.
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