Coronavirus

El uso de recursos digitales educativos se triplicó durante el confinamiento en España

Ismael Sanz, autor del estudio
Ismael Sanz, autor del estudioLa RazónLa Razón

Acaba de presentarse el número 166 de Papeles de Economía Española, una revista con mucha tradición en investigación en economía. He tenido la oportunidad de coordinar este número que se ha dedicado a “Capital Humano y Economía Digital” y que se puede descargar integra y gratuitamente desde https://www.funcas.es/revista/el-capital-humano-en-la-economia-digital/ Uno de los artículos de este número es el centrado en el uso de los recursos educativos digitales durante el cierre de los centros educativos durante el confinamiento del que soy co-autor junto con Luis Miguel Doncel y Miguel Cuerdo (URJC). Los primeros trabajos basados en pruebas externas y estandarizadas indican que los alumnos podrían perder la mitad de lo que se aprende en un año escolar por el cierre de los centros educativos en el curso 2019-2020. El efecto sería superior también al que corresponde con los tres meses en los que se cerraron los colegios, derivado de que el confinamiento se unió a las vacaciones de verano en las que habitualmente los estudiantes olvidan parte de lo aprendido previamente.

El artículo reproduce también la metodología recientemente propuesta por Bacher-Hicks, Goodman y Mulhern en Journal of Public Economics para el caso de España, analizando en tiempo real la evolución semanal de la intensidad de búsquedas de recursos educativos digitales durante el estado de alarma.

El artículo muestra que en España, el confinamiento ha hecho que se triplicara la búsqueda de recursos educativos digitales en el mes de marzo de 2020 con respecto a niveles de las semanas previas, un incremento que aún perdura a principios del curso 2020-2021.

Las búsquedas de herramientas digitales educativas se han situado en unos registros en España que, de otra manera, no se hubieran alcanzado hasta 2022. Pero al contrario que en EE.UU., en nuestro país no parece apreciarse una divergencia en la búsqueda de los recursos educativos digitales a causa de nivel de renta familiar, al menos en lo que a recursos educativos digitales de libre acceso se refiere. Lo peor está en que aunque la comunidad educativa, empezando por los docentes, ha hecho un gran esfuerzo como se desprende de multiplicar por tres el uso de los recursos educativos digitales, la educación online no logra sustituir a la enseñanza presencial. Los alumnos que proceden de niveles socioeconómicos desfavorecidos y los que iban más rezagados son los más perjudicados al abandonar la enseñanza presencial por la online.

El grupo de investigación de la Profesora Jessica Heppen ya desmotró que cuando a los alumnos de una misma clase se les asigna aleatoriamente un formato online o presencial, los primeros obtienen un resultado de un 20 por 100 de la desviación estándar por debajo del de los segundos, junto con una menor probabilidad de aprobar (66 por 100 frente a 78 por 100).