Cine
El último tango de Sergi López
Bajo el aspecto de un drama carcelario que resulta no ser tal, la nueva película de Frédéric Fonteyne ofrece la enésima reivindicación de la cultura como el principal modo de liberación del hombre. «Tango libre» trata sobre cómo este baile popular argentino es capaz de unir a los presos violentos e irascibles de una cárcel cuyos pasillos acaban convertidos en verdaderas milongas. «Esta comedia, también trágica, encierra el doble sentido de que estando presos, el baile nos sirve para elevarnos, para trascender lo puramente material. En momentos tan complicados, la cultura es un territorio difícil de defender porque parece que existen parcelas más importantes. Pero ésta también lo es», asegura Sergi López, uno de los protagonistas de la historia.
El actor encarna a un convicto inmerso en un triángulo amoroso que forman él, su esposa, y un amigo, también preso, con el que ella tiene un hijo. Al trío se une un funcionario de prisiones. «Se presenta como un prototipo de hombre celoso, posesivo, que ralla lo violento. Sin embargo, a medida que avanza la historia resulta interesante ver cómo se convierte en un héroe. Por el amor a una mujer, consigue que toda la prisión acabe bailando tango», añade el intérprete.
López, que ha desarrollado buena parte de su carrera en la industria francesa, se considera «un mal ejemplo en la situación que vivimos. Tengo mucha suerte porque en este país se hacen más producciones. Soy un privilegiado», asegura. Recién nombrado vicepresidente de la Academia de Cine Catalán, en la candidatura encabezada por Isona Passola, se pone los objetivos de «escuchar a toda la gente del oficio y apoyar en la promoción de las películas. Organizarse siembre es bueno», explica López, para lanzar, por último, un mensaje de optimismo: «Hay que contagiar la idea de que las cosas son posibles».
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