Elecciones andaluzas
El PP votará en contra de la investidura de Díaz si vence
Los populares no se abstendrán para forzar a la presidenta a retratarse en sus pactos de gobierno. Si el PSOE no lograra una mayoría de «síes» podría llegar a tener que volver a convocar elecciones
No se abstendrá en la investidura de la presidenta, que tendrá que repetir los comicios si no pacta
Ante un nuevo Parlamento andaluz que se perfila con una fragmentación sin precedente, la estrategia popular descarta la posibilidad de abstenerse en la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía en el caso de que el PSOE sea el partido ganador de las elecciones del próximo domingo. Votarán en contra porque dicen que su apuesta tiene que ser por el cambio. Las encuestas internas que maneja el PP confirman que los dos partidos bajan en apoyo popular, pero a una semana de la cita con las urnas dejan una horquilla alrededor de los cuatro puntos de diferencia a favor del PSOE. El escenario está, por tanto, muy abierto, teniendo en cuenta, advierten en Génova, de que la «campaña está sentando bien» a su candidato, Juan Manuel Moreno.
Si se cumpliese el pronóstico de que Susana Díaz gana las elecciones, pero por muy poco margen con el segundo partido más votado, el PP, y dejándose bastantes escaños en el camino, la líder de los socialistas andaluces puede tener serios problemas para ser investida. Hasta el punto de que todo dependa de su capacidad de entenderse con Podemos o con Ciudadanos, depende de cómo quede el reparto. En la actualidad, conforme a los resultados de las elecciones autonómicas de 2012, el PP cuenta con 50 diputados en el Parlamento andaluz, el PSOE-A tiene 47 e Izquierda Unida, 12. En Andalucía, conforme a su regulación autonómica, la investidura sale adelante cuando el candidato consigue más «síes» que «noes», y la votación puede repetirse tantas veces como sea necesario. Ahora bien, si se cumplen las previsiones, Susana Díaz tendrá que remangarse para volver a gobernar. En el equipo electoral del PP nacional se inclinan por la hipótesis de que el partido de Pablo Iglesias no puede unirse a los socialistas porque eso sería tanto como echar por tierra todo su programa y «ligarse a la casta». Más fácil ven el entendimiento con Ciudadanos y su posible abstención. De acuerdo con los sondeos, sin una «muleta» Díaz tendría que volver a convocar elecciones autonómicas.
En campaña la estrategia del PSOE ha pasado por marcar claramente distancias con el partido de Pablo Iglesias y señalar caminos distintos. Hasta el punto de que Susana Díaz ha hecho más guiños a Ciudadanos que a Podemos. Los pactos postelectorales son, en cualquier caso, un secreto que no se aclarará hasta después de la cita con las urnas. Pero de lo que se ha visto hasta ahora, en el PP sospechan que el candidato de Ciudadanos, Juan Marín, podría ser la llave que le facilitase a Susana Díaz la investidura. Era socio de los socialistas en San Lúcar de Barrameda.
La coyuntura actual, con una bolsa importante de indecisos y una altísima volatilidad del votante, hace que la recta final de la campaña pueda ser más decisiva que en otros comicios. Los partidos van a echar el resto en un esfuerzo de movilización que en el caso del PP ha implicado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y a sus ministros. El lema de esta última semana será apelar al voto útil para frenar una coalición radical de izquierdas que ponga freno a la recuperación nacional y que en el caso andaluz implique ahondar más en las estadísticas que separan a la comunidad del avance de otras autonomías.
La estrategia de tirar del Gobierno para recuperar posiciones la extenderán a las elecciones autonómicas y municipales. El PP prepara un plan de comunidades y provincias «prioritarias», aquellas en las que hay en juego perder un gobierno o ganarlo. Y ahí se centrarán los esfuerzos y se dirigirá la agenda de los dirigentes nacionales, con Rajoy y su Gabinete a la cabeza. El PP confía en que la mejoría económica sirva para borrar las decisiones impopulares de esta Legislatura y el desgaste por los escándalos de corrupción que afectan a sus siglas, con el «caso Bárcenas» y «caso Gürtel» como principal lastre.
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