Elecciones generales
Rajoy: estabilidad frente al «cambio» de un tripartito
Su objetivo es convencer a los votantes que dudan entre el Partido Popular y Ciudadanos
Mariano Rajoy hará gala de su «previsibilidad» en el cara a cara de hoy con el candidato socialista, Pedro Sánchez. En el temario con el que disputará el duelo dialéctico no hay que esperar novedades, y en las formas, tampoco. Rajoy intentará llevar el debate a su terreno, al de las cifras de la recuperación económica y a la comparación entre la España que le dejaron los socialistas hace cuatro años, con paro, decrecimiento, déficit descontrolado y al borde del rescate, y la que deja su Gobierno, un crecimiento positivo del 3,4 por ciento, la creación de 1.500 puestos de trabajo al día y un sistema financiero saneado y con crédito. Su eslogan será que España crece y crea empleo como ningún otro país en Europa. Y frente a esto, el riesgo de apostar por la principal alternativa, el PSOE. Su otro eje argumental será la imagen del tripartito, la idea de que el programa del PSOE es papel mojado porque Pedro Sánchez es un candidato en manos de Ciudadanos y de Podemos.
Rajoy se medirá con Sánchez haciendo valer su experiencia de gobierno, la fortaleza de su partido, su condición de lista más votada y su gestión económica. E intentará captar voto indeciso con su mensaje sobre los riesgos de apostar por un cambio que no sea el cambio económico que su partido ha traído a España. El candidato socialista lleva poco tiempo al frente de su organización política, pero el líder popular echará de nuevo sobre sus espaldas la carga que arrastran las siglas del PSOE desde la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. También le atacará en la política territorial para erigirse él como el garante más solvente de la unidad nacional y de la igualdad entre los españoles frente al chantaje secesionista.
El candidato del Partido Popular ha ensayado un tono moderado y quiere cuidar el perfil centrista que pueda conectar más con el votante que simpatiza con la idea del cambio y duda entre el PP y Ciudadanos. Ése es su principal objetivo. Entre sus asesores valoran la hipótesis de que si el debate se vuelve muy bronco y queda la imagen de que es más de lo mismo, los beneficiados pueden ser los partidos emergentes. Por eso la estrategia de Rajoy se sostiene en el principio de que la beligerancia no tape los argumentos. Ahora bien, su ejecución dependerá también de por dónde decida Pedro Sánchez jugarse lo que en el PSOE entienden que puede ser su última bala antes de las elecciones. Uno de los capítulos más incómodos para el presidente del Gobierno será el de la corrupción y la retahíla de los casos que han afectado a su partido, como el del ex tesorero Luis Bárcenas. Pero confía en que frente a esta cuestión, que Sánchez usará duramente en su contra, y que ha desgastado a las siglas del PP durante esta Legislatura, pueda hacer que pese más el mensaje de que el cambio que España necesita es el que ha permitido que pase de destruir 1.400 puestos de trabajo al día a crear 1.500 empleos diarios. La estabilidad frente a la marcha para atrás. Al cara a cara de esta noche irá también «armado» de datos con los que combatir el discurso de la izquierda sobre la falta de sensibilidad social de su Ejecutivo.
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