Opinión

Hacia una movilidad sostenible, creíble y practicable

Javier Lázaro, Director Comercial de XCharge

Javier Lázaro, Director Comercial de XCharge
Javier Lázaro, Director Comercial de XChargeXCharge

El sector del transporte consume más del 40% de la energía total en España. Esto no sólo implica una importante dependencia energética del exterior y de los precios del mercado internacional, sino que además, al utilizar principalmente hidrocarburos, es responsable del 25% de las emisiones contaminantes de nuestro país.

La electrificación del transporte es, por tanto, imprescindible para ganar la batalla al cambio climático, para sostener la nueva revolución industrial y tecnológica de los servicios, y para mejorar la calidad de vida de las personas en todo el mundo.

En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) establece que en 2030 deberá haber 5.500.000 de vehículos eléctricos en circulación, lo que supone un reto ambicioso, con más de 465.000 unidades matriculadas en 2023, teniendo en cuenta los casi 140.000 vehículos matriculados el año pasado.

El entorno nos sitúa en un objetivo de algo más de 5 millones de unidades a matricular en los próximos siete años, a una media de más de 700.000 matriculaciones anuales, y en un país que matriculó más de un millón de vehículos de todo tipo, incluidos los de dos ruedas, en 2023.

Este parque de vehículos -que incluye turismos, motos, camiones ligeros y autobuses- necesitaría al menos 340.000 puntos de recarga públicos para garantizar su correcto funcionamiento.

Principales barreras

En términos prácticos, las principales barreras para la adopción del vehículo eléctrico son el mayor precio de los coches eléctricos en comparación con los de combustión interna (hasta un 30% más caros con una gama que aún no ofrece una amplia variedad de modelos), la preocupación por la autonomía y la disponibilidad de puntos de recarga de acceso público, los cuales a finales de 2023 se situaban en 30.350 según el Anuario de Movilidad Eléctrica 2023-2024 elaborado por la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE). Con una inversión de 330 millones de euros, esto supone un incremento de 8.777 puntos de recarga más que en 2022. Además, el número de cargadores ultrarrápidos (con una potencia superior a 250 kW) también ha aumentado, en este caso un 90% con respecto a 2022 (el número total casi se ha duplicado, pasando de 309 unidades a 587). Una señal inequívoca de que España está en el camino de asegurar la transición a la movilidad eléctrica.

La principal reticencia común a la hora de adquirir un vehículo eléctrico es que su precio es significativamente superior al de los coches de combustión interna. Sin embargo, la mayor inversión en el momento de la compra del coche se compensa a largo plazo con el ahorro que supone el repostaje eléctrico, ya que el coste asociado de la electricidad es notoriamente inferior al del repostaje de gasolina. Además, los propietarios de vehículos eléctricos no pagan Impuesto de Matriculación (hasta el 14,75% del coste total), se benefician de bonificaciones del 75% en el impuesto municipal de circulación y pagan actualmente un 10% de IVA, en lugar del 21%, en cada repostaje.

Aunque la red eléctrica española es una de las más modernas y eficientes de Europa, todavía existen limitaciones en la potencia de sus infraestructuras y en la cobertura destinada a cubrir las necesidades de las poblaciones más rurales. En estas zonas de España, más alejadas de las grandes ciudades, es aún menos habitual encontrar puntos de recarga eléctrica plenamente operativos, lo que no ayuda a la confianza de los conductores de coches eléctricos que temen que su autonomía no sea suficiente para llegar al siguiente punto de recarga (generando la llamada ansiedad por la autonomía).

Si nos fijamos en qué regiones de España cuentan con más puntos de recarga de acceso público, los tres primeros puestos los ocupan Cataluña (con un 19,5%), la Comunidad de Madrid (13,4%) y Andalucía (12,3%). Mientras, Asturias, Cantabria, Navarra y La Rioja, en el norte de la península, y Extremadura, cierran el ranking con cifras que en ningún caso superan el 3% para cada una de estas regiones.

Por su parte, el fomento de la integración de energías renovables -como la solar - en la infraestructura de recarga también tiene un efecto multiplicador para reducir la huella de carbono.

Infraestructura de recarga como la solución

La movilidad eléctrica se encuentra en un punto de inflexión con la aparición generalizada de vehículos eléctricos más potentes. Estos modelos de nueva generación integran baterías que ahora pueden almacenar aún más energía, lo que por un lado proporciona al vehículo una mayor autonomía, pero también requiere una mayor intensidad eléctrica en los propios puntos de recarga.

Además de multiplicar por más de diez el número de puntos de recarga en los próximos siete años, la investigación y el desarrollo deben centrarse en soluciones que permitan cargar los vehículos en minutos en lugar de en horas. Un ejemplo de ello es el cargador inteligente ultra-rápido C7 de XCharge. Con su elevada potencia de carga de hasta 400 kW, este cargador reduce notablemente el tiempo que los usuarios pasan en la estación de carga. Y gracias a la distribución flexible de la potencia, se pueden cargar dos vehículos simultáneamente para atender a una demanda elevada. Para un conductor que solo aparca para una reunión breve o un cliente que va en coche a comprar alimentos al supermercado, una experiencia de carga completa de 15 minutos puede suponer una gran diferencia, haciendo de los coches eléctricos una opción más práctica para la vida cotidiana.

También es necesario promover esta tecnología en mercados emergentes como el de los vehículos pesados y ampliar la capacidad de las redes inteligentes para garantizar la recarga incluso en horas punta; sin olvidar la instalación de estaciones de carga en lugares estratégicos. En concreto, aparcamientos, centros comerciales, empresas y cocheras de autobuses y camiones serían los puntos clave donde ubicar las estaciones de recarga.

Al mismo tiempo, para fomentar la venta y el uso de vehículos eléctricos, el Gobierno español ha puesto en marcha la cuarta edición de su Plan MOVES, dedicado a incentivar la compra de vehículos eléctricos e híbridos enchufables, así como la instalación de puntos de recarga y otras medidas de movilidad sostenible. El principal objetivo de este programa es fomentar la transición hacia una movilidad más respetuosa con el medio ambiente y reducir las emisiones de gases contaminantes.

Generar confianza y mejorar la experiencia de uso masivo

Aunque los puntos públicos de recarga rápida y ultrarrápida (de 50 kW a 250 kW y por encima de 250 kW) han aumentado de 1.300 en 2022 a más de 2.500 en la actualidad (casi un 93% de aumento), muchos de ellos no están plenamente operativos. En ocasiones, los Operadores del Sistema de Distribución (DSO), las entidades encargadas de distribuir y gestionar la energía desde las fuentes de generación hasta los usuarios finales que la consumen, no suministran suficiente energía a los Operadores de Puntos de Recarga (CPO), responsables de construir y suministrar los puntos de recarga, por lo que no funcionan aunque ya estén instalados. Otras veces, es el propio punto de recarga el que necesita mantenimiento para su actualización y funcionamiento óptimo.

El próximo lanzamiento del mapa interactivo de puntos de recarga del Ministerio para la Transición Ecológica facilitará un uso más eficiente de la infraestructura al poner a disposición del consumidor la ubicación, horarios, modos de recarga y precio por kWh, con datos actualizados de los puntos de recarga.

En cualquier caso, al garantizar que los propietarios de vehículos eléctricos disfruten de una experiencia de recarga rápida y fiable, se contribuirá a la adopción masiva de vehículos eléctricos, haciendo que la movilidad sea sostenible, pero también creíble y practicable.

La optimización de la infraestructura de recarga es un pilar clave en este camino. Ampliando la cobertura, mejorando la tecnología, integrando las energías renovables y ofreciendo incentivos, se puede crear un ecosistema sólido y accesible que acelere la transición. Es hora de actuar con determinación y colaboración para construir un futuro del transporte más sostenible para las generaciones venideras.