Coronavirus
Casado levantará hoy la tregua al Gobierno en el Congreso
El apoyo al decreto de alarma incluirá severas enmiendas de la oposición a la gestión. Exigirán el cierre de actividades como la construcción y que llegue el material de protección
La tregua política empieza a resquebrajarse. Ya se ha roto por completo en el ámbito privado, en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pudo escuchar el pasado domingo duros discursos de presidentes autonómicos sobre los resultados de la coordinación del Ministerio de Sanidad en la compra del material o sobre el alcance de las medidas restrictivas del decreto de alarma.
Pero estas enmiendas se visualizarán hoy con claridad en el Congreso de los Diputados, en otro Pleno excepcional convocado para prorrogar el estado de alarma para hacer frente a la crisis de primer nivel en el sistema sanitario provocada por la epidemia de coronavirus.
Sánchez sacará adelante la prórroga con el apoyo simbólico de PP y Ciudadanos, que respaldarán todas las demás medidas excepcionales que el presidente del Gobierno tenga que adoptar para atender la emergencia. Pero este Pleno ya no será tan sencillo para Sánchez porque habrá posicionamientos mucho más distantes y críticos que los que le recibieron cuando se presentó por primera vez en el Parlamento para decretar el estado de alarma.
La situación ha empeorado y entre los partidos hay dudas sobre si el acelerado avance de los contagios, a un ritmo más rápido y amplio que en China o Italia, y de los fallecimientos no debería obligar a revisar las medidas del decreto para hacerlo aún más restrictivo. Empieza a ser un clamor la demanda de que el Gobierno paralice sectores como la construcción, salvo mantenimiento de infraestructuras, y metalurgia y otras actividades que siguen activas, aunque no puedan ser consideradas como esenciales ni básicas para la logística necesaria para atender la crisis sanitaria.
Pero, además, Sánchez tendrá que gestionar las enmiendas a la falta de previsión en la adquisición del material de protección para los sanitarios. En el Pleno estará esta vez el líder de Vox, Santiago Abascal, a diferencia de hace una semana, cuando se ausentó por estar en cuarentena por el positivo de su compañero de partido Javier Ortega Smith. Y el líder del PP debe ajustar también su discurso al hecho de que tendrá que medirse no tanto con Sánchez sino con su principal adversario político en estos momentos, desde las limitaciones que le imponen sus obligaciones como jefe de la oposición y líder de un partido de gobierno, y que tiene que estar a la altura del sentido de Estado que exige una crisis de este alcance.
Casado endurecerá su posición, aunque mantenga el apoyo al Gobierno, para marcar distancias con las consecuencias dramáticas de la carencia de material y de medios de protección. Las proyecciones que manejan las comunidades son alarmantes, en contagios y fallecimientos. Cuando pase la crisis habrá sin duda una fiscalización de las responsabilides de cada administración, pero lo que es evidente a estas alturas es que el Gobierno no supo ver el alcance de la pandemia y que se ha llegado tarde a los mercados de suministro de material sanitario y, por supuesto, a la atención de la residencias de mayores.
El líder de la oposición empezará a marcar el terreno con prudencia para sacudirse el coste del malestar y la protesta social por cómo está evolucionando la crisis sanitaria. El escenario está marcado por una gran inceritdumbre yla prioridad es salvar vidas, por encima de los pulsos políticos. Pero todo ha quedado arrollado por la crisis, también la agenda catalana por mucho que el líder de ERC, Gabriel Rufián, se empeñe hoy en volver a montarle el «número» al Gobierno en el papel de socio dinamitador de la estabilidad gubernamental. Ya no importan las elecciones gallegas ni vascas ni catalanas. Tampoco habrá Presupuestos este año, y los del año que viene será unos Presupuestos tan condicionados por las secuelas económicas que poco importará para entonces la «mesa» de partidos o el sueño del cambalache de un tripartito en Cataluña a cambio de los apoyos independentistas en Madrid.
Ahora toca mantener el apoyo crítico al Gobierno en el caso del principal partido de la oposición, pero en sus filas creen que esto puede «llevarse por delante a Sánchez». Aunque sepan que no convocará elecciones por muy mal que le vayan las cosas. Dicho esto, en el PP también preocupa que no calen como alternativa y que esta crisis radicalice el voto y acabe beneficiando a Vox. Por eso no dejarán de mirar a Abascal.
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