Gobierno de España

La tentación de la ultra vigilancia

Una de las cámaras de vigilancia en el metro de China
Una de las cámaras de vigilancia en el metro de ChinaLa Razón

La crisis del Covid19, en principio, se ha planteado como una elección entre salud y prosperidad económica, es decir, entre provocar una profunda recesión o impedir que el virus avance.

Sin embargo, en Asia, han rodeado ese dilema optando por el control de movimiento de los individuos que está siendo, al tiempo, un instrumento eficaz contra la pandemia y un aumento de la intervención del Estado en la privacidad.

Es un clásico, seguridad o libertad. El filósofo Byung-Chul Han relataba hace unos días como en China hay 200 millones de cámaras de vigilancia de las que no se puede escapar. Es un Estado que elimina cualquier esperanza de democracia a cambio de seguridad sanitaria.

Occidente ha empezado a mirar con simpatía la vigilancia digital asiática. En Wuhan han sido capaces de utilizar los análisis de los macrodatos para identificar a los infectados y sus movimientos y en Taiwán reciben un SMS si han estado en contacto con una persona contagiada.

El miedo nos hace preferir seguridad a libertad, pero es un instrumento peligroso en manos del Estado porque, en realidad, la vigilancia digital es una forma de arrebatar el empoderamiento a los individuos y a las sociedades porque la información sigue siendo poder y es más eficaz saber dónde estás que prohibirte salir de casa.

El problema no es menor y máxime cuando se suma la falta de transparencia. En China ha aparecido un 50% más de víctimas del Covid19 semanas después de haber levantado el confinamiento, pero la falta de transparencia del gobierno chino no sorprende, se da por hecho en cualquier medición.

Tampoco conocemos las cifras de fallecidos e infectados en España, solo sabemos que hay significativas discrepancias. “Monitorizar” lo que se escribe en redes sociales para evitar fakes sobre el Covid19 es, a primera vista, un instrumento para evitar confusión o pánico en algún caso. Sin embargo, fakes aparecen en algunos medios de comunicación y las pronuncian algunos líderes políticos, el paso de controlar Twitter a limitar la libertad de expresión es un afina línea no justificada.

Es mucho más importante que el gobierno sea transparente con los datos y con la gestión. Cualquier vacío de información veraz tiende a llenarse de basura y mentira, por eso, el mejor control contra los bulos es informar adecuadamente.

El flotador que necesita Pedro Sánchez no es un CIS que utilice el prestigio histórico de la institución para hacernos ver una realidad virtual, en sí mismo eso podría ser una fake, lo que necesita el presidente es un refuerzo técnico para no pegar bandazos.

No da seguridad que un día la mascarilla no sirva para nada, al día siguiente sea recomendable y el próximo sea obligatoria, sin embargo, si la da saber que no es cierto lo que dice el informe de FEDEA que de haber prohibido el 8M se hubiese evitado el 62% de contagios.

Alguien podría pensar que cuando las instituciones no cuentan todo, pero quieren vigilar más, quizá no sea todo por la salud.