Política

La Sanidad, de vuelta al Estado

El Corte Inglés reconvierte su taller de costura de Madrid para confeccionar mascarillas de protección
El Corte Inglés reconvierte su taller de costura de Madrid para confeccionar mascarillas de protecciónEl Corte InglésEl Corte Inglés

La cuestión catalana irrumpió en la política y tuvo como consecuencia que todos los partidos políticos se alinearan en torno a posiciones más radicalizadas. El PP se escoró hacia el nacionalismo centralista, compitiendo en esa banda con la extrema derecha, mientras que el PSOE, preso de sus complejos, lo hizo hacia un federalismo que nadie se atreve a concretar. El Estado de las Autonomías desarrolló España desde 1978.

Logró que llegasen las escuelas y los consultorios médicos hasta el último rincón de la España profunda y los esfuerzos en carreteras y mejora del transporte han permitido mejores niveles de competitividad. Los constituyentes tenían claro el carácter instrumental de aquella arquitectura institucional. Se trataba de unir el Estado, taponar la herida que los separatistas hacían sangrar y, sobre todo, hacer converger todos los territorios de España.

La crisis del Covid-19 ha mostrado la mediocridad de los responsables institucionales. Los presidentes autonómicos vieron la oportunidad de aprovechar electoralmente la pandemia. Desmarques como el de Torra, primero intentando diferenciar las medidas a tomar en Cataluña y después tratando de impedir que las personas mayores recibiesen tratamiento, son inadmisibles. Otros se limitaron a atacar al gobierno central por la falta de materiales sanitarias, como Madrid o Murcia, a pesar de que hasta el 14 de marzo era competencia de las respectivas comunidades autónomas.

Pedro Sánchez, por su parte, ha intentado sobrevivir políticamente a sus errores, mediante un uso abusivo de los medios de comunicación, pero tendrá que responder sobre ellos, sin lugar a dudas. Los problemas están ahí. La falta de unificación de criterios en los tipos de mascarillas a utilizar, en el propio recuento de víctimas o en la forma de evaluar a los escolares. La estupidez ha llegado incluso a algunos ayuntamientos, que exhiben una menor tasa de infectados, como si eso dependiese de ellos. Las Comunidades Autónomas se crearon para cooperar, no para competir ni para obstaculizar la tarea del Estado.

Sin embargo, la dinámica de los últimos años ha llevado a la fragmentación de políticas que perjudican a los ciudadanos. La planificación de inversiones en infraestructuras sanitarias o educativas no puede depender de los gobiernos autonómicos. No es razonable que un alumno realice un esfuerzo diferente para aprobar si reside en Madrid o en Navarra y la gestión de una pandemia no puede quedar en manos de los gobiernos autonómicos.

Ver a Miguel Ángel Revilla intentar arañar votos exhibiendo las mascarillas del gobierno cántabro, como si fuese una feria, es la imagen de lo que no debe ser este país. Pedimos más Europa y, a la vez, fragmentamos más España. El Covid19 está dejando muchas cuestiones para un debate que debe ser leal y sosegado. Una de ellas es la necesidad de iniciar un proceso de recentralización de algunos servicios y prestaciones sanitarias.

Los virus no entienden de fronteras, en ese sentido son más listos que algunos seres humanos. La formación de nuestros jóvenes debe ser igual de buena en toda España. Eso no es incompatible con el estado de las Autonomías.